El Banco Central ingresó en un círculo vicioso para frenar la corrida cambiaria. La venta de divisas para contener el precio del dólar se volvió exponencial. El lunes vendió 212 millones de dólares, el martes 422 millones y ayer 1472 millones, una cifra record que encendió todas las luces de alarma. En lo que va de la semana sacrificó 2106 millones. La cotización de la divisa se mantuvo en 20, 55 pesos, un precio que sin la intervención de la autoridad monetaria habría superado cómodamente los 22. Las presiones del tipo de cambio en la city la lideran los grandes fondos de inversión del exterior, que aceleraron la dolarización de activos. En el mercado aseguran que a principios de mayo podrían potenciarse los problemas por la compra de los inversores minoristas, quienes acostumbran adquirir divisas la primera semana del mes tras el cobro del sueldo. Desde el viernes las reservas bajaron más de 3000 millones de dólares. La autoridad monetaria se convirtió prácticamente en el único que ofrece dólares en el mercado mayorista, en el que operan los grandes jugadores de la city. La situación recuerda a las intervenciones de la gestión anterior del Central, cuando se entregaban divisas a precio subsidiado, y genera preocupación en el mercado porque parece cada vez más difícil desactivar estas presiones. La entidad volvió a cometer un error de diagnóstico. Pensó que interviniendo desde principios de marzo iba a tranquilizar a los inversores pero generó exactamente el efecto opuesto. Cuanto más interviene en la plaza cambiaria, más dólares se demandan en la jornada siguiente. La cotización cerca de 20, 50 pesos es vista como el piso del dólar, es decir el valor del que ya no puede seguir bajando. Esto hace que todos se apuren a comprar pensando que en el momento que el Central no intervenga habrá un salto. No hay manera que la autoridad monetaria pueda continuar vendiendo divisas a un ritmo de más de 1000 millones de dólares por día. Para el inversor de la city comprar divisas a este precio se transformó en un negocio seguro y nadie se lo quiere perder. El volumen de operaciones en la plaza cambiaria anotó ayer un record de 2169 millones de dólares, con un aumento de 83 por ciento respecto de la jornada previa. El tipo de cambio mayorista cerró sin cambios a 20, 26 pesos y en el mercado de futuros el 70 por ciento de las operaciones se hicieron para abril y mayo con cotizaciones de 20, 35 y 20, 71 pesos. El elemento que llama la atención entre operadores y analistas del mercado es que las presiones cambiarias ocurren en abril, cuando es época de liquidación de dólares del campo y la escasez estructural de divisas de la economía suele moderarse hasta mediados de mayo. Pero las corridas cambiarias no son racionales y ahora el mercado intenta torcerle el brazo al Central, que tiene pocas herramientas para dar la batalla debido a sus políticas de desregulación. Esta semana ya vendió 2106 millones de dólares, cifra que equivale a casi medio punto del PBI. La venta de ayer cercana a 1500 millones de dólares fue la más alta en toda la historia de la autoridad monetaria. La segunda más elevada había sido por 645 millones de dólares en octubre de 2015, en pleno proceso electoral. Pero este dato no es el único impactante. Desde el 5 de marzo, cuando comenzó la nueva estrategia de intervenciones del Central para fijar el valor del dólar, se acumularon ventas por 4535 millones de dólares. Estas intervenciones se hicieron en 19 jornadas distintas, lo que arroja un promedio de 239 millones de dólares por cada intervención. Con este ritmo de ventas, las reservas de la autoridad monetaria se terminarían en menos de 8 meses. Ayer el stock de divisas de la entidad cerró en 59.321 millones de dólares, con un retroceso de 1474 millones, por debajo de los 60.000 millones. En los últimos 4 días hábiles el Central ya perdió reservas por 3123 millones de dólares, al caer 827 millones el viernes, 428 millones el lunes, 394 millones el martes y 1474 millones ayer. La situación internacional, con un incremento de la volatilidad del sistema financiero, potencia los problemas del Central para sostener el dólar. Esta semana se aceleraron las compras de divisas de los fondos de inversión del exterior que empiezan a salir de países emergentes para retornar a economías desarrolladas. La suba de la tasa de interés en Estados Unidos, que se ubicó ayer en el 3 por ciento, la cifra más elevada en cuatro años, fomenta este proceso. En Brasil, Chile y México las monedas se devaluaron ayer más del uno por ciento. En la Argentina se sumó que a partir de hoy empieza a regir el impuesto a las Lebac para inversores extranjeros. Esto aumentó el volumen de las ventas en el mercado secundario de letras, donde fondos extranjeros se deshicieron de las Lebac para dolarizarse y evitar el pago del impuesto. El Central frente a esta decisión de los inversores no intervino comprando las Lebac para mantener la tasa de interés y fomentó, por lo tanto, una suba del rendimiento de estas letras. Es decir, habilitó un alza de la tasa de 0, 6 puntos, hasta el 27, 3 por ciento. El dólar no fue la única variable sensible a las tensiones mundiales. La bolsa porteña cerró con una caída del 2 por ciento y se ubicó en su nivel más bajo del año. Las principales caídas se registraron en Banco Macro (-5, 1 por ciento), Banco Galicia (-5 por ciento) y Grupo Supervielle (-4, 8).
Los que se bajan de la bicicleta corren al dólar
Fue un miércoles negro para la autoridad monetaria. Desde temprano se observó una demanda incesante de divisas de fondos extranjeros que salen del país por el alza de la tasa en EE.UU. En tres días se sacrificaron más de 2100 millones.