“No estoy en contra del reclamo, pero sí del recurso elegido: la toma debería hacerse en condiciones súper extremas y ahora hay canales de diálogo concretos , me consta” afirma Liliana Anzaudo, madre de una alumno de cuarto año de la escuela Belgrano, una de las tomadas en la Ciudad. “Hay chicos enfermos de stress por todo lo que está pasando. Se están perdiendo días de clases muy importantes”, agrega Liliana Quiroga, madre de otra estudiante del mismo colegio. Cuando el conflicto por las secundarias porteñas entró en su cuarta semana, los padres en contra de las tomas ya empiezan a reunirse por su cuenta, analizan acciones judiciales y empiezan a ver cuáles son las formas de hacer sentir su voz. Clarín habló con algunos de ellos y con un director de escuela tomada, que cuenta cómo se vive la experiencia. “Estamos en el frente de batalla, solos, desamparados y sin poder dar respuesta desde lo legal, administrativo ni pedagógico”, dijo Federico Deambrogio, vicedirector del Normal 8, cuyos estudiantes decidieron ayer seguir la toma al menos hasta mañana. Deambrogio afirma que las medidas de fuerza son “decididas por unos pocos alumnos”, pero el problema es que “el resto no va a las asambleas”. Y critica al gobierno porteño por decidir una reforma sin consultarlos y sin el suficiente conocimiento del día a día en las escuelas. Todavía hay 25 colegios que se mantienen tomados en rechazo a la reforma de la secundaria, que tiene como punto más polémico las pasantías educativas en empresas y otras organizaciones en el último año. A última hora de ayer, la ministra de Educación Soledad Acuña anunció que recibirá a todos los centros estudiantiles, incluidos aquellos que seguían tomados. Los padres que se oponen a las tomas de a poco empiezan a alzar la voz. Este fin de semana un grupo del colegio Pellegrini se autoconvocó contra la toma como medida de fuerza porque “afecta el derecho constitucional a la educación de nuestros hijos”, según escribieron en la cuenta de Twitter @pelleconclases, desde donde coordinan algunas de sus acciones. Ya enviaron una carta al rector del colegio y analizan ir a la Justicia si el conflicto se prolonga. Otro grupo del colegio Buenos Aires también está teniendo conversaciones para ver si emprenden algún tipo de medida en contra de las tomas Las asambleas de los turnos mañana y noche de ese colegio decidieron ayer seguir con las tomas. En la de la tarde no hubo quorum. “La escuela está tomada por 5 o 7 alumnos sobre 400. Algunos padres los acompañan porque les parece ‘cool’. Los chicos no son concientes de lo trágico que es no tener educación, responden mucho a la visión de sus papás. Además está todo muy politizado”, dice Anzaudo, que afirma que al Belgrano entran y salen sindicalistas de Ademys (gremio docente de izquierda) sin ningún problema. “Los chicos deciden quién entra y quién no a la escuela. Si quiero entrar, ellos me dicen que firme un papel y no pienso hacerlo para no reconocerles esa autoridad”, cuenta Quiroga que, junto a Anzaudo, forman parte de la cooperadora del Belgrano. “Queremos que haya un protocolo de toma y que los destrozos los paguen los padres de los alumnos que participan de la toma, que los profesores que apoyan este desatino paguen una consecuencia. Ellos saben que este no es el marco para discutir la reforma”, agrega Quiroga. “Me desespera y entristece que la decisión de continuar con la toma esté en manos de estos chicos, que son incapaces de dialogar razonablemente, de escuchar al otro, de sentir empatía y respeto por el que piensa distinto, que están siendo manejados por intereses mezquinos y ajenos. Y, lo más triste, que no comprenden la gravedad que implica no estudiar, para sus propias vidas,”, dice Anzaudo. Como vicedirector del turno tarde, Federico Deambrogio es una de las máximas autoridades del Normal 8. Afirma que “la mayoría de los docentes coinciden en que hay que hacer cambios pero no de esta manera. La reforma considera, por ejemplo, que educación física, lengua, lenguas adicionales y arte van dentro de una misma área de conocimiento. No me imagino cómo se puede hacer un trabajo integrador entre educación física y lenguas por ejemplo”, dice. Deambrogio dice que “el problema es cómo armaron la reforma y quién la armó. Nunca pisaron una escuela, ni armaron horarios de los docentes, porque cada docente tiene sus propios horarios y hay que negociarlos. Cuando les preguntamos, nos dicen que esto es ‘lo deseable’, que se junten en las áreas y decidan. ¿Y con lo no deseable, qué hacemos?”, afirma. El directivo continúa explicando cómo es la dinámica de su colegio en medio de la toma. Cuenta que los profesores cumplen su horario en el edificio de la primaria y que no les ponen falta a los chicos porque los días serán compensados a fin de año. “Cuando empezó la toma hice el acta, avisé a la supervisión y fuimos a la comisaría porque había habido un robo. La comisaría tiene que saber que hay menores dirigiendo la escuela, que controlan la puerta y tienen registro de los visitantes. El instructivo del que se habló no es nuevo y nos llegó este año por canales oficiales. Nosotros somos responsables, además, del patrimonio. Ahora, luego del cuestionamiento del protocolo, no tenemos instrucciones”, dice. Fuentes oficiales le dijeron ayer a Clarín que, tal como se comprometió con la Justicia, el ministerio de Educación avisó a los directores “que el instructivo que circula es apócrifo” y que no tiene validez. La ministra recibirá a los estudiantes que ocupan colegios La ministra de Educación porteña Soledad Acuña recibirá mañana a los representantes de todos los centros de estudiantes de Capital, incluidos los de las 23 escuelas que permanecen tomadas. La reunión era una de las exigencias que tenían los estudiantes para levantar las medidas de fuerza. Hasta ahora la política oficial era no recibir a estudiantes que estén tomando colegios. La convocatoria es para mañana entre las 12 y las 15 en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, que se propuso como mediadora. Todos los centros invitados y aquellos colegios que aún no lo tengan podrán enviar su representante. Las organizaciones estudiantiles deberán designar un solo representante para ir a la reunión. En la Ciudad hay 143 escuelas secundarias públicas.
Toma de colegios: muchos padres se quejan y piensan en ir a la Justicia
Quienes están en contra hacen reuniones y analizan medidas judiciales. Todavía hay 25 escuelas ocupadas.