Las credenciales del abogado boliviano Carlos Sánchez Berzaín, experto en Derecho Constitucional, Master en Ciencia Política y en Sociología, además de Politólogo, hablan por sí mismas. Hoy director del Interamerican Institute for Democracy, el ex Ministro de Estado de la República de Bolivia en cinco oportunidades veces, Ministro de la Presidencia de la República en dos ocasiones, Ministro de Gobierno dos veces y Ministro de Defensa Nacional en los gobiernos constitucionales del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, Sánchez Berzaín se ha posicionado como un referente intelectual dentro de una creciente comunidad de exiliados latinoamericanos, que han convertido a Miami en la sede mundial de la oposición a las dictaduras del "socialismo del siglo XXI", nacidas tras el fracaso del proyecto castrista. En un evento llevado adelante en la ciudad de Coral Gables para la presentación de su último libro "Dictaduras de Crimen Organizado en las Américas", Sánchez Berzaín habló de los regímenes castrochavistas que utilizan la democracia para destruir a la democracia y destacó la lucha actual que existe entre dos Américas, con diferencias bien marcadas. A continuación un extracto de los puntos más destacados de su presentación. Son tan poderosos estos dictadores, con una red trasnacional liderada por Cuba y Venezuela que desarrolla sistemas muy efectivos de control social y de la prensa, destrozan el sistema de partidos políticos, amedrentan a los líderes de la oposición. Regímenes que simulan democracia representan una jaula que crece y se achica de acuerdo a la determinación de las dictaduras y que sirve para que los 'opositores' además de pasarla bien y de enriquecerse, tengan la posibilidad de simular oposición en los parámetros y en el marco que la dictadura quiere que funcione la oposición. Cuando alguno de ellos va más allá de lo que debe, allí llegan los juicios, el encarcelamiento y el exilio. La verdadera oposición a las dictaduras del crimen organizado en las Américas está en la cárcel o en el exilio. La que está liberada está cuanto menos limitada y obligada a hacer lo que el régimen quiere porque sino su libertad, su prestigio y su vida están en peligro. El ejercicio de ese tipo de política ya no es política, es crimen, porque está fundada en la extorsión, en la amenaza, en el uso indebido de la ley y de los mecanismos de cumplimiento de la ley para obligarle a la gente a someterse a un régimen de arbitrariedad y de abuso. En el proceso se produce una dinámica de enriquecimiento ilícito a como de lugar. Asaltan el estado, acaban con las empresas estatales, acaban con la propiedad privada, confiscan bienes, empresas y canales de televisión. Obligan a la gente a que venda sus propiedades por el valor que pone el que quiere comprar. Cuando la gente se resiste la matan, le asesinan su reputación por medio del desprestigio público o simplemente lo obligan a salir del país. Esta gente controla la libertad de prensa y la información. Establecen una metodología del terror. Comienzan a cometer delitos, no solamente contra la libertad, contra la vida, el honor y la propiedad, sino contra la propia naturaleza del estado convirtiéndolos en narcoestados. Hacen del narcotráfico una dinámica de ejercicio del poder y no lo disimulan. Es bien difícil recuperar la democracia en las dictaduras de crimen organizado mediante elecciones. Lo prueba Venezuela en diciembre de 2015 tras ganar la elección para la Asamblea Nacional, la cual ha servido para aumentar la angustia y la frustración del pueblo venezolano. Son técnicamente gobiernos de facto. Lo que está pasando en el Ecuador es un milagro, porque Lenin Moreno, delfín de Rafael Correa, en algún momento al llegar a su mandato se da cuenta que este lo quería ahí solamente para ganar la elección con su buena imagen y lo más rápidamente posible reemplazarlo por el vicepresidente Glas. Por una decisión que más de política fue de supervivencia, comienza por eliminar a Glas por los casos de corrupción que tiene y así abrió la ventana para la recuperación de la libertad de prensa, la democracia y el pueblo de Ecuador va a hacer lo demás. No pasa eso en Nicaragua con aproximadamente 