-Si hay que guiarse por lo que anunció Juntos por el Cambio va a votar en contra de la reforma judicial. -Sí, vamos a votar en contra los 29 senadores de nuestro espacio. -¿Por qué? - Porque es una reforma en la que no se han cuidado la formas. En cuanto al contenido, va en sentido contrario a lo que es la implementación del sistema acusatorio. Porque se realiza en un momento donde el contexto político, social y económico no es el adecuado. -Uno de los argumentos de la oposición es que la reforma busca la impunidad de Cristina Kirchner. ¿Lo comparte? -En la ley está especificado que todos los procesos actuales continúan, pero cuando ves el contexto político, donde se quiere modificar la composición de la Corte, donde hay jueces que se los quiere trasladar, donde se insiste con un procurador que no logra el consenso necesario y hasta por ahí se insinúa de cambiar la ley para modificar la mayoría para designarlo, la composición del Consejo de la Magistratura. Hay un contexto en que todo tiende a que se quiera favorecer cierta impunidad, y se suma este proyecto de ley tratando de menguar el poder de los jueces. Todos estos argumentos no se adecuan y no responden a un verdadero cambio de la Justicia, y tienden a generar esta suspicacia. Es por eso que a todos nos hace pensar que esto va a favor, no solo de la impunidad hacia la ex presidenta, sino también a la investigación de todo tipo de procesos. -El oficialismo cuestiona que muchas de las críticas que hace la oposición, como la ampliación de la Corte, no figuran en este proyecto de ley. -Claro, acá no está la reforma de la Corte, pero son sumatorias que te hacen pensar. Si acá hubiera sido distinto el procedimiento de la forma… Miremos cómo fue el nuevo Código Civil, que se generó una comisión de juristas y donde fueron los partidos los que sugirieron los representantes, no los eligió el Presidente. Acá hay un conjunto de acciones. Y esta reforma tiene ese pecado de origen, que no contempla la oportunidad, el contexto político, la realidad social, por eso se tiñe de mucha suspicacia. Para Julio Cobos, la reforma judicial del Gobierno "tiene un pecado de origen". Foto Ignacio Blanco / Los Andes - En el dictamen del proyecto el oficialismo incluyó una cláusula que controla la actuación de los medios... -La única presión que debe soportar un juez de la Nación es la de la Constitución y la ley, para las demás debe estar preparado. Ahora, meter a los medios donde no está establecido cuál es el alcance, porque puede salir una nota de opinión, una critica hacia un juez, o poner en evidencia un proceso judicial que está siendo lento, mal conducido, es propio de la tarea de un medio. Me parece un despropósito ese tema. -En el Senado la reforma tiene la aprobación casi asegurada, pero en Diputados el escenario asoma complicado para el oficialismo. -No va salir la reforma. Y si el Presidente me pidiera un consejo yo le diría que la retire y que inicie un nuevo proceso, él está a tiempo de hacer esto. Cuando Cristina impulsó el Código Civil, lo consiguió porque cuidó la forma; cuando quiso ir por la democratización de la Justicia directamente la frenó la Corte Suprema. Entonces, una reforma sin consenso jurídico, judicial, político, social, como este tipo, no va a prosperar y no va salir. En Diputados no sale. Como yo dije una vez cuando fue el tema de la 125, no hay que buscar votos sino consenso. -¿Puede ser una nueva 125 la reforma judicial? -La 125 ha pasado a ser una unidad patrón de medida de los conflictos, siempre se compara, es igual, es menor, es casi, es parecido. No hay conflictos iguales. Lo otro surgió de otra manera, creo que fue una situación complicada, porque se llegó al vaciamiento de los mercados, las rutas cortadas, todas esas cosas. Acá ha habido una respuesta institucional, de la sociedad que ve que este no es el camino, que no hay acuerdo, que no