La intensificación de la corrida cambiaria de los dos últimos días tiene su origen en un acontecimiento que para los grandes jugadores del mercado local e internacional no pasó desapercibido: se cayó el acuerdo con el Fondo Internacional firmado hace menos de tres meses. El martes a la mañana, el presidente Mauricio Macri reconoció, en un breve mensaje, que su gobierno no puede cumplir con las metas de variables claves del pacto definidas por el entonces presidente del Banco Central, Federico “Yo no me quiero ir” Sturzenegger, y el que era ministro de Finanzas, Luis Caputo, y hoy principal mesadinerista del BCRA. La imposibilidad de acercarse a los compromisos asumidos con el Fondo fue el verdadero anuncio del presidente Mauricio Macri y, posteriormente, ratificado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El desastre que provocaron fue que lo informaron sin tener cerrado uno nuevo ni, al menos, definido en términos políticos con el Directorio del Fondo. La titular del FMI, Christine Lagarde, difundió un comunicado con lo único que podía decir: que continúa el apoyo a la administración Macri y que se va a iniciar la tarea de renegociar el acuerdo. No podía hacer otra cosa porque la caída de la economía macrista también es su caída, por haber lanzado al FMI, otra vez más, a financiar una experiencia neoliberal que termina en caos. Dujovne viaja de urgencia a Washington para renegociar los parámetros del nuevo acuerdo, con otro Memorándum de entendimiento y otras metas cuantitativas y cualitativas. Su aprobación tardará entre dos y cuatro semanas. Es un tiempo que parece una eternidad en el actual escenario de naufragio de la economía macrista. Es un espacio de incertidumbre extraordinario, que es lo que se refleja en las cotizaciones del tipo de cambio, las acciones y los bonos. La reacción del Banco Central de subir las tasas al 60 por ciento anual y del encaje bancario en 5 puntos es más preocupante aún que la búsqueda de secar de pesos la plaza financiera para evitar presiones sobre la paridad cambiaria. Es más inquietante porque la propia entidad monetaria anunció que va a mantener ese nivel astronómico de tasas hasta diciembre, lo que implica que la caída de la economía va a ser todavía más pronunciada, con los consiguientes costos sociolaborales inmensos. Para evitar el colapso financiero, que parece inevitable, el Gobierno avanza en el colapso de la economía real. Los reclamos de cambios en el elenco de ministros, específicamente la renuncia del jefe de Gabinete, Marcos Peña, son irrelevantes en medio de la actual crisis. Quienes piensan que realizar un trueque de figuritas modificará la tendencia del derrumbe no entienden la dinámica propia de los mercados ni el origen de la crisis de la economía macrista. Para quienes están ansiosos por el final de este gobierno, deberían tener un poco más de paciencia porque cada vez queda menos dudas en la sociedad acerca de quienes son responsables del naufragio, pero todavía no sucedió el desenlace final con sus dramáticas consecuencias. En esa instancia inevitable debe estar identificado con claridad cada uno de los integrantes del gobierno, los que están y los que fueron despedidos, para que quede en evidencia quienes fueron los únicos culpables del hundimiento de la economía. La crisis del 2001, que en estos días muchos han empezado a recordar, tuvo a Domingo Cavallo como detonador por ser el autor del corralito, pero el default de la deuda quedó en manos de Adolfo Rodríguez Saa y la megadevaluación, en Eduardo Duhalde. Esas medidas ineludibles y desesperadas, que derivaron en desocupación y pobreza récord, fueron el saldo de la política económica neoliberal de los ‘90, en el marco de la convertibilidad, siendo los principales responsables Carlos Menem y Domingo Cavallo, con su continuación en Fernando de la Rúa y José Luis Machinea. El naufragio de la economía macrista con sus consecuencias debe reconocer como responsables plenos a Mauricio Macri con Alfonso Prat Gay y Nicolás Dujovne, en Economía, y Federico Sturzenegger y Luis Caputo, en el Banco Central. No sería justo con la historia de la noche macrista, iniciada el 10 de diciembre de 2015, que otros tengan que hacerse cargo de la parte más traumática del colapso.
Sin acuerdo y colapso
La intensificación de la corrida cambiaria de los dos últimos días tiene su origen en un acontecimie…