PáginaI12 En México Desde la Ciudad de México Andrés Manuel López Obrador será el 57º presidente de México, al perfilarse con un amplio triunfo en las elecciones federales de ayer, que le da una legitimidad política y social no vista en décadas. El conteo rápido le daba una ventaja que lucía una tendencia irreversible: de 43% a 49% de la votación nacional, de acuerdo con Consulta Mitofsky, una de las firmas demoscópicas con mayor prestigio en el país. Muy atrás, peleaban PAN y PRI por el segundo lugar: el panista Ricardo Anaya oscilaba entre 23% y 27% contra el 22% y 26% del candidato priísta José Antonio Meade, un virtual empate técnico. Los resultados anunciados por Mitofsky a través de los noticieros de Televisa se mantuvieron en la misma tendencia que señalaron las encuestas a lo largo de tres meses de campaña. José Antonio Meade fue el primero en reconocer su derrota y en desear éxito a López Obrador. “Reconozco que las tendencias del voto no nos favorecen”, dijo Meade en conferencia de prensa en la sede nacional del PRI, y anunció que seguirían con atención el resto de los resultados de las elecciones federales para renovar el Congreso y de las elecciones locales en 30 de los 32 estados del país, incluidas nueve gobernaciones que, por cierto, también parecían perder. Meade no dejó espacio a la especulación: “En este momento habrá que reconocer que, de acuerdo a las tendencias, fue Andrés Manuel López Obrador quien obtuvo la mayoría. Él tendrá la responsabilidad de conducir al Poder Ejecutivo, y por el bien de México le deseo el mayor de los éxitos. ” Media hora después del cierre de la votación, a las 8 de la noche (las 22 horas en Buenos Aires), el candidato de la alianza PAN-PRD, junto con Movimiento Ciudadano, llamó a López Obrador para felicitarlo. Luego, en conferencia de prensa, reconoció públicamente su derrota: “Como ya lo hice telefónicamente hace unos minutos que hablé con él, reconozco su triunfo, le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México. ” El efecto AMLO (las iniciales del que será el primer presidente de izquierda desde Lázaro Cárdenas, el 43º mandatario que gobernó entre 1934 y 1940) se transmitió al resto del país y enfiló a los candidatos de Morena y sus aliados, el PT y el Partido Encuentro Social, a ganar seis de nueve gubernaciones en disputa. Al cierre de esta edición no podía adelantarse la composición del Congreso, que renovó a los 500 diputados y los 128 senadores, pero se perfilaba una muy probable mayoría de Morena y sus aliados. De este resultado depende en gran medida la gobernabilidad que tendrá López Obrador y su margen de maniobra para revertir la mayor parte de las reformas estructurales realizadas durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el segundo presidente priista que deberá entregar el poder a un opositor, como lo hizo Ernesto Zedillo en 2000 ante el derechista Vicente Fox, sólo que Peña lo tendrá que hacer ante el izquierdista López Obrador, al que venció hace seis años con cierta holgura, luego de una exitosa campaña de desprestigio y guerra sucia en que impuso la percepción de que el entonces candidato perredista era “un peligro para México”. Esa imagen prendió con facilidad entre la ciudadanía luego de las protestas que López Obrador había encabezado por el supuesto fraude electoral de 2006, cuando el derechista Felipe Calderón se quedó con la Presidencia por apenas 243 mil 934 votos de un total de casi 41.8 millones. En su tercera candidatura a la presidencia –emulando al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva–, López Obrador ha ganado con holgura y arrastró el resto de la votación nacional tras de él. Un primer corte de las encuestas de boca de urna de la empresa Consulta Mitofsky, la coalición conformada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social, encabeza las preferencias de voto en la Ciudad de México y en los estados de Chiapas, Veracruz, Puebla, Tabasco y Morelos. El PAN ganó el estado de Guanajuato, uno de sus bastiones, tierra de Vicente Fox, y peleaba cerradamente con el PRI por Yucatán. El estado de Jalisco fue ganado por el candidato de Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro. La capital del país será gobernada por Claudia Sheimbaun, la candidata de Morena, al registrar una votación que oscila entre 47.5% a 55.5%, según las encuestas. Lejos quedaron los candidatos del PAN-PRD, Alejandra Barrales, con no más de 33%, y del PRI, Mikel Arreola, que apenas llegará a 16%. El estado de Morelos también será morenista, con la victoria del exfutbolista y exalcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, que podría alcanzar 55.5% de la votación. El segundo lugar, el candidato del PAN, tiene apenas 18.9%. El estado de Tabasco, de donde es nativo López Obrador, su partido arrasó con 69.7% de la votación. El presidente del Instituto Nacional Electoral, la institución encargada de organizar el proceso electoral, informó que hubo una votación masiva y tranquila, con unos pocos incidentes aislados. En la Ciudad de México, miles de simpatizantes de López Obrador festejaban anoche en las calles y esperaban la aparición pública de su nuevo presidente. Al cierre de esta edición, López Obrador seguía en su cuartel en un hotel del centro histórico, a solamente un kilómetro del Zócalo. En cualquier caso, esta mañana de lunes, en México ha amanecido un nuevo país.
La izquierda mexicana hace historia
El conteo rápido le daba una ventaja al candidato de Morena que mostraba una tendencia irreversible: de 43% a 49% de la votación. Sus rivales, el panista Ricardo Anaya y el priísta José Antonio Meade reconocían la derrota.