hay consenso. Sí se puede hacer un paralelismo con la 125 en la intención de tratar de imponer una reforma judicial contra la opinión de un sector de la sociedad. -Me refería a una nueva 125 como una metáfora de una eventual derrota del Gobierno en el Congreso. - Si insisten en ir a un conflicto innecesario con la reforma judicial van a terminar con una derrota como con la 125. Acá yo no veo la posibilidad de que haya votos que faltan y que se vayan a ir consiguiendo. No hay nada que pueda entusiasmar, enamorar. ¿Qué le van a decir aun gobernador, 'te doy un juzgado más'?. Pero no veo esta posibilidad, salvo que se discuta a lo mejor junto con el presupuesto, que por ahí se pueda torcer alguna voluntad. - Está la versión justamente de que en Diputados podrían tratar la reforma en paralelo con la ley de presupuesto. -Pero yo lo veo lejos de algún gobernador con prestigio propio que se pueda dilapidar su caudal político… a ver, no me imagino a Schiaretti accediendo a ningún tipo de canje. Yo creo que Schiaretti le hablará con toda sinceridad al Presidente, como compañeros que son los dos, y le hará ver su punto de vista. -¿Ve posible una fuga de votos por parte de Juntos por el Cambio? -No. En este tema diría que no hay ni una sola voz a favor. -¿Votaría a Daniel Rafecas como procurador? -No porque tuvo causas en las que quedó muy expuesto. En los principios de la investigación de Ciccone; después con el tema de la denuncia que hizo Nisman, en tiempo récord la desestimo. -¿ Qué es lo que más recuerda de aquella votación de la 125 en 2008? -(Risas) El cartel cuando se prende 36 y 36. Lo que recuerdo es que yo pedí hablar justamente, para que se pidiera un cuarto intermedio, porque el país estaba dividido y estaba reflejado en el voto de los senadores, y no era una salida lógica que el vicepresidente tuviera que desempatar, lo lógico hubiera sido un cuarto intermedio, que no se dio. Pero recuerdo patente cuando miraba ahí, los 36, 36, dos veces, 36, 36. Que no lo jugué a la quiniela, y no sé si habrá salido. -¿Y cómo se le ocurrió la formula del “no positivo”? -Fue lo que primero me salió. Por ahí me dicen “lo ha pensado”, o “se lo ha sugerido no sé quién” decía Macri, y no, fue mi situación de estrés, que estaba verdaderamente con una gran responsabilidad, sobre todo por la paz social. Lo que recuerdo de Cristina es que la 125 llevó prácticamente el gobierno a la banquina, y nosotros lo pudimos encarrilar, porque después terminó su gobierno y pudo ser hasta reelecta. Pero es un ejemplo de cuando los conflictos son innecesarios. Mas vale ponerse rojo una vez y no rosado todos los días. Tenés que dar marcha atrás y la sociedad te lo valora, te lo pondera. -¿Volvió a hablar con Cristina Kirchner? -No, nos saludamos, tenemos la relación nomás de pedido de la palabra y otorgamiento de la palabra en el Senado, pero no, no hay ningún tipo de relación. -¿Se la cruza en el ascensor del Senado? -Sí, nos hemos cruzado. -¿Y se saludan? ¿Se dan un beso? - Nos saludamos con la apropiada distancia, porque estamos en pandemia. Pero no, no tengo nada que decir al respecto, inclusive por la relación de pedido de palabra y todo eso, hoy por hoy es correcto. -En el oficialismo hablan de lawfare y de persecución judicial a la ex presidenta. -Pichetto decía algo que, por ahí, tenía en parte razón, que todo presidente pasa de la Casa Rosada a Comodoro Py. La gestión de un presidente son muchos actos administrativos, muchas denuncias que te tocan afrontar durante la propia administración. El propio Macri terminó su gestión de gobierno casi con un centenar de denuncias, Menem todavía está con causas. Entonces, obviamente, los procesos judiciales se aceleran cuando no estás en el poder, esto es una realidad. Está eso en el aire de la persecución política, pero yo no lo veo. Lo que veo son jueces que se sueltan la rienda o se ajustan, conforme