Esta semana, el cohete Falcon Heavy de 70 metros de largo, impulsado por 27 motores, con dos cohetes adosados para sumarle una potencia inédita, se elevó hacia el espacio transformándose en la nave más poderosa de la historia y en el primer paso concreto hacia la colonización de Marte. El multimillonario innovador Elon Musk es el creador de este cohete, además de ser el dueño de Tesla, la principal fábrica de autos eléctricos, el impulsor de los sistemas de autopistas urbanas subterráneas de alta velocidad y de muchas otras innovaciones. Su propuesta es armar una base de abastecimiento y soporte en la Luna y desde allí conectar los viajes a Marte para que el hombre expanda sus límites. Elon Musk con sus 46 años está en la punta más alta de la cadena evolutiva de la humanidad. En la otra punta están Alberto Fernández, Agustín Rossi, Felipe Solá, Daniel Filmus, el Chino Navarro, Víctor Santa María y Daniel Arroyo, que esta semana se juntaron para ver si pueden reunificar al peronismo. Cada uno tuvo 8 minutos para hablar en un acto donde explicaron todo lo malo que hacen los tipos que están en el gobierno y todo lo bueno que van a hacer ellos cuando se pongan de acuerdo y tengan la oportunidad de volver. Se abrazaron, sonrieron y finalmente cantaron la marcha peronista. Completa. Hacía mucho que no se la escuchaba enterita. Cantaron hasta las estrofas finales cuya letra ya no sabe nadie, sólo el gran Hugo (me refiero a Hugo del Carril, obvio, porque el otro Hugo se la está estudiando de memoria para el 21, sino al acto no le va terminar yendo ni el loro). En el escenario del encuentro había un silloncito para cada uno, y una mesa ratona en el medio. Si sobre la mesita hubieran colocado un Wincofon, no hubiese desentonado. El Falcon Heavy que lanzó Elon Musk en el inicio de la carrera espacial a Marte, llevaba adosados dos cohetes propulsores laterales (Falcon 9) que, una vez que le dieron al cohete principal toda la potencia necesaria, se desprendieron, volvieron solitos a la Tierra y se posaron suave y verticalmente en unas plataformas donde estaban esperando los técnicos para pasarles un trapito húmedo y volver a usarlos. Elon Musk explicó que esta es una de las ideas principales que hacen económicamente viable al proyecto. En cambio, ni Rossi, ni Solá, ni Fernández, ni Arroyo, ni Filmus, ni Santa María, ni Navarro pudieron explicarnos todavía como fue que el peronismo gobernó la provincia de Buenos Aires durante 28 años y dejaron esta joyita engarzada de pobres que hoy tenemos. Nadie duda de sus buenas intenciones, pero esto es como el fútbol: cuando los resultados no se dan, vuela el técnico y se cambia medio equipo. El senador Pichetto hace rato que les viene avisando que si no hay nuevas ideas y un recambio generacional, no van a llegar a ningún lado. Pero no lo escuchan. Básicamente porque un recambio generacional es sólo una manera elegante de decirles que ya rompieron bastante las pelotas, que es hora de correrse, dejarle el lugar a los más aggiornados y volverse a casa. El cierre del encuentro por la unificación y la renovación peronista estuvo a cargo del Alberto Rodriguez Saá. Todo bien con los Rodriguez Saá, pero me da la sensación que para unificar y renovar el negocio estaría haciendo falta otra mercadería. No es muy diferente el panorama sindical. Moyano convocó a un acto aprovechando que la situación económica está difícil, pero todos sabemos que si la justicia no lo estuviera investigando, el acto se postergaría para la próxima década. El tipo se siente acorralado. Se le rajan los sindicalistas, lo usan los kirchneristas y, para su estupor, se le cuelgan los trotskistas. En cualquier momento, le pide ayuda a la barra brava de Racing. Es como el viejo chiste del grupo de amigos, uno de ellos rengo, que se van de cacería y de pronto aparece un león en el campamento y los empieza a correr. El rengo, rezagado en