Economía

El New York Times alerta sobre la base construida por el ejército chino en la Patagonia

El prestigioso periódico norteamericano sostiene que la supuesta "base espacial" podría esconder fines de espionaje y asegura que "China expande su influencia en América Latina"

Con una altura similar a un edificio de 16 pisos, la antena de 450 toneladas contrasta con el inóspito paisaje patagónico de la pequeña localidad de Bajada del Agrio, en Neuquén. Constuida por el ejército chino en tiempo récord y concebida en el más absoluto secreto, la estación "espacial" china generó suspicacias y fundadas sospechas desde sus inicios, tal como publicó Infobae en reiteradas oportunidades. Y es que, con un costo de 50 millones de dólares, el dispositivo principal de la supuesta estación de control de la misión espacial china podría tener múltiples usos militares y de espionaje, algo que -según publica este sábado el New York Times- genera intranquilidad tanto en los pobladores locales como en líderes de la región e, incluso, en Washington. La estación, que comenzó a operar en marzo, "es uno de los símbolos más llamativos del largo impulso de Beijing para transformar a América Latina y configurar su futuro para las generaciones venideras", sostiene el periódico estadounidense. Supuestamente, tiene como finalidad principal dar apoyo a la expedición china hacia el lado oculto de la luna, una empresa ambiciosa que los funcionarios argentinos apoyan, tal vez con cierta ingenuidad. La misión hacia el otro lado de la luna, que nunca se enfrenta a la Tierra, tiene fecha de lanzamiento programada para este año, y si se concretara podría despejar el camino hacia la extracción de helio 3, que algunos científicos creen que podría proporcionar una fuente de energía limpia y revolucionaria. El predio de 200 hectáreas está bajo el control de Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), una división de las fuerzas armadas chinas que explotará durante los próximos 50 años la base. También la ubicación surgió luego de meses de negociaciones secretas entre la provincia de Neuquén y el gobierno chino, que culminaron con la firma de un acuerdo en noviembre de 2012 por el cual el gobierno comunista dispondrá de las tierras sin pagar alquiler. El proyecto surgió como parte de las negociaciones secretas que la Argentina mantuvo con China durante la presidencia de Cristina Kirchner, en momentos es que el país necesitaba desesperadamente inversiones y el conflicto con los holdouts limitaba el acceso a los mercados internacionales de crédito. Eran años en los que la sequía limitaba además el ingreso de divisas, hasta que apareció un "swap" de monedas milagroso, acompañado por un amplio programa ferroviario. "Pero mientras extendía una mano de ayuda, China comenzó las negociaciones secretas que condujeron a la estación de control espacial y satelital en la Patagonia", cuenta el periódico. Más allá de las especulaciones, lo seguro es que la antena mejora la capacidad de China de realizar tareas de inteligencia en el hemisferio, además de tener muchos usos estratégicos. Para Frank A. Rose, secretario de Estado adjunto para el control de armamentos durante la administración Obama, China desarrolló una sofisticada tecnología para bloquear, interrumpir y destruir satélites en los últimos años. "Una antena gigante es como una aspiradora gigante", dijo Dean Cheng, un ex investigador del Congreso que estudia la política de seguridad nacional de China, al Times. "Lo que están absorbiendo son señales, datos, todo tipo de cosas". El vocero del Pentágono, teniente coronel Christopher Logan, explicó que el Ejército estadounidenses está evaluando las implicaciones de la estación de monitoreo china, mientras que las autoridades chinas rechazaron las solicitudes de entrevistas sobre la base y su programa espacial. El avance chino desató un debate sobre los riesgos que implica la alianza estratégica. Según el Times, "China ha estado llevando a cabo discretamente un plan propio de gran alcance en toda América Latina". Así, la construcción de la base se da un contexto de crecimiento exponencial del comercio, el rescate a gobiernos latinoamericanos en apuros y la construcción de monumentales obras de infraestructura, además del fortalecimiento de la cooperación militar. Es decir, enormes cantidades de recursos destinado a varios países de la región -principalmente, Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Uruguay y Bolivia-, que durante la primera década del siglo XXI estuvo bajo gobiernos populistas deseoso de mostrarse distantes de los Estados Unidos, muchas veces sin realizar una evaluación de los costos actuales y futuros que eso implica. Aun con el giro hacia el centro que varios países han hecho en los últimos años, la expansión china en la región no ha sido puesta en duda. Y es que no sólo el comercio se ha más que duplicado en una década: China también ha otorgado decenas de miles de millones de dólares en préstamos, que en casos como el de Ecuador estuvieron respaldados por las reservas petroleras, una decisión del ex presidente Rafael Correa que los fiscales creen que podría haber perjudicado los intereses nacionales, por lo que se encuentran actualmente investigando esos contratos. China "ayudó a la región a tener su mayor crecimiento desde los años 70", le dijo Kevin P. Gallagher, economista de la Universidad de Boston, al Times, que agrega que "la alianza dio sus frutos, ayudando a impulsar a América Latina al tipo de tasas de crecimiento que envidiaron Europa y Estados Unidos".

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