“(En el Gobierno) me quieren callada y con la espada de Damocles sobre mi cuello”, dijo Cristina Kirchner en una recordada conferencia de prensa en diciembre pasado, cuando el juez Claudio Bonadio la había procesado con prisión preventiva. Sin embargo, la primera parte de la afirmación -por lo menos- de la ex Presidenta es exactamente al revés. Aunque suene raro, Mauricio Macri extraña a Cristina Kirchner. En el Ejecutivo no todos lo reconocen, pero el silencio monacal de la ex mandataria les hace ruido. “Nos vendría mejor que hablara”, reconoce un alto dirigente del PRO que acompaña a Macri desde su desembarco en política. En el oficialismo consideran que nada perjudica más a Cristina que ella misma. El silencio estratégico de Cristina obliga al Gobierno a ocupar, a su pesar, la centralidad de la agenda, un privilegio dudoso en épocas de recesión y en los que el Ejecutivo todavía no logra hilvanar el relato de recuperación económica. “Evidentemente hay una lectura del comportamiento social de ganar tiempo y callarse mientras el Gobierno afronta esta tormenta, que ocupa el lugar de la oposición”, reflexiona un ministro. La imagen de la senadora de Unidad Ciudadana, que se desplomó luego de la derrota legislativa en 2017 contra el oficialismo ,volvió a recuperarse con la crisis económica, la devaluación y la incertidumbre, que golpean al Gobierno desde fines de abril. “Cuando habla la gente se acuerda de quién es y adónde no quiere volver”, reflexionan en el Gobierno. La esperanza del Gobierno se sostiene sobre todo en los focus de Roberto Zapata para Jaime Durán Barba que indican que la gente asocia a Cristina Kirchner (y a otros dirigentes del peronismo) con el pasado y en que, según cuentan, el electorado todavía asocia a Cambiemos con el futuro. Los mismos estudios dan cuenta de que no hay ningún sol radiante en el camino de la recuperación, sino uno lleno de obstáculos. No son pocos quienes creen cerca de Macri que la recuperación de Cristina Kirchner en las encuestas es una buena noticia para las pretensiones reeleccionistas del Presidente. Después de todo, ya es remanido, que el PRO se siente cómodo compitiendo con la ex presidenta, dueña -según la opinión oficial- de una imagen negativa imposible de remontar. En el Gobierno infieren que si ella es candidata acabará por obturar la posibilidad de que haya un candidato de unidad en el peronismo. A pesar de los cruces verbales por el Presupuesto, en la Casa Rosada no creen que los gobernadores -el peronismo más moderado, dialoguista o racional, como lo llaman- sea una preocupación. “Están más preocupados por reelegir en sus distritos y no quieren el abismo”, razona un macrista que conoce bien de cerca al peronismo. La apuesta por Cristina como rival es peligrosa en un contexto de conflicto social, con pobreza en alza y en especial en el Conurbano, que sostiene las chances de la ex Presidenta. Más aún, si el mercado cree que ella puede ganar. “Hay dos lecturas. Si ella es la opositora a vencer, muchos creerán que vamos a ganar y seguirán invirtiendo. Pero si alguien cree que de verdad tiene chances de ganar, van a dejar de poner la plata ahora, no en 2019”, reflexiona un dirigente que funciona de contrapeso en la toma de decisiones de Macri. Cerca de María Eugenia Vidal dicen que no pueden especular con el mutismo de Cristina. “Su silencio no responde a una estrategia, sino a la coyuntura”, arriesgaba en el Gabinete de la gobernadora bonaerense. En cualquier caso, algunos de los estrategas comunicacionales del Gobierno creen que el silencio de Cristina tiene fecha de defunción. “Ocurrió en la campaña de 2017, su ego no le permite adoptar otro perfil”, la desafían. En ese contexto, Macri -cuya última conferencia de prensa fue hace el 31 de mayo en Salta luego de vetar la ley para retrotaer tarifas- romperá su silencio este miércoles en Olivos. Acaso Cristina le siga los pasos.
Cerca de Mauricio Macri están impacientes por el silencio de Cristina Kirchner
En Cambiemos sostienen que lo mejor para sus planes es que la ex presidenta vuelva a participar en los debates públicos. “(En el Gobierno) me quieren callada y con la espada de Damocles sobre mi cuello”, dijo Cristina Kirchner en una recordada conferencia de prensa en diciembre pasado, cuando el juez Claudio Bonadio la