Economía

Roque Fernández: "Si Macri cumple el acuerdo del FMI, dará vuelta la economía y ganará las elecciones"

Para este ex ministro de Economía y presidente del Banco Central, el optimismo retornará al país si el Gobierno es capaz de mostrar que baja el déficit fiscal a 1, 3% del PBI en 2019. -Macri construyó su imagen, en parte, por sus promesas económicas en 2015. Su imagen cayó por la economía en 2018. ¿Será en este terr

-Macri construyó su imagen, en parte, por sus promesas económicas en 2015. Su imagen cayó por la economía en 2018. ¿Será en este terreno, el de la economía, donde Macri podría recuperarse de cara a 2019? -En mi opinión, sí. Mi visión es que si el Gobierno ejecuta con mucha precisión el programa con el FMI, no tengo dudas de que hacia fin de año la economía cambia. La actividad se recuperará y el humor de la gente también. -¿Por qué no se percibe así? -Porque la gente vive el día a día, ve el dólar subiendo y las tasas altas. No tiene por qué advertir que la economía cambia completamente si ocurre un ordenamiento fiscal. "En el primer trimestre de 2019 las tasas de interés pueden desplomarse. Pero el Gobierno debe cumplir a rajatabla el acuerdo con el FMI". -El Gobierno hace esfuerzos para transmitir los beneficios del acuerdo con el FMI y que la situación mejorará. Pero sin éxito. -El esfuerzo del Gobierno de transmitir un futuro mejor, diciendo que se va a crecer 20 años o habrá una inflación de 15% o menos, es percibido en el sector político y en el ámbito de las comunicaciones como una estrategia muy efectiva. Pero los profesionales de la economía, inversores, economistas, bancos, empresas, académicos, miran los números. Y prestarán más atención al grado de cumplimiento del acuerdo con el FMI que a lo que diga el Gobierno. -¿Es cumplible el acuerdo? -Perfectamente. -Un ala del Gobierno sostiene sin embargo que es necesario acordar con el PJ. ¿Es así? -El argumento de que los gobernadores y la oposición no dejarán al Gobierno avanzar en el cumplimiento de las metas no lo entiendo. Cambiemos tiene los instrumentos para hacer cumplir este acuerdo. -¿El Congreso puede obstruir? -El Poder Ejecutivo tiene la facultad de lo que se denomina la nominalidad de la ejecución del gasto público. Macri puede decir: “Señores, mantengo el mismo valor en pesos de gasto para legisladores y jueces”. -Si el Gobierno cumple el programa, ¿qué ocurrirá en concreto con la economía? -Las tasas de interés se desplomarán, volverá un entorno de estabilidad y optimismo. -¿Cuándo? -Primer trimestre del año que viene. Pero si a fin de año estamos con dudas sobre el 1, 3% de déficit para 2019, no veremos mejoras. "El Gobierno cometió dos errores a mi juicio: fue demasiado optimista y subió la deuda por encima de lo que Argentina tolera poniendo dudas sobre la sustentabilidad fiscal". -El Gobierno dice que estamos acá porque se dio vuelta el mundo. ¿Le cree? -Es cierto. El acceso de Argentina al mercado de capitales no es el de 2016 o 2017. Se terminó. Pero también es cierto que había advertencias que algo así podría ocurrir. En los últimos años lo hicieron economistas como Carmen Reinhart y Guillermo Calvo. “Ojo que puede venir un freno de los capitales”, dijeron. -¿Hubo mala praxis del Gobierno? -Diría optimismo. Pensaron que ese acceso a los mercados se mantendría. Sí hubo un poco de mala praxis con el manejo de la deuda: no la hubiera aumentado a más del 55% del PBI como se hizo en un lapso tan breve. -El Gobierno dice que la deuda es baja. -Argentina no tiene tolerancia a la deuda. Entramos en default cuando era 40% del PBI. El Congreso se levantó de pie para aplaudir el default porque decía que la deuda era impagable. ¿Y ahora lo es? Muchos de esos legisladores están en el Congreso. Lo bueno del programa con el FMI es que ese porcentaje baja. -La deuda flotante en el mercado es cerca del 30%. ¿No es esa la relevante? -La deuda que flota en el mercado es lo que puede refinanciarse. Pero uno nunca puede decir que no pagará a los jubilados. La deuda genera servicios y hay que pagarlos. -¿Qué piensa del gradualismo? -Me diferencio de los colegas que argumentan que había que ajustar de entrada y rápido. El argumento de Jaime Duran Barba lo comparto: el Gobierno que hace eso al comienzo no se quita más el sayo de encima. Pero tampoco me habría entusiasmado con no hacer nada. Tal vez agrego a la mala praxis la velocidad de la sustentabilidad fiscal dadas las advertencias sobre el acceso a los mercados de deuda que comentaba de Reinhart- Calvo. "Estoy a favor del gradualismo, no de las metas fiscales. El Gobierno debe dejar de hacer pronósticos con la economía" -¿Nadie la vio venir dentro del Gobierno? -Puede haber 10 años de atraso cambiario y todo sigue igual. Ahora, los