El video no deja lugar a dudas. El ladrón que huía luego de asaltar y herir a un turista norteamericano en La Boca el pasado 12 de diciembre no amenazó al agente Luis Chocobar ni a ninguna otra persona mientras trataba de escapar, sólo corrió, hasta recibir varios disparos por la espalda y caer al piso, desde donde parece levantar las manos para que ya no le disparen. Así que policía de Avellaneda mintió: Pablo Kukoc, quien falleció días después por los disparos recibidos, no se dio vuelta, no iba hacia él blandiendo un cuchillo ni ninguna otra arma, no estaba “amenazando a otros masculinos” ni a nadie más, así que él no tenía por qué disparar; menos tres veces y arriba de la cintura. Si el juez Enrique Velázquez conocía estas imágenes y fue en base a esa información que procesó a Chocobar por “homicidio con exceso en la legítima defensa” no está claro. Porque por lo que se ve en la grabación no hubo ni legítima defensa ni exceso en ella. Pero lo fundamental es entender lo que hizo el Ejecutivo con el caso, un día antes de que se conociera esta información en todo el país: ¿cómo entender su atolondrada intervención sobre el caso?, ¿no sabían en el gobierno qué había sucedido, pese a que ya había transcurrido un mes y medio de los hechos? ¿Por qué decidieron respaldar al tirador, jugando al propio presidente en la movida? ¿Simplemente se dejaron llevar por una repentina urgencia de recuperar puntos en las encuestas, descontando que siempre rinde apoyar la mano dura, alentados tal vez también por el aparente “exceso” del juez en disponer un embargo por 400.000 pesos y acusar de un delito grave a Chocobar, que sonaban a saña contra un “valiente”? Tal vez habrán pensado que luego de los papelones que hizo el llamado garantismo en los últimos meses, el penoso ocaso del caso Maldonado, las recurrentes burradas del ex juez Zaffaroni, las denuncias contra la “represión salvaje” en medio de la lluvia de piedras de la Plaza de los Congresos, no hay que preocuparse ya más ni por lo que dicen los organismos de derechos humanos ni por los “detalles” en los enfrentamientos entre policías, delincuentes o grupos violentos, pase lo que pase hay que ponerse siempre del lado de los uniformados. Mala idea. Y peor todavía si al desprecio palmario de los procedimientos policiales se suma una dosis equivalente de desconocimiento de los hechos e improvisación política. Porque a la inmoralidad de avalar el gatillo fácil se sumó entonces en este caso la enorme torpeza de hacerlo sin tener idea de lo que realmente había pasado ese día y de los riesgos que se corrían metiéndose de cabeza en el asunto, a dar cátedra sobre lo que hay que hacer en las calles, ahora que “llegó el cambio”. En todo sentido, un verdadero papelón. ¿Puede todavía salir del brete en que se metió, podrá hacerlo sin pagar un alto costo? Tal vez no y prefiera fugar hacía adelante, vistas las dificultades de decir “ups, me equivoqué” apostarán a que el asunto se olvide y termine en algo así como un empate, porque de última creen que a la mayoría no le importa que a los ladrones los baleen, o incluso lo celebra. O por ahí intentan hacer como con Triaca, subir la apuesta: podrían inventar la regla de que todo policía que le mienta en la cara al presidente, se burle de él y se haga pasar por un valiente además de dar con sus huesos en la cárcel como si hubiera, digamos, matado a alguien por la espalda, reciba como castigo extra que no podrá tener ya ningún familiar en la función pública. Basta de impunidad y nepotismo.
Luis Chocobar mintió y dejó en off side a Mauricio Macri – TN.com.ar
El video muestra que el ladrón no iba hacia el policía blandiendo un cuchillo ni ninguna otra arma. Lo fundamental es entender lo que hizo el Ejecutivo: ¿desconocimiento o urgencia por las encuestas?