al poder de turno o a la ausencia del poder de turno. "Hay jueces que se sueltan o ajustan la rienda conforme al poder de turno", dijo Julio Cobos. Foto Ignacio Blanco / Los Andes -¿Macri es el jefe de Juntos por el Cambio? -No. Macri cuando ejerció como presidente sí tenía el liderazgo. Él me parece tendría que entrar en la etapa de formar nuevos líderes, sobre todo cuando tiene referentes dentro de su propio espacio, como Rodríguez Larreta, como María Eugenia Vidal, como Emilio Monzó, con grandes posibilidades hacia el futuro. -¿Qué opina de Macri participando de las reuniones de la mesa nacional de Juntos por el Cambio desde Europa? -Un error político y personal. Él tiene derecho a hacerlo, pero si él quiere contribuir pensar que también su imagen ayuda a consolidar este espacio. -¿La UCR va a tener candidato a presidente 2023? -Sería bueno que se compita, como surgió la otra vez. Y bueno, aquel que se sienta con posibilidades de competir y sumar al espacio pueda hacerlo. Las primarias me parece que son la salida para la consolidación del espacio. -¿Y a qué radical ve de candidato? -Hay varios, el propio presidente del partido (Alfredo Cornejo), Martín Lousteau, el gobernador de Jujuy (Gerardo Morales). El propio gobernador de Mendoza (Rodolfo Suárez), que todavía no es una figura conocida a nivel nacional, pero que está administrando muy bien. -El año que viene se vence su mandato, ¿intentará renovar? -Son 6 años, para mi es mucho, pero obviamente, voy a esperar lo que decide el gobernador. -¿Tiene un eventual rival en Cornejo? -No, no es que sea rival, si es Cornejo, que sea Cornejo. -¿Marchó el lunes? -No. No soy adicto a las marchas. -¿Qué piensa de Alberto Fernández? -Lo conozco a Alberto y sé que es una buena persona. Me parece que él tiene que asumir... Entiendo que es agradecido, que llegó al poder porque lo ungió Cristina y él se lo reconoce. Pero él tiene que cortar ese cordón umbilical y manejarse con su propia personalidad y su propio estilo y ser consecuente con lo que dice y con lo que hace. A lo mejor este tiempo de transición le sirva para reflexionar y después refundar su gobierno y salir con toda la fuerza para adelante cuando termine este proceso. También es cierto que ella es vicepresidenta gracias a que Fernández encabezó la fórmula que ganó las elecciones. Las cuentas están saldadas. -¿Qué se extraña de ser vicepresidente? - Se extraña poco. El vicepresidente es como la salud: se lo extraña cuando se lo pierde. Por eso mismo, cuando a mi me decían por ahí 'renunciá y andá como senador' y yo decía 'no', porque el daño que podés hacer es muy grande. Si hubiera querido hacer daño, hubiera renunciado y no quise. Vicepresidente es bueno porque es un honor, pero si te da el lugar que corresponde quien ejerce el mandato, para que lo puedas ayudar en la toma de decisiones o darle consejos. -Cristina es más que un consejera. -Claro, ya demasiado. Pero no me gusta hablar de doble comando porque hay que respetar la figura del Presidente. Sus decisiones deben estar pensadas no en dejar conforme a la vicepresidenta sino en dejar conforme a la sociedad. En los cuatro años que fue vicepresidente de Cristina Kirchner, Julio Cobos firmó un único decreto. Quiso el destino que fuera justo el que decretaba el duelo en todo el país por la muerte de la figura por la que sintió la mayor admiración política, Raúl Alfonsín. Fue en marzo de 2009, con la entonces presidenta fuera del país (participaba del G20 en Londres). El año anterior, en 2008, el mendocino con su voto “no positivo” había hecho trizas el sueño kirchnerista de imponer retenciones móviles a las exportaciones a través de la resolución 125. Una semana después de aquella histórica sesión en el Senado había vuelto a reunirse con Cristina -también participaron del encuentro los entonces funcionarios Sergio Massa y Florencio Randazzo-, donde quedó