300 muertos y masacres callejeras que son de dominio público mundial, allí sigue el dictador Ortega con su esposa Rosario Murillo masacrando al pueblo. Entonces, ¿cómo se sale de esto? Este no es un tema de política. Yo soy político y me rehuso a estar en la misma categoría que estos delincuentes. La política es una actividad de servicio público donde uno lo primero que debe hacer es deberse al voto y al favor popular. Cuando la gente no te quiere tu no puedes hacer política porque necesitas votos, ganar elecciones, simpatías para llegar y mantenerte en el poder. El otro elemento fundamental es respetar la ley. La política está en un marco institucional previo que tu no puedes cambiar para favorecerte del nuevo marco institucional o legal que vayas a crear, otro delito en el cual tienen gran práctica los castrochavistas. La política está muy mal vista, hay buenos y malos gobiernos. En la política la corrupción es la excepción no la regla, como sucede con el crimen organizado que se ha apoderado de los gobiernos. La comunidad internacional está reaccionando, no por un acto de consciencia, no porque de pronto han despertado sino por interés propio. Entre Bolivia y Venezuela como narcoestados, con la droga producida en el trópico de Cochabamba por Evo Morales y sus sindicatos y la producida por las FARC en Colombia están destrozando las sociedades de América Latina, están inundando de cocaína las juventudes de Chile, Brasil, Perú y Argentina y obviamente de los EEUU. Tienen que reaccionar por interés propio porque les va la vida, están amenazados por estas dictaduras que están dispuestas a hacer lo que sea por mantenerse indefinidamente en el poder, por hacer sus negocios criminales y por crecer. Con la plata que da el narcotráfico, la plata que da el aliento al terrorismo y los negocios sucios, tienen todo el dinero del mundo para influir elecciones políticas en otros países. Lo que propongo es que se aplique a estos individuos que forman parte de las dictaduras del crimen organizado la Convención de Palermo, un acuerdo de las Naciones Unidas que se firma en el año 2000 y que ha sido ratificado por todos estos gobiernos. Venezuela y Nicaragua lo han ratificado en el año 2002, Bolivia en 2005 y Cuba en 2007. Hay un gran ejemplo en lo que ha pasado en la aplicación de Palermo y es el tema de la FIFA. Un día amaneció el mundo con presos en Uruguay, en Madrid y en Miami. Hubo un fiscal de Nueva York que aplicó la Convención de Palermo y así se acabó la independencia y la suprasoberanía de la FIFA porque eran criminales. En cualquier país del mundo que se sienta afectado las leyes están, es una convención internacional que deber ser aplicada dado que en el caso de la delincuencia organizada no se puede alegar soberanía ni autodeterminación o inmunidades y privilegios. ¿Que tal sería que un narcotraficante como Pablo Escobar hubiera alegado que por el hecho de haber llegado a ser diputado era un atentado contra la soberanía de su país el hecho de que se lo busque internacionalmente por narco? Lo mismo está pasando con Maduro, Evo Morales y Diosdado Cabello. Son criminales y el mundo los tiene que buscar como criminales no como a jefes de estado porque no lo son. Son jefes de pandilla que controlan estados convertidos en dictaduras de crimen organizado. Con todas las pruebas que existen y que han sido documentadas, tiene que haber un fiscal en un país cualquier de los signatarios de las Naciones Unidas, puede ser Rusia, EEUU, Chile o Panamá. Que le abra causa al Sr. Maduro, al Sr. Ortega, al Sr. Diosdado Cabello, a la Sra. Murillo. Ya lo han hecho con el Sr. Correa que está amparándose en Bélgica y lo deben hacer con el Sr. Evo Morales. Que los traten como lo que son, no como políticos sino como delincuentes que se han agrupado trasnacionalmente a la sombra de la dictadura más antigua y criminal de las Américas que es Cuba, para seguir cometiendo y sosteniendo sus fechorías.
Sánchez Berzaín: "Las dictaduras del castrochavismo son de actividad criminal, no política"
El director del influyente Interamerican Institute for Democracy presentó un libro en el que analiza el auge de las dictaduras castrochavistas en Latinoamerica