economistas del Gobierno conocían esto del sudden stop. El ala técnica de un gobierno interactúa con la política pero muchas veces uno es tildado de agorero cuando habla de temas así. Nadie quiere escuchar malas noticias y los miembros de un equipo económico terminan comportándose como la abuela que retira el fernet de la fiesta. La política, a veces, va por el carril de la irresponsabilidad económica. -¿La economía va hacia una recesión? -Acá lo único que importa es ordenar fiscalmente el país, que ese 1, 3% del PBI se cumpla a rajatabla el año que viene y se verifique ese cumplimiento. Sería la mejor comunicación que puede hacer el Gobierno. Debe olvidarse de decir cuánto será la inflación y el dólar. -O sea, que deje de dar pronósticos -Que no haga más pronósticos; ha sido un error. Mire, ¿por qué se ponen las metas de inflación? Porque pensaron que podían hacer una administración de las expectativas. Doy un ejemplo: digo que la inflación será 15% y todos me creen. Y los que pensaban que sería 30% tal vez piensen que será 17%. Esto me ayudaría a controlar las demandas de los gremios. Para mí todo fue un gran error. Las metas de inflación se crean no para manipular las expectativas del público sino para países que tienen muy poca inflación. -¿El BCRA tiene que bajar las tasas? -Debe olvidarse de eso. El BCRA tiene que velar por la estabilidad del sistema financiero. Acepto que ante eventos muy disruptivos es necesaria su presencia para calmar las aguas. Pero no tiene un rol en la estabilización cuando no se controla la parte fiscal. El problema de la Argentina es fiscal. -Pero Caputo intervino. Y habló de pymes. -La política necesita un circo de declaraciones y mantener cierta presencia en los medios. Si un político tiene que visitar un taller o una fábrica, puede haber una línea del Banco Nación. El problema macroeconómico no se resuelve con un crédito a las pymes. -¿Hay un nuevo FMI? -En la retórica sí, en la realidad no. El equilibrio fiscal sigue siendo fundamental. -El dólar subió 50%, ¿qué pasará con el gasto público? -Para mí se viene un aumento del gasto por debajo de la inflación. Es una licuación o disminución del gasto en términos reales. -La mayor parte del gasto está atado al IPC. -Hay que desmontar eso. Indexar el gasto es tratar de consumir una torta del 120% del PBI, una invitación a emitir dinero o un default. -¿Y las tarifas? Están dolarizadas. -La asistencia a los sectores vulnerables debe estar asegurada. Pero para el resto, usted, yo, los jueces, legisladores, empleados públicos, gremialistas, tenemos que pagar 73 dólares el barril. Es lo que vale. -¿Cómo ve el cambio de Macri de darle más poder a Dujovne y cómo evalúa el esquema inicial de atomizar el equipo económico? -Entiendo y comparto la postura original de Macri de no tener un ministro fuerte. Un superministro no quita al Presidente la responsabilidad política de lo que suceda con la economía. La reforma constitucional de 1994 estuvo bien en generar la figura del jefe de Gabinete porque hay crisis donde puede cambiarse esa silla y se mantiene la institucionalidad. El concepto de ministro coordinador en Economía no es que políticamente sea superior al resto sino que obliga a sus pares a actuar en línea con las definiciones del Presupuesto. Pero no hay que darle al ministro de Economía una responsabilidad política que le corresponde al jefe de Gabinete. -La crisis pasaba con o sin superminsitro... -Tal cual. Con cualquier organización nos habría pasado lo mismo. Ninguna individualidad salva la economía. Cuando hay un problema en Argentina siempre pensamos que venga alguien a resolverlo. Y no es así. -¿Cómo ve a Luis Caputo? No lo conozco. Pero el aumento de encajes y darle transparencia a la intervención en el mercado cambiario me han gustado. -¿Cuándo termina una corrida bancaria? -Las corridas se fatigan, como el cuerpo de uno al hacer ejercicio físico. El componente del pánico, la ansiedad y ver el futuro negro, se agota. En un momento no hay más pesos para demandar dólares. A mí me pasó con el Tequila. Contaba cuántas reservas me quedaban antes de irme a casa. -¿Lo llamaban de la Rosada? -Liquidé casi 40 bancos, imagínese. -¿Cómo se le dice a un Presidente que hay que cerrar un banco? -Menem me preguntaba todo el tiempo. Para un político cerrar un banco eran los depositantes pero también los votos. Pero lo entendía, nunca ví a Menem equivocarse en una decisión crucial de la economía. -¿Por ejemplo? Arranqué como asesor de Miguel Roig en 1989. Negocié el único acuerdo que Argentina tuvo con el FMI en los 90, el resto de los programas de esos años fueron versiones actualizadas de aquel del 89. Viene el Tequila y los del Fondo me dicen: “De esta no zafan”. El staff, que no