Con los resultados negativos de las pruebas genéticas en los vehículos de Gendarmería y las declaraciones testimoniales de dos efectivos de la fuerza, la investigación judicial de la desaparición de Santiago Maldonado sigue la pista de que el 1 de agosto el joven pudo ser víctima de una agresión por parte de uno o varios gendarmes durante el desalojo de la protesta. El escenario central de la investigación es el río Chubut, donde se intensificaron los rastrillajes durante los últimos días para hallar un cuerpo. Los mapuches contradicen la versión del gendarme Neri Armando Robledo, que admitió que arrojó una piedra a un manifestante que cruzaba el río, tal como anticipó ayer este medio. "Ningún compañero manifestó haber recibido un piedrazo", afirmó el testigo Matías Santana. Santana insiste en que Maldonado no pudo cruzar el río, que fue golpeado por tres gendarmes y traslado en un móvil de la fuerza rumbo a Esquel. Autoridades del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) consideraron que los resultados de los estudios de ADN no descartan la hipótesis de la desaparición forzada, como planteó el Gobierno. Según reveló LA NACION en su edición de hoy, los investigadores del caso Maldonado manejan tres posibles escenarios: 1) Que el impacto de un objeto contundente pudo haberle provocado un desmayo al artesano que, abandonado a su suerte en el río, se haya ahogado. 2) Que Maldonado haya sobrevivido en un primer momento a la agresión y que luego la lesión le haya provocado la muerte. En ese marco, los investigadores analizan la posibilidad de que la comunidad mapuche haya sepultado el cuerpo para imponer la acusación de una desaparición en un marco represivo. Esa estrategia aparece en uno de sus manuales de guerra como táctica de lucha política para la recuperación de sus territorios ancestrales. 3) Si bien es la teoría menos sólida, la investigación judicial no descarta que la hipótesis de que Maldonado esté oculto en ese territorio. Un solo indicio sostiene este escenario: en el segundo rastrillaje del 16 de agosto los rastros de olor seguidos por canes, a partir de un buzo que pertenecería Maldonado, indicaron que al menos 24 horas antes el dueño de esa prenda habría estado en el lof. Los peritajes de cinotecnia actúan sólo como indicios, pero no son concluyentes. Informe de Loreley Gaffoglio
