El fracaso de la sesión extraordinaria de Diputados abrió una crisis en el Gobierno nacional. En medio de la segunda jornada de represión, el presidente Mauricio Macri estuvo reunido hasta tarde con su mesa chica evaluando la posibilidad de saltearse el Congreso y sacar la reforma a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Hubo versiones de que el mandatario ya había firmado el DNU y se pensó en grabar un mensaje en Olivos, pero luego dieron marcha atrás ante la resistencia a utilizar esa vía por parte de Elisa Carrió y la ratificación del paro de la CGT si salía el decreto. Más temprano, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dio una conferencia de prensa en la que cuestionó a los “piqueteros del recinto”, como llamó a los diputados opositores. Caída la idea del DNU, el oficialismo volvería a la carga el lunes con la reforma previsional en Diputados. En público, por supuesto, no hubo un reconocimiento por parte del oficialismo de la dura derrota que supuso que se levantara la sesión de Diputados en la que se jugaron todo para que se aprobara ayer la reforma previsional: adelantaron el tratamiento, intentaron hacer jurar a diputados del macrismo y no pararon de reprimir en las inmediaciones del Congreso desde el intento de iniciar la sesión hasta el anochecer de un día agitado. Así y todo, la sesión fracasó. La línea general del oficialismo fue cuestionar “la violencia” por parte de la oposición. El jefe de Gabinete no tuvo palabras para revisar el accionar de Gendarmería contra dirigentes políticos, manifestantes y contra trabajadores de prensa. Según Peña, a los periodistas los hirieron los manifestantes y no los gendarmes. El ministro coordinador se ocupó de hacer responsable al kirchnerismo del clima violento que se vivió dentro y fuera del Congreso. “En el debate en comisión empezamos a ver una acción deliberada de violencia y de bloqueo del funcionamiento de la Cámara de Diputados. Vimos las agresiones a los legisladores que fueron a debatir”, sostuvo el ministro coordinador. “Vimos hoy (por ayer) la búsqueda clara primero en la calle y luego en el recinto, cruzando una raya que no se había cruzado, algo que nunca hizo la oposición en 12 años en los que vimos un kirchnerismo muchas veces atropellando. Pero nunca vimos la agresión, llegando al caso de amenazar al presidente de la Cámara de Diputados”, sostuvo Peña. “No quisieron debatir. Se convirtieron en piqueteros del recinto. Optaron por la violencia. Cambiemos no va a seguir ese camino de la violencia, por eso se propuso levantar la sesión”, afirmó el jefe de Gabinete, quien sostuvo que “la gente se hartó de la prepotencia que gobernó por muchos años. No es a través de la violencia y la mentira que van a obtener una mejor situación para los argentinos”. “Tienen que tener la dignidad de sentarse y debatir y de perder”, les reclamó Peña. Cuando le preguntaron si revisarían la estrategia parlamentaria, contestó: “Sería muy triste para la democracia que por la extorsión de los violentos se modificara un debate. Estamos convencidos de que este es un proyecto que es bueno. Esa ley tiene que salir de esa forma. ” Cuando le preguntaron por los periodistas golpeados, se excusó: “Lamento si hubo alguna situación… No tengo información. Fueron agredidos también trabajadores de prensa por los manifestantes”. Tampoco repudió la represión a los diputados: “Se ve claramente que hay una intención de las declaraciones de algunos diputados y los que agredieron de hacer tierra liberada en la zona del Congreso. ¿O me van a decir que esos que tiraban piedras buscaban participar de un debate constructivo? Hay mucha hipocresía”, consideró Peña. “Vamos a trabajar con las autoridades parlamentarias para ver cuándo es el mejor momento para seguir trabajando”, aseguró Peña, quien luego se reunió con el presidente Macri y con el resto de la mesa chica. Estuvieron en ese encuentro el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el de Interior, Rogelio Frigerio. Allí evaluaron la posibilidad de sacar la reforma por DNU, incluyendo un bono que compensara el empalme con el sistema anterior. Cerca de las 18, convocaron al resto de los ministros y Peña encabezó una segunda reunión en la que discutieron esa opción, que empezó a filtrarse a los medios. Llegó una hora en la que ya dieron por firmado el decreto. Incluso empezaron a acondicionar la Quinta de Olivos para que Macri grabara un mensaje para explicar la medida. Luego todo se frenó en seco: sostuvieron que sólo lo habían firmado los ministros. Luego las mismas fuentes gubernamentales aseguraron que no iba a salir. Otras directamente pasaron a decir que nunca estuvo escrito. “Fue una idea fugaz”, decía un consigliere del presidente al filo de la noche. La existencia del DNU se desvanecía en el aire. ¿Qué pasó? Lo primero que ocurrió es que intentaron y no consiguieron convencer a la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. Para condicionarlos, la dirigente salió a hacer pública su postura: “Carrió y la Coalición Cívica juraron respetar la Constitución Nacional y no la van a violar bajo ningún concepto. Un DNU violaría gravemente la Constitución Nacional”, tipeó Carrió, que habla de sí misma en tercera persona. Cuando el DNU empezó a quedar en veremos, ganó fuerza la postura que sostenía el titular de la Cámara baja, Emilio Monzó, de volver a intentar reunir el quórum y votar la ley. La fecha tentativa para la nueva aventura es el lunes. Está todo listo para otro día de furia.
Un gobierno en crisis
El fracaso de la sesión extraordinaria de Diputados abrió una crisis en el Gobierno nacional. En med…