"Eminencia", le dicen en los círculos médicos y académicos. "Maestro", lo llaman en los pasillos de los hospitales. Pero el doctor Juan Carlos Parodi, cirujano y creador de una técnica revolucionaria para operar aneurismas abdominales -la endoprótesis que hoy se aplica en todo el mundo y disminuyó a la mitad la cantidad de muertes de hombres y mujeres con graves problemas vasculares- no siente que eso lo represente: "Soy simplemente un médico", dice. Su biografía dirá que es un médico, sí, y que salvó miles de vidas, incluyendo la del príncipe Rainiero de Mónaco y la del Papa Francisco. "Para mí todos los pacientes son iguales", afirma. Y cuenta con emoción aquel primer encuentro con el Padre Jorge Bergoglio que lo llevó a construir una amistad que hoy perdura: "El padre Jorge tenía una gangrena en la vesícula y una peritonitis, se estaba muriendo. Corría el año 81 y me llevaron a la medianoche a verlo a un sanatorio de unas monjitas. Estaba realmente muy mal. Lo operé y se salvó. En 2014, cuando ya era Papa, viajé con mi mujer -Tati- a Roma y lo visité en Santa Marta. Yo no me acordaba de lo ocurrido, pero él me presentó como el cirujano que le había salvado la vida… fue una gran emoción". A los 75 años Parodi llegó al libro Guinness de los Récords como uno de los científicos de Latinoamérica con más patentes de procedimientos médicos registradas en el mundo. ¿Cuántas? "280", responde con una sonrisa. Luego de años en la prestigioso Cleveland Clinic y de que su técnica haya sido señalada por Harvard como una de las más revolucionarias de los últimos 100 años, el médico volvió a vivir a la Argentina. Lo primero que hizo fue visitar los barrios más vulnerables y pobres de la zona norte, donde vive. "Sentía que tenía que hacer algo, pero lo que ví me shockeó". ¿Qué vió? "Niños desnutridos, sin dientes, sin oportunidades para salir de la pobreza, no deseados, mendigos, olvidados". "Soy cirujano y por eso actúo. Al ver a esos chicos, a los que no se le respetan sus derechos, sentí que tenía que hacer algo. Frente a esa tremenda realidad lo primero que hice fue buscar entender qué nos espera en el futuro. Entonces, en la Universidad de Michigan hice una proyección del crecimiento demográfico argentino y la posible calidad de gente que vamos a tener en el futuro". Parodi recogió la información de diversos organismos nacionales e internacionales "sobre todo del efecto de varios factores sobre la capacidad cognitiva de los pobres", cuenta. Y los resultados fueron alarmantes. Así lo explica: "Hoy sabemos que aproximadamente el 30% de los argentinos son pobres. Y que el 50% de los niños menores de 14 años son pobres, los asentamientos del 73, 9% de ellos lo son". ¿Qué dicen estas cifras? "Que el crecimiento demográfico es una cosa que no es regular y que el crecimiento se hace a expensas de los pobres". "Las familias pobres tienen un promedio de 4, 3 hijos por pareja y los no pobres, 2 por pareja. Si ustedes hacen una simple progresión geométrica con estos números, en 3 generaciones los pobres generan 79, 5 personas, casi 80, y los no pobres 16. Es decir que el crecimiento de los pobres es 5 veces más que los no pobres", explica. "Con la proyección del crecimiento demográfico asimétrico, dentro de pocos años, la mayoría de los niños -futuros adultos de la Argentina- serán pobres, con capacidad mental disminuida y educación insuficiente. Y esto será así si no trabajamos para cambiarlo".
"Dentro de pocos años la mayoría de los niños argentinos serán pobres, con capacidad mental disminuida y educación insuficiente"
El cirujano Juan Carlos Parodi creó técnicas revolucionarias que se usan en el mundo, ganó premios, enseñó en las mejores universidades y salvó miles de vidas. Hoy, de regreso a la Argentina, recorre los barrios más vulnerables y levanta su voz: "En tres generaciones la Argentina tendrá 80 chicos pobres frente a 16 no pobres. ¡Hay que hacer algo ya!"