le gustaba la convertibilidad, nos dice que no se habían cumplido las metas fiscales. Faltaban tres meses para las elecciones. Le digo a Menem que teníamos que bajar los salarios públicos. “Con eso equilibramos ”. -¿Qué le respondió? -“¿Te parece, Roque?”, me preguntó. “No hay otra”, le dije. Menem anunció en febrero un recorte del gasto público de US$ 1.000 millones. Ganó la elección en mayo con 54 por ciento (N. E. : en febrero además Menem subió el IVA de 18% a 21%). Aclaremos que el radicalismo había quedado muy mal y el Frepaso era segundo. Menem, vivo, dijo: “Sólo les pido una cosa a los radicales: voten por su candidato”. Era Horacio Massaccesi. -¿O sea que a la suerte de la economía de Macri aún no está echada? -Sí, si hace lo que digo. Si cumple el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el presidente Macri da vuelta la economía y gana las elecciones de taquito. Pero tiene que conseguir mostrar un déficit fiscal primario de 1, 3% del PBI el año que viene. Luego, que el Presidente no hable más de economía; que se dedique a instruir. Roque Benjamín Fernández fue presidente del Banco Central y ministro de Economía (reemplazó a Domingo Cavallo). En ese orden y siempre en la época de la convertibilidad. Carlos Menem era Presidente. “¿Cómo veo el dólar a $ 28? El nivel está cómodo, pero no se puede atrasar mucho. Si la inflación se mantiene en estos niveles habrá que acompañar. Volver a generar la expectativa de que si atrasa no sería aconsejable”. Roque Fernández piensa que cuanto menos botones del tablero de la economía se aprieten, mejor. Sobre todo el de la tasa de interés: en Argentina cada vez que aumenta el tipo de cambio el Central sube la tasa para desalentar la huida al dólar. “Me parecería bien si el tipo de cambio se queda tranquilo porque se verifica que Argentina cumple con su programa fiscal. Pero subir la tasa de interés para tranquilizar el dólar sería una pésima señal”. Roque Fernández nació en Córdoba. “No soy hincha de la T ni de Belgrano ni de Instituto. Soy de Junior de Córdoba. Acá en Buenos Aires me hice de River”. De joven estudió economía en Córdoba. Tuvo como profesor a Domingo Cavallo. En esa época Roque Fernández militaba en la izquierda de Jorge Abelardo Ramos, un ícono de la lucha revolucionaria y fundador del Movimiento Patriótico de Liberación. Fernández se graduó como contador público y más tarde como doctor en Economía. Siempre en la Universidad Nacional de Córdoba. Pero él deseaba estudiar en el exterior. Y en Inglaterra. “Las universidades británicas eran más socialistas en economía”. A Fernández se le cumplió el sueño. Gracias a una beca, logró una vacante en la Universidad de Oxford. Sin embargo, en paralelo, había solicitado una admisión en la Universidad de Chicago. Por una cuestión burocrática de un examen de inglés, Chicago termina siendo su destino. De Abelardo Ramos a Milton Friedman sin escalas. Eran los ‘70. “Milton Friedman fue la persona que más influyó en mi vida para que me dedicara a la macroeconomía. Hasta entonces yo era un econometrista. Con Milton aprendí la teoría monetaria de Chicago”. Fernández nombra otros influyentes de aquella época en su vida intelectual. Robert Lucas, Gary Becker y Arnold Harberger. Los Chicago Boys. Fernández fue uno de ellos. Allí obtuvo su doctorado en Economía. Después de la universidad, trabajó en el Fondo Monetario Internacional como economista. Fue en la etapa previa a volver a la Argentina para arrancar toda una carrera en la función pública. Hoy es presidente del Consejo Superior de la Universidad del CEMA. Trabaja en una oficina ubicada en el piso 8 del edificio que está en Córdoba y Reconquista. También lo hace una empresa agropecuaria familiar. “Hacemos reproducciones, animales de carne Kobe”. Roque Fernández trabaja con esa genética hace ya un tiempo. “Un bife de chorizo normal tiene una capa blanca de grasa alrededor pero eso no es lo que le da ternura. Lo que provoca eso y un saber más intenso es la grasa intramuscular. Y eso es lo que tiene la carne Kobe”, dice en referencia a las vacas de origen japonés. “Con el tiempo importamos embriones y hoy ya los cruzamos con otras razas”. Un proyecto: seguir en el CEMA Un desafío: Seguir influyendo para que Argentina pueda encauzarse en un proyecto de país y crecimiento a largo plazo. Un sueño: Que les vaya bien en la vida a mis siete nietos Un recuerdo: La Córdoba de mi infancia y la Quebrada del Condorito Un líder: Juan Bautista Alberdi Un prócer: Justo José de Urquiza Una comida: Pastas. Una bebida: Vino tinto Un trago: Bourbon con hielo. Un libro: “La rebelión de Atlas”, de Aynd Rand. Una película: El Padrino. Hincha: Junior de Córdoba y River Plate

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