Un comienzo posible de esta historia son los años de Menem. Los medios siempre tuvieron influencia más o menos directa de la política, pero fue durante la época de Carlos Saúl cuando muchos quedaron atrapados por una lógica coyuntural: el CEI tenia como objetivo garantizar la re-reelección: Telefé, Radio Continental, la revista Gente, Canal 9, telefonía fija y móvil, internet, fibra óptica,cable y fútbol, el Citigroup y Moneta,algo que - parecía- iba a durar toda la vida y se cayó como un castillo de naipes. Los medios dejaron entonces de ser un fin en sí mismos para convertirse en un medio para llegar o mantener el poder. La famosa “pauta” –los avisos del Estado o sus organismos - se incrementó hasta niveles asombrosos. Ningún gobierno, desde la vuelta de la democracia, se animó a legislarla.T odos lucraron con ella, cada uno respondiendo a su estilo: en la época de Alfonsín, por ejemplo, Télam –encargada de distribuir parte de la pauta oficial- tenía una mesa de dinero; en años de inflación las facturas pendientes generaban intereses que terminaban en los gerentes.Este proceso abrió las puertas de la industria de medios a personajes pintorescos que nunca pensaron en hacer periodismo: los medios se convirtieron en distribuidores de publicidad y en bocas de expendio de operaciones puntuales. Nada importaba de lo que salía alrededor. La mejor metáfora de aquellos años pudo verse en Telefé: para no tener problemas con el gobierno el canal levantó el noticiero; no hay posibilidad de error alguno cuando las noticias no se dan. Parte de los medios comenzó a mostrarse como aparatos de propaganda. El kirchnerismo repitió el esquema de Menem pero con mayor voracidad: excedió los medios para promover y controlar productoras de contenidos y desarrolló una industria de cine nacional sin público manejada por el Ministerio de Planificación y triangulada por las universidades, con presupuesto autónomo y fuera de control. Comparada con otros negocios, la cultura fue barata de comprar. Argentina tiene más canales de noticias que Estados Unidos; la cantidad de medios excede al público que los consume y esa fue una de las características del kirchnerismo, creer que las audiencias se crean por una ley del Estado. Los medios K fueron muchos, pero nunca fueron exitosos.En el mejor de los casos lo fueron para sus dueños para quienes una página en blanco significaba un aviso más. Hoy asistimos a su progresivo derrumbe: “Esto se remonta al año 2013 –dijo hace unos días Santiago del Moro, explicándole a su audiencia la crisis de Ideas del Sur- Marcelo Tinelli, buscando una salvación financiera para su empresa se va de la mano de funcionarios relacionados al ex gobierno a sentarse con gente de Telefe y finalmente vuelve a la televisión de la mano de Cristobal López. Marcelo sabía con quien estaba hablando”. Santiago explicaba así lo inexplicable de la reacción de Tinelli ahora, cuando se queja por lo que se le adeuda. ¿Marcelo no leía los diarios? “Se crearon medios fantasmas para lavar pauta –sigue del Moro- y emergieron desde radios, páginas de internet y canales de televisión. Ellos tomaban nuestro laburo sólo como una pantalla. Quienes llegaron a esto lo hicieron conociendo con quienes se asociaban y que había detrás”. El cinismo K frente al asunto es asombroso: “Durante mi gestión nosotros no teníamos conocimiento del problema, que vino después. Durante nuestra gestión los trabajadores cobraban los salarios,estaban en orden”, le dijo Cristina Kirchner a Elizabeth Vernacci y Alejandro Bercovich, durante un amable reportaje de campaña. “¿Pero quien elige ese tipo de gente?”, preguntó Vernacci, despedida de Rock and Pop en 2013 cuando fue comprada por Szpolski y Garfunkel. “Como se eligen todos los concesionarios de todas las radios y televisoras, era todo a través de procesos públicos, controlados inclusive por la oposición”. Szpolski y Garfunkel dejaron a más de 800 empleados en la calle cuando vaciaron y cerraron el diario Tiempo Argentino y Radio America. El mismo grupo –que tampoco pagaba las cargas sociales de sus empleados- estuvo a cargo de CN23, el diario El Argentino, Infonews, Miradas al Sur, Veintitrés, Autobild, Forbes, Newsweek y Lonely Planet. Cristobal Lopez y Fabián de Sousa,por su lado, construyeron el mayor de los multimedios K con plata de la evasión impositiva: Ambito Financiero, Buenos Aires Herald,El Ciudadano (de Santa Fe), las productoras La Corte y PPT (Pensado para Televisión), la mitad de FM Vorterix, C5N, Radio 10 y cuatro fm porteñas. Ninguno de sus números cierran sin evadir o sin recibir prebendas. Quienes aseguran que Lopez podría ser detenido en breve sostienen también que los medios irían a la quiebra.El aparato de propaganda solo puede sostenerse con plata ajena.Con plata nuestra,en realidad.
El derrumbe de un sistema de medios basado en la evasión
El kirchnerismo creyó que las audiencias se forman por una ley del Estado.