La tendencia es constante desde que comenzó el gobierno de Mauricio Macri y no aparecen señales de reversión. Año a año van disminuyendo ingresos en términos reales, eliminando beneficios y recortando derechos a los jubilados. Los haberes y la cobertura de salud se ha deteriorado a una velocidad impactante en los casi tres años de administración de la Alianza Cambiemos. El monto de la jubilación acumula 32 meses de caída en relación a la inflación, este año se estima que perderá 8, 3 por ciento en términos reales y acumularía a fin de año una merma de 35 puntos en relación a la evolución de precios desde septiembre de 2015. La denominada Reparación Histórica fue un fiasco, con un porcentaje promedio de aumentos muy por debajo de lo calculado inicialmente y con un incremento en la cantidad de juicios por reajustes previsionales. Litigiosidad que aumentará por la aplicación de la nueva movilidad jubilatoria a la baja cuando ya se había devengado la mitad de la vieja movilidad más conveniente. Además las prestaciones del PAMI y la cobertura de medicamentos fueron recortadas. El proyecto de Presupuesto 2019 restringe el acceso a la Pensión Universal para el Adulto Mayor (80 por ciento del haber mínimo) y poda el beneficio que reciben los jubilados patagónicos. El gobierno avanza también, abrazado al auxilio financiero del Fondo Monetario Internacional, en la desarticulación del sistema previsional público y de solidaridad intergeneracional, con la suba de la edad jubilatoria, la disminución del haber inicial, la liquidación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) y con una reforma integral que incluye la privatización parcial (ver aparte). Junto a los trabajadores en general, los jubilados son el sector social más castigado por la política económica, que, a la vez, paradójicamente la mayoría de sus miembros constituye el núcleo más fiel de apoyo político a Mauricio Macri. El apaleo macrista a los jubilados tiene más: La nueva jubilación mínima creada por el macrismo es la Pensión Universal para el Adulto Mayor, equivalente al 80 por ciento del haber mínimo. Quien la recibe tiene un doble castigo: la mayoría de ese universo poblacional fue contratado en el mercado informal, en empresas que no hicieron los aportes previsionales correspondientes, y, al momento de la jubilación, el Estado los condena a un haber menor. Esa política está en línea al cuestionamiento oficial a la elogiada internacionalmente extensión de la cobertura previsional con las moratorias kirchneristas, que sumaron 3, 3 millones de jubilados. El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, dice que “mucha gente” pide que las elimine. Para completar el cuadro de colocar a los jubilados como variable de ajuste, Dujovne se sumó a la estrategia oficial de la mentira planificada, al afirmar en el Congreso, cuando presentó el presupuesto del año próximo, que “todo el déficit de la Argentina está más que explicado por el sistema previsional”. En realidad, el desborde de las cuentas públicas se entiende por el incremento extraordinario del rubro pago de intereses de la deuda, generado por el vertiginoso ciclo de endeudamiento que inició la administración macrista. Con variables macroeconómicas subestimadas, se prevé desembolsos de unos 600 mil millones de pesos por servicios de deuda (con un dólar promedio de 42 pesos; si la paridad sube, esa cuenta de intereses a pagar se incrementa), pasando a ocupar el segundo ítem en importancia en el Presupuesto 2019. Como explicó en este diario Raúl Dellatorre, el 6 de septiembre pasado, el pago de intereses de la deuda pública representó, en julio, el 77 por ciento del déficit fiscal total, según el análisis del Centro de Estudios de la Nueva Economía, de la Universidad de Belgrano. Para señalar que los servicios de la deuda siguen creciendo y deja en evidencia que se está convirtiendo en el factor más desequilibrante de las cuentas de la administración pública. No son los jubilados los culpables del déficit, sino los crecientes intereses generados por la deuda contraída en el gobierno de Macri. El Centro de Economía Política Argentina, el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria difundieron el séptimo informe “El impacto inflacionario en los medicamentos esenciales utilizados por las personas mayores”, correspondiente a septiembre de este año. El estudio analiza la evolución de los precios de los 21 medicamentos más consumidos por las personas mayores. Al compararlos con los registrados en mayo de 2015 detectaron que hubo un incremento promedio de 157, 8 por ciento frente a un aumento de las jubilaciones de 111, 9 por ciento, 46 puntos porcentuales menos. El reporte agrega que si se incluye los precios de la primera semana de septiembre y la actualización jubilatoria del mismo mes, se incrementa la diferencia, ya que el aumento de medicamentos alcanza el 172, 1 por ciento y el de las jubilaciones el 126, 0. Los autores del informe indican que “la pérdida de poder adquisitivo de las personas mayores es concreta y evidente. El aumento de precios junto a la depreciación de las jubilaciones ha provocado el empobrecimiento de este grupo etario, que día a día no para de perder derechos en manos de un Estado que adhirió a la Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, pero que no efectiviza ni respeta dicha adhesión”. Mencionan que se está viviendo un proceso de deterioro de las condiciones de vida de los