Andrés Iniesta, acaso el jugador español que mejor llevó la bandera del fútbol de Barcelona, anunció hoy su salida del club. Lo hizo como los grandes, cuando la mayoría todavía piensa que tiene todavía más para dar y luego de una función de gala en la final de Copa del Rey del último fin de semana. Se va a días de cumplir 34 años y tras 22 temporadas, 16 de ellas en el primer equipo, en las que ganó absolutamente todo: 31 campeonatos, que incluyen cuatro Champions League. Dueño de un toque refinado y capaz de ver lo que otros no pueden, Iniesta se ganó el apodo que mejor podía describirlo, el Cerebro. Porque, junto a laderos de la talla de Xavi o Messi, decidía cuándo, por dónde y con quién iba a ganar el Barcelona. Tenía, además y fundamentalmente, una virtud de la que hasta el propio Lionel carece: con su juego colectivo hacía mejor a los demás. Y potenciar los atributos de sus compañeros es algo que solo pueden hacer jugadores que salen cada 20 ó 30 años, como Ricardo Enrique Bochini o Juan Román Riquelme, dos emblemas argentinos. También, aunque el gol no fuera su principal cualidad, se reservó algunas tapas de diarios. El grito en el minuto 93 en Stamford Bridge para alcanzar una nueva final de Champions en 2009 será el más recordado de su carrera vestido de blaugrana. Aunque nada podrá superar el que hizo en la prórroga ante Holanda, el Sudáfrica 2010, para que España terminara con el karma y ganara su primer Mundial. Solo le faltó el premio al mejor jugador del mundo de la FIFA, pero fue contemporáneo de Messi y Cristiano Ronaldo, siempre más espectaculares y goleadores y debió conformarse con estar ocho veces nominado entre los mejores. Tan grande fue su campaña que la propia France Football esta semana le pidió perdón por ese galardón que nunca le dio. Lo resumió bien Sergio Ramos, eterno rival en los clásicos con el Real Madrid y compañero en la Roja: "Si en lugar de Andrés se llamase Andresinho, tendría por lo menos dos balones de oro".
Fin de una era: Iniesta deja el Barcelona – TyC Sports
El Cerebro, dueño de la inmensa virtud de hacer mejores a sus compañeros, se va del equipo catalán tras 16 años en primera y 31 títulos.