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Resiste y crece. Cómo Bolsonaro alcanzó la aprobación más alta de su mandato

SAN PABLO. – Pese al desastre sanitario por la pandemia de coronavirusen Brasil y a los tropiezos en

SAN PABLO. - Pese al desastre sanitario por la pandemia de coronavirusen Brasil y a los tropiezos en su gobierno, el presidente Jair Bolsonarologró su mejor evaluación desde el inicio de su mandato, según una encuesta de Datafolha difundida por el diario Folha de S. Paulo. El líder ultraderechista, que dio positivo de Covid-19 el 7 de julio tras desatender todos los cuidados recomendados, alcanzó una valoración positiva del 37%. Su desaprobación cayó al 34%. En tanto, un 27% considera que el gobierno es regular. En la última encuesta de junio pasado, el presidente brasileño había alcanzado una aprobación del 32% y una valoración negativa del 44%. En mayo su valoración positiva fue del 33%, mientras que un 43% desaprobó su mandato. La encuesta de Datafolha se realizó el 11 y 12 de agosto, con 2065 brasileños adultos que tienen teléfonos celulares en todas las regiones y estados del país. El margen de error es de dos puntos porcentuales, hacia arriba o hacia abajo. No fueron pocos quienes creyeron que en abril se escribía el fin del ciclo político de Bolsonaro. El mandatario parecía superado por la pandemia y herido por las turbulencias dentro del gobierno. A la escandalosa salida del exministro de Justicia Sergio Moro en medio de denuncias de intervención política en la Policía Federal, se le sumabael despido del popular ministro de Salud Luiz Mandetta por diferencias sobre la conducción de la crisis sanitaria. Hace una semana, Brasil superó la barrera de los 100.000 muertos y los tres millones de contagios por coronavirus. Es el segundo país más afectado del mundo detrás de Estados Unidos. Pero a pesar de la crisis sanitaria y, contra el sentido común, Bolsonaro, promediando su segundo año de mandato, parece haber salido indemne de la crisis y su popularidad repunta todos los meses como comprueban las encuestas. Solo dos semanas después de que comenzara el confinamiento en Brasil, las autoridades brasileñas tomaron una decisión de calado para amortiguar el golpe económico: aprobaron una especie de renta básica para millones de personas que de un día para otro se habían quedado sin ingresos. La ayuda de emergencia (600 reales al mes, unos 111 dólares), que se empezó a pagar en abril y en julio llegó a la mitad de los hogares, se ha convertido en el mayor programa social de un gobierno que llegó al poder con la promesa de adelgazar el Estado. Además de mitigar la catástrofe económica, la paga ha mejorado la maltrecha popularidad de Bolsonaro, sobre todo entre los más pobres, a pocos meses de las elecciones municipales. El presidente siempre ha sido mejor visto por sus compatriotas ricos que por los más necesitados. Pero la pandemia está cambiando esas percepciones. Su discurso anticiencia, negacionista y a veces obstruccionista ante la enfermedad ha mermado su apoyo entre los más pudientes mientras las ayudas directas de dinero han impulsado su popularidad entre los más vulnerables. Las encuestas indican que en las últimas semanas ha ganado apoyo en el nordeste, tradicional base de apoyo del Partido de los Trabajadores de Luiz Inacio Lula da Silva. Es una zona donde Bolsonaro perdió las elecciones. Pero ahora millones de personas que subsistían gracias a programas contra la pobreza extrema como Bolsa Familia han visto, a cuenta del coronavirus, triplicarse los subsidios que reciben. Bolsonaro, que mantiene un apoyo firme de un tercio de los brasileños, ha logrado capitalizar políticamente la ayuda de 600 reales, que salen de los cofres del gobierno federal, aunque es fruto de un acuerdo entre el Ejecutivo, la Cámara de Diputados y el Senado. Las tres partes negocian ahora la prórroga y la cuantía de la paga, que vence este agosto. Tanto las municipales de noviembre como el techo de gasto son factores cruciales en esa negociación. El ministro de Economía, Paulo Guedes, ha advertido públicamente a Bolsonaro ante la tentación de embarcarse en un derroche de dinero público y romper el techo de gasto para asegurarse una reelección en 2022. El desempleo ha subido al 13, 3% después de que la pandemia se haya llevado por delante nueve millones de empleos. Como el coronavirus ha obligado al gobierno a frenar en buena medida la agenda de liberalización con la que llegó al poder, eso ha provocado una desbandada en el equipo de Guedes. "Desbandada" es la palabra con la que el ultraliberal Guedes ha definido las dimisiones en los últimos días de cinco altos cargos de su equipo, incluido el zar de las privatizaciones. Se van descontentos con la demora de las reformas prometidas como la de la administración o la tributaria. Una hipotética salida del ministro de Economía sería un golpe durísimo para Bolsonaro porque es uno de sus principales puntales tras el portazo de Moro. Y porque Guedes es el principal motivo por el que el presidente ultraderechista tiene el respaldo del empresariado y los mercados. O Globo/GDA y El País

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