Alcorta 76. Río Gallegos. Santa Cruz. Un domicilio. Una oficina. Es la dirección fiscal que registró ante la AFIP la ex presidenta y hoy senadora aforada, Cristina Elizabet Fernández. En la misma sede están inscriptas algunas de sus empresas, sospechadas de haber sido usadas como herramientas para recaudar o lavar dinero de la corrupción. Y es también, Alcorta 76, la dirección fiscal que registró una persona que ella conoce, y mucho. Es Carolina Pochetti, viuda Héctor Daniel Muñoz, el ex secretario y “sombra” de Néstor Carlos Kirchner. El juez Claudio Bonadio, y el fiscal Carlos Stornelli, pidieron la detención y el embargo de todos los bienes de Pochetti. Son muchos bienes. En la Argentina y en el exterior. Su esposo fallecido, remisero en sus inicios profesionales (la misma profesión de Oscar Centeno) conoció a los Kirchner y tras varios años en la función pública gozó junto a Pochetti de una fortuna abrupta que se cuenta en millones de dólares. Más de 70 millones de dólares. La Justicia acorrala cada vez más a la senadora con fueros Fernández, procesada en la causa de los “Cuadernos K” como jefa de una asociación ilícita que usó medios del Estado para apropiarse de dinero de corrupción que pagaron empresarios que fueron beneficiados con contratos estatales, según confirmaron ellos mismos en declaraciones judiciales. La detención de Pochetti impacta en el corazón de la familia Kirchner porque su marido, vivió con ella y con Néstor durante añares. Pochetti tiene hoy el mismo domicilio fiscal que la ex presidenta: Alcorta 76. No es por azar. Allí funcionaron las oficinas del contador de los Kirchner, Víctor Manzanares. Él dejó de trabajar allí en el 2011. Esos 70 millones de dólares de Muñoz y Pochetti son una ahorro de explicación compleja para quien en el 2009 se retiró de su puesto de secretario del Presidente de la Nación declarando bajo juramento que poseía un terreno de 1285 m2 en Mar del Plata; otro en El Calafate de 675 m2; ahorros por 430 mil pesos y un Ford Focus modelo 2006. Pochetti, Muñoz, y varios personajes de su entorno, acusados de ser sus testaferros, fueron denunciados en el año 2011 por la diputada del Parlasur Mariana Zuvic, y la legisladora Elisa Carrió. Entre los señalados por las denunciantes de formar parte de un entramado empresario, que ahora se sabe era mucho más importante y permanecía oculto, estaban también el ex gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, casado con Stella Maris Blanco, cuñada de Pochetti. La causa fue instruida por el juez Luis Rodríguez. El fiscal es el mismo del caso “Cuadernos K”, Carlos Stornelli. La unión entre las dos causas desató ahora que la Justicia complique todavía más a la ex presidenta Cristina Fernández, senadora aforada por Buenos Aires, en el caso de “Cuadernos K”. Ya fue procesada por el juez Bonadio como jefa de una asociación ilícita que usó medios del Estado para cobrar dinero de corrupción pagada por empresarios beneficiados por el Gobierno con contratos estatales, tal cual lo admitieron varios de ellos en declaraciones judiciales como “arrepentidos”. ¿Podía Cristina Fernández desconocer que Muñoz, fallecido en mayo del 2016, era multimillonario en dólares? ¿Podía no saber que se había transformado en un magnate que invertía en pisos extravagantes en Miami y Nueva York? ¿Y que vivía en una mansión blanca e imponente que se levanta como un templo griego en la calle Williams del barrio porteño de Saavedra? La primera esposa de Muñoz, Milena García, cuidó desde la infancia a la hija de los Kirchner, Florencia. Muñoz cambió su forma de vivir en el apogeo del poder K. (ver nota aparte). El juez Luis Rodríguez, que instruye la primera causa relevante contra la viuda de Muñoz, Pochetti, se había negado a detenerla tras un pedido del fiscal Stornelli. La sala 1 de la Cámara Federal le dio la razón al fiscal. Bonadio pidió que ese expediente aletargado pase a formar parte del caso “Cuadernos K”. En un recurso de apelación ante Rodríguez, el fiscal Stornelli fue implacable con éste último magistrado, que había beneficiado procesalmente a Pochetti y sus socios. Primero, el fiscal se quejó porque Rodríguez le otorgó una exención de prisión a uno de los posibles testaferros de Pochetti-Muñoz, Sergio Todisco, imponiéndole una caución de 10 millones de pesos. “Es el 0, 6 pr ciento de su patrimonio”, dice el escrito presentado por el fiscal, redactado sin falto de ironía. Stornelli le señaló a Rodríguez importancia del rol de Muñoz en el caso “Cuadernos K”. Incluso escribió que esa “compresión” era “esquiva para el juez”. Tras la decisión de la Cámara Federal, Bonadio ordenó la detención de Pochetti y sus posibles “testaferros”. Según información que aportó a la fiscalía de Stornelli la Oficina de Asuntos Internacionales, División Penal, del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, y también por datos obtenidos por la Unidad de Información Financiera (UIF), al mando de Mariano Federici, el matrimonio Muñoz-Pochetti realizó, mediante una red de sociedades off-shore con una génesis comercial en las Islas Vírgenes, del Reino Unido, inversiones en Miami y Nueva York por esos 70 millones dólares antes mencionados. ¿Por qué la senadora aforada Cristina Fernández nunca le explicó a la ciudadanía qué pensaba de esta riqueza abrupta que había logrado cosechar el asistente oficial e informal que más conoció? Muñoz fue señalado por varios de los testigos y arrepentidos de la causa de los “Cuadernos K” como la persona que se encargaba en forma personal de controlar la llegada de los bolsos con dinero de supuesta corrupción a la Casa Rosada, la Quinta de Olivos e, incluso, de llevar esa marroquinería pesada hacia las casas de sus jefes en el sur austral, después de custodiarla incluso en los vuelos hacia la patagonia. Eran bolsos que llevaban candados. ¿Quién podía perder las valijas que llevaba el Presidente de la República en los aviones oficiales? Muñoz murió en mayo del 2016. En Santa Cruz aun se tramita su sucesión. ¿Cuál es la dirección que se registró ante las autoridades judiciales en ese trámite? Alcorta 76. Los caminos de Muñoz, como siempre, son los mismos que los de los Kirchner.
Cristina, más acorralada: un lazo innegable con Daniel Muñoz y su viuda
Alcorta 76. Río Gallegos. Santa Cruz. Un domicilio. Una oficina. Es la dirección fiscal que registró…