el escape por su dificultad, grita “¡¡no corran que es pior!!!” En este caso, el león es la justicia, los amigos que escapan son los sindicalistas y el rengo es Moyano. Los primeros intentos de reacción peronista se presentan como un posible acuerdo para desembocar en unas PASO. En el fondo, el kirchnerismo está feliz porque no puede creer que le estén sirviendo en bandeja la posibilidad de que Cristina se coma crudos, una vez más, a todos los dirigentes peronistas. Y a su vez el gobierno también está feliz porque de este modo, el peronismo le está entregando a Cristina la llave del triunfo. Del triunfo de Cambiemos, obviamente. Mientras tanto el gobierno hace la pata ancha y abusa. Saben que tienen el camino bastante asfaltado y, salvo que se aparezca un león en el campamento o un cisne negro en el camino, van derecho hasta el 2023. Seamos sinceros: ¿Quien podría hoy ganarle a Maria Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires? Por más que se renueven y unifiquen de urgencia de la mano de Alberto Fernández, Felipe y Alberto Rodriguez Saá, como viene la cosa, están más cerca del león que del poder. Vidal le gana al peronismo con las viejas armas peronistas: la mina se acordó de los mismos pobres a los que ellos dejaron arrumbados en el olvido durante 30 años. Ahora, andá a cantarle a Gardel. En el agrande, al Gobierno le aparecen algunos asuntitos que, de no corregir rápidamente, con los años y el declinar del poder se irán agravando. Hoy los Kirchner están acorralados por los primeros chanchullos que hicieron cuando en 2003 armaron la constructora con Lázaro Baez y compraron los hotelitos. Lo que hace 15 años era sólo una denuncia aislada y delirante de Lilita, hoy es la antesala del calabozo. Cuando Durán Barba instala una discusión sobre la pena de muerte, sin duda, para Cambiemos es un gol en contra. Pero en cuánto sacan de mitad de cancha, recuperan la pelota los peronistas y al toque son ellos lo que se hacen el gol en contra. Esa es la dinámica de la política argentina actual. Pero ojo, los años pasan factura. Y los errores tarde o temprano se pagan. Desde el affaire Triaca o la designación de Etchevehere hasta Fly Bondi pasando por la inexplicable presencia de Angelici en los pasillos del Gobierno, todo tendrá un costo mayor que el que aparenta tener ahora. Mirá si será contraproducente el rol de Angelici que hemos llegado al extremo que el domingo pasado Tevez hizo un gol con medio tobillo en offside, lo dieron por válido (era imposible detectarlo), y todo el estadio empezó a corear “Mauricio Macri LPQTP”. Urgente Lilita para terminar con este problema. En cambio, no me ensañaría tanto con la aerolínea Flybondi. Con ese nombre simpático y popular, los tipos ya tienen un avión 737 que vuela y todo. Parece que en estos días podrían llegar a tener otro. A veces van con pasajeros y valijas ,y a veces sólo llevan pasajeros y dejan las valijas para otra oportunidad. Van paso a paso. Quien te dice, de a poquito, esta humilde truchada autorizada por un simposio de irresponsables, con los años se te transforme en una KLM o una Lufthansa. No serán Elon Musk, pero tienen su mérito. Veámoslo de ese modo. Cambiemos. Además esto alienta la inversión. Usted mismo, amigo lector, puede hacer una vaquita con varios amigos, se compran una turbina de un DC9, la dejan en el patio de su casa (tapadita para que no se oxide) y ya se van registrando como compañía de aviación. Mientras el mundo va hacia Marte, nosotros, enredados en el pasado, no podemos acordar entre todos el camino hacia la utopía más importante que tiene por delante el país: rescatar del infierno al 30% de los argentinos. En el orden de nuestras prioridades, esto no es lo más importante. Es lo único importante.
Marte, un planeta sin peronistas ni gorilas
No explicaron como el PJ gobernó la provincia de Buenos Aires 28 años y la dejaron con millones de pobres.