Política

La cuenta que nunca existió

Se terminó de derrumbar la vergonzosa operación adjudicándoles a Máximo Kirchner y a Nilda Garré una…

Se terminó de derrumbar la vergonzosa operación adjudicándoles a Máximo Kirchner y a Nilda Garré una cuenta en Delaware, Estados Unidos, por 41.700.000 dólares. El Departamento de Justicia norteamericano, con la firma de Aaron Gershbock le informó al juez federal Marcelo Martínez de Giorgi que en el Shore Bank, actual nombre del Felton Bank, no hay registro de los números de cuentas ni de los nombres citados primero por la revista brasileña Veja y luego por el diario Clarín. También Irán contestó a la requisitoria de Martínez de Giorgi señalando que los supuestos números de cuenta cuyos beneficiarios sería Máximo y Garré no existen en ese país porque les falta un dígito. Ninguno de esos medios hizo un mínimo chequeo antes de publicar la información, algo que sí hizo PáginaI12 desde un primer momento. Con sólo hacer el chequeo hubieran visto que era imposible que en un banco como el Felton, con depósitos totales de 70 millones de dólares, existiera una cuenta de 41 millones. Además, el Felton Bank sólo tenía 6.070.000 dólares en depósitos mayores a 250.000 dólares, lo que hacía imposible que tuviera uno de 41 millones. Pese a esos datos, como la versión enlodaba al gobierno anterior, siguieron adelante con la publicación y nunca la desmintieron o pidieron disculpas por la falsedad. Un dato llamativo de la nota del Departamento de Justicia es que hubo una decisión de mantener la confidencialidad por dos años. Es decir que se dejó correr una denuncia falsa de 2015 hasta septiembre de 2017. Este diario ya reveló que el autor de las notas de Veja –previas a las de Clarín– fue el periodista Leonardo Coutinho, un hombre que fue invitado a presentar un informe en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Las notas de Coutinho aparecen en las páginas oficiales de internet del Tea Party, es decir de la ultraderecha republicana, y el informe se presentó auspiciado en el Congreso de Washington por un sector de la derecha del Partido Republicano.

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