Con aquella frase, en abril del 2017, el presidente Mauricio Macri instó a los argentinos a recuperar y fomentar el desarrollo del país, pero su actitud en funciones dista mucho de su pedido. En lo que va del 2018 el mandatario lleva tomados 29 días de vacaciones, con los que suman 90 desde el comienzo de la gestión Cambiemos.
Entre sus escapadas los fines de semana largos, los viajes al exterior, sus estadías en Villa La Angostura y las visitas a las estancias familiares de Tandil y Córdoba, el Presidente no pierde oportunidad para despejarse y pasar momentos junto a su familia.
Fiel a su estilo, el inicio de este año de Macri no fue distinto al del 2017, luego de sus extensas vacaciones en el sur, de sus viajes al exterior por Rusia, Suiza y Francia y de pasar el fin de semana largo de carnaval en la residencia de Chapadmalal; el presidente junto a su Gabinete, la Gobernadora Vidal y el Jefe de Gobierno Porteño, pasara dos días en la costa para realizar el tradicional “Retiro Espiritual” y poner a punto las acciones y los objetivos del año.
Esta rutina no es, sin embargo, nada nueva en la vida de Macri. En el año 2006, cuando fue diputado nacional, estuvo ausente en 277 votaciones sobre un total de 321. Lo mismo ocurrió cuando fue Jefe de Gobierno porteño: en sus dos mandatos, se tomó 261 días de vacaciones.
El refrán “haz lo que yo digo y no lo que yo hago», no podría ser más pertinente; mientras que el presidente solicita que los argentinos trabajen incluso en los fines de semana, goza de una libertad total a la hora de tomarse tiempos de descanso.