jubilados con la disminución del poder adquisitivo de los haberes, lo que afecta notablemente su capacidad de compra de bienes de consumo básicos. En ese contexto desfavorable, afirman que la problemática con los medicamentos adquiere mayor relevancia, para advertir que, al mismo tiempo que el PAMI recorta sus prestaciones y disminuye la cobertura de medicamentos, se registra una tendencia preocupante de incremento sostenido de los precios. La resolución 005 del PAMI agregó condiciones para tener la cobertura de 100 por ciento en medicamentos, lo que se traduce en una disminución del acceso de jubilados/as a esa prestación. Las restricciones son tener ingresos inferiores a 1, 5 haberes previsionales mínimos, no estar afiliado a un sistema de medicina prepaga, no ser propietario de más de un inmueble, no poseer un vehículo de menos de 10 años de antigüedad, aeronaves o embarcaciones de lujo. La accesibilidad a la medicación crónica resulta primordial para no solo disminuir la mortalidad, sino también para promover la calidad de vida en la vejez, disminuyendo el impacto de las discapacidades generadas por la falta de tratamiento oportuno. El reporte apunta a que resultan aún más preocupantes los aumentos de precios si se analizan aquellos medicamentos que son consumidos con frecuencia. La mayoría de las personas de 60 años y más necesitan en promedio de 4 a 8 medicamentos, lo que hace inevitable el impacto negativo tanto en su economía como en su salud la dificultad para acceder a ellos. Según datos de la Anses de 2016, el 52 por ciento de las personas de 60 años y más cobra una jubilación o pensión menor o igual a la mínima, con lo cual se hace casi imposible poder cubrir con recurso propios el aumento de los medicamentos. “En suma, la calidad de vida de la población mayor se ve muy afectada y los peligros del aumento de morbi-mortalidad son inminentes”, concluye el informe. El Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) calculó que los haberes jubilatorios perderán hasta 8, 3 por ciento en el 2018 y que ya acumulan 32 meses de caída consecutiva en relación a la inflación. “Este resultado no es inesperado, ni producto de una conjugación azarosa de variables macroeconómicas. Surge como producto de la aplicación de la nueva fórmula de movilidad a partir de la reforma previsional sancionada a fines del año pasado”, explica Santiago Fraschina de la Undav. En pesos, esa pérdida implica que en este año quienes cobran la mínima recibirán 4900 pesos menos que si se hubiera ajustado a la inflación prevista. Para adelante, el estudio de la Undav avisa que “la aplicación de la nueva fórmula de movilidad seguirá erosionando de forma acumulativa los haberes de los jubilados”. Apunta que si se adiciona el mayor aumento de precios que los jubilados sufren sobre los productos que más consumen (servicios públicos, alimentos y medicamentos), “la situación es de un dramatismo notorio”. Para explicar que el haber mínimo está cada vez más cerca de ser superado por la línea de la pobreza, sin considerar ingresos de otros integrantes de la familia. Esto es sintomático del grado de deterioro en la calidad de vida del universo de adultos mayores. Los economistas del Centro de Economía Política Argentina también calcularon que el haber mínimo pierde 8, 5 por ciento en la comparación entre el promedio del poder adquisitivo de 2015 y el período macrista. Ese porcentaje es equivalente a la merma de casi 740 pesos cada mes, considerando la jubilación mínima de 8636 pesos en septiembre de este año. Este haber medido en dólares se encuentra en su punto más bajo de los últimos cinco años, deflactado por la inflación de Estados Unidos: en agosto 2018 fue de 229 dólares, un año antes se ubicaba en 312, en el mismo mes de 2016 era de 290 y en el de 2015 marcó el máximo de ese período con 367 dólares. El experto en temas previsionales Miguel Ángel Fernández Pastor hizo sus propios cálculos. Ilustra que en septiembre de 2015 la jubilación mínima era de 4299 pesos, a partir de septiembre de este año alcanza los 8637, y en diciembre será de 9255. Estima que si los 4299 pesos se actualizaran por el índice de inflación acumulado de septiembre de 2015 a diciembre 2017 más la estimación del Ministerio de Hacienda para este año (en total, 172 por ciento), el haber mínimo debería ser de 11.697 pesos en septiembre y de 14.240 pesos en diciembre. Fernández Pastor concluye que esto significa que las jubilaciones tendrán una caída de 35 por ciento a fin de año respecto a septiembre de 2015. El macrismo está construyendo una sociedad en la que se eliminan a los viejos, como en la novela Diario de la guerra del cerdo, de Adolfo Bioy Casares, que Leopoldo Torre Nilsson la hizo película en 1975, con José Slavin y Marta González (podés verla entendiendo el contexto de esa época y, a la vez, con la resig- nificación para ésta, en https://www.youtube.com/watch?v=m4w3alJUooE). Ese vibrante relato dramático-fantástico, donde los jóvenes se deshacen de los ancianos, no pudo llegar a imaginar que hoy, en la realidad macrista, muchos de los viejos acompañen y aplaudan a sus verdugos. (email protected)
A UN PASO
Los jubilados en la mira: aunque el déficit explotó por el pago de intereses de la deuda, el Gobierno le echa la culpa al sistema previsional. Cayó el poder adquisitivo de las jubilaciones, subió el precio de los remedios y Macri quiere sacar dinero del fondo que garantiza la solvencia futura.