establecido que a partir de ahí pasaría a tener un rol meramente institucional. Sin diálogo con Cristina, y completamente aislado dentro del Gobierno, con la muerte de Alfonsín debió telefonearle para saber si la esperaba para el velatorio y si firmaba el decreto que establecía el duelo nacional. “Así que bueno, firmé el decreto, que me acercó el actual senador Parrilli”, cuenta. Julio Cobos con Néstor Kirchner y Ricardo Alfonsín, en el velatorio en el Congreso de Raúl Alfonsín, en 2009. “Tengo un recuerdo memorable, cuando me tocó despedirlo. Asistió Néstor Kirchner y Massa, que era jefe de gabinete. Y la verdad es que era una figura que nos aglutinaba a todos. Tal es así que nos saludamos muy bien con Néstor Kirchner en esa oportunidad, ya había pasado el conflicto del campo y estábamos en una relación tensa. Sin embargo, la figura de Alfonsín nos aglutinó. Ese es uno de los mejores recuerdos que tengo. Como siempre digo, uno terminó su cuestión con el mismo patrimonio, sin ninguna causa y con las mismas convicciones”, sostiene. El actual senador por Mendoza se separó hace unos años de su esposa y vive con su actual pareja y las tres hijas de ésta en una casa que alquilan en un barrio cerrado de Godoy Cruz. Dice que lleva bien la cuarentena, aunque al inicio le costó porque le gusta mucho hacer deporte, andar en bici, correr. Sí admite que le “joroba mucho el tema de las reuniones familiares, no pude ver a mis nietos por ejemplo. Uno ve que van creciendo y la verdad es que a esta altura me gustaría compartir un poco más de momentos con ellos”. -¿Tiene hobbys? -No. El único hobby que tengo es el deporte. Me gusta cocinar, soy un mediano buen cocinero. Hago los asados muy rápido, todos se asombran. Algunos arrancan los asados a las 9 de la mañana y yo los preparo en media hora o en menos. Elijo todos cortes finitos, entraña, costillita finita. Y me gusta mucho el deporte, siempre me gustó. Yo corría maratones, ahora corro menos, prácticamente camino. Ando bien, de rodilla y todo, pero hay que cuidarse. Un médico me dijo: 'todo lo que puedas no correr ahora, lo vas a poder caminar después, porque te jode mucho las articulaciones'. Pero bueno, el hobby mío es la actividad deportiva. Veo mucho deporte en televisión, sobre todo los torneos olímpicos. Uno que estudió en el liceo militar teníamos mucha preparación en ese sentido. Teníamos gimnasia e instrucción todos los días, así que ya nos quedó forjado ese tema, una sana costumbre”. De filiación radical, es ingeniero en construcciones con posgrados. Nació en la ciudad de Mendoza en 1955. Trabajó como docente universitario -fue decano de la UTN- antes de dedicarse a la actividad política. Arrancó como subsecretario de Urbanismo y Vivienda de la Municipalidad de Mendoza, después ministro de Ambiente y Obras Públicas y, de 2003 a 2007, gobernador de su provincia. En 2007, como compañero de fórmula de Cristina Kirchner, fue electo vicepresidente. En 2013 fue elegido diputado nacional. Desde 2015 es senador. Un libro. La resistencia, de Sabato. Un prócer. San Martín. Un líder. Alfonsín. Un sueño. Un viaje largo. Una sociedad. La uruguaya. Una persona que admire. Mi padre. Una serie. Marco Polo. Una comida. La milanesa. Una bebida. Vino tinto, malbec. Un deporte. Todos. Un lugar. La montaña. Un recuerdo. Mi adolescencia. COMENTARIOS COMENTARIOS CERRADOS POR PROBLEMAS TÉCNICOS. ESTAMOS TRABAJANDO PARA REACTIVARLOS EN BREVE. Comentarios CARGANDO COMENTARIOS Para comentar debés activar tu cuenta haciendo clic en el e-mail que te enviamos a la casilla ¿No encontraste el e-mail? 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Julio Cobos: "Si insisten en ir a un conflicto innecesario con la reforma judicial van a terminar con una derrota como con la 125"
El ex vicepresidente de Cristina Kirchner y actual senador radical por Mendoza cuestiona la iniciativa oficialista.