El acuerdo con acreedores privados para dejar atrás el default de Macri ofrece el siguiente resultado: * El alivio de pagos para los próximos cinco años suma 42.500 millones de dólares. * La tasa de interés de los nuevos bonos será en promedio 3, 07 por ciento anual, cuando la anterior era de casi 7, 00. * Los pagos de deuda en los próximos cinco años serán de sólo 4500 millones de dólares, cuando el monto original era de 30.200 millones. * En este proceso de reestructuración se pagaron a los bancos las comisiones más bajas de la historia por emisión de deuda. La era Macri pagó de 0, 14 a 0, 18 por ciento, y en este acuerdo sería de 0, 10 por ciento o un poco menos en el momento de cerrarse la operación global. El éxito de la negociación liderada por el ministro Martín Guzmán ha sido tan contundente que descolocó a la legión de economistas del establishment, a la mayoría de los financistas de la city y a la prensa de derecha que apostaban al fracaso o al sometimiento del gobierno a cada una de las demandas de los acreedores. Es una legión conocida. Es la misma que operó a favor de los fondos buitre durante el último mandato de CFK, hasta que consiguieron lo que querían con la subordinación del gobierno de Macri. Ese fue el primer paso para iniciar el más fabuloso ciclo de endeudamiento externo argentino, que culminó en default. El equipo local proacreedores aseguraba que la estrategia oficial era equivocada, cuando se demostró en los hechos que fue acertada. Afirmaba que se perdió mucho tiempo hasta acordar, cuando el promedio mundial de este tipo de reestructuraciones es de 13 meses y este acuerdo se concretó en 7 en medio de una pandemia y una negociación compleja que tuvo que ser mantenida vía comunicación virtual. Distribuía pronósticos de catástrofe que no se cumplieron. Despreciaba a Guzmán por ser un "académico" que vino a la Argentina a preparar una investigación universitaria o se mofaba de que era un "pasante" que estaba aprendiendo finanzas. El colaborador del premio Nobel Joseph Stiglitz los dejó en ridículo. Los temibles "lobos de Wall Street" tuvieron que aceptar, finalmente, las reglas de juego de Guzmán, fanático del Lobo de La Plata (Gimnasia), rescate futbolero del último reporte de la consultora PxQ de Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Economía de CFK. La reacción más impactante, sin embargo, fue la de los miembros del equipo económico del gobierno de Mauricio Macri, quienes inmediatamente después del anuncio salieron a comentar el cierre de las negociaciones con los acreedores privados. Por sentirse impunes algunos y muestra de tradicional soberbia otros, saludaron el acuerdo pero sumando advertencias o dando consejos de cómo seguir. Uno de ellos, en cambio, preocupado por sus causas judiciales, reveló su sangre especuladora y elogió sin ningún agregado apostando a la simpatía del oficialismo. Se probó que no se necesitaron sus consejos informales en la Casa Rosada para cerrar una negociación exitosa con los acreedores. Los miembros de los equipos económicos de Macri fueron los responsables del más impresionante ciclo de endeudamiento, por magnitud y velocidad, desquicio financiero que el gobierno de Alberto Fernández empieza a reparar con el canje de deuda . Algunos de ellos todavía tienen que dar cuenta en Tribunales por participar en operaciones financieras sombrías durante su paso por la función pública. Mientras los especialistas de pronósticos fallidos siguen girando en falso y el dispositivo de presión del poder económico se ha activado apuntando ahora a la negociación con el FMI, resulta ilustrativo detallar quiénes fueron los principales protagonistas de ese vertiginoso endeudamiento. Es un ejercicio saludable de memoria y un aporte para que la historia de este proceso no sea adulterada: * Alfonso Prat-Gay: Fue el principal responsable de la entrega a los fondos buitre. Pagó todo y más de lo previsto en las demandas. No sólo rifó años de defensa de la soberanía financiera en tribunales hostiles de Nueva York, sino que esa capitulación fue también el puntapié para el inicio del costoso ciclo de endeudamiento macrista. Tiró por la borda el extraordinario apoyo a la posición argentina en la Asamblea General de las Naciones Unidas: nueve principios impulsados por el gobierno de CFK y consensuados con el Grupo de los 77 más China, para la reestructuración de las deudas soberanas. * Luis Caputo: Como secretario de Finanzas lideró negociaciones opacas con los buitres, a los cuales se les abonaron el capital e intereses de los títulos que reclamaban más "algunos costos y gastos legales" no precisados. Coordinó todo el ciclo de endeudamiento macrista hasta la insólita emisión de un bono a 100 años con una tasa efectiva elevadísima de 7, 9 por ciento anual. Facilitó negocios fabulosos a un grupo de bancos internacionales que embolsaron unos 610 millones de dólares con la emisión y posterior distribución de bonos en el exterior . HSBC y Deutsche Bank lideraron esas operaciones diseñadas por Caputo. * Santiago Bausili: el subsecretario de Financiamiento y luego secretario de Finanzas, mano derecha de Caputo tiene en el subtítulo siguiente de esta nota un capítulo exclusivo. Aquí va sólo una cifra: de abril de 2016 a enero de 2018, junto con Caputo, emitió bonos en el exterior por 43.687 millones de dólares con un grupo de bancos y fondos de inversión internacionales con los cuales mantenían estrechos vínculos personales y profesionales. * Federico Sturzenegger: presidente del Banco Central, y su segundo, Lucas "Metas de inflación 2018: 10% (+ - 2)" Llach, fueron los responsables de alimentar la más fabulosa bomba de deuda interna: las Lebac. Fue el instrumento financiero para una obscena bicicleta aprovechada por inversores locales e internacionales. El volumen de esa deuda de cortísimo plazo superó el billón de pesos, llegando a representar el equivalente a 48.000 millones de dólares. Hasta octubre de 2018 (después empezaron a ser reemplazadas por Leliq), en 33 meses de gestión macrista en el Banco Central, se abonaron intereses de Lebac por 455.859 millones de pesos, monto que al tipo de cambio de cada vencimiento, representaron 25.323 millones de dólares. * Nicolás Dujovne: el ministro de Economía que corrió desesperado a abrazarse con el FMI tiene en su haber un doble record negativo. La primera marca es el incumplimiento del primer acuerdo, rubricado en junio de 2018 por 50 mil millones de dólares, apenas a los tres meses. Después cerró otro por una suma todavía más elevada: 57 mil millones de dólares, que también fue un fiasco. La segunda marca es haber pactado el monto de préstamo más grande de la historia entregado por el Fondo a un solo país. Parte de ese crédito fue utilizado para financiar la fuga de capitales, violando de esa manera el estatuto del Fondo. Dilapidó 44 mil millones reincorporando al FMI en la economía argentina, lo que constituye una pesadísima herencia de condicionalidades por muchos años. * Guido Sandleris: presidente del Banco Central cambió la Bomba Lebac por la Bomba Leliq. Deuda de cortísimo plazo, en este caso sólo para los bancos, que también superó el billón de pesos y fue equivalente a casi toda la base monetaria. Llegó a pagar una tasa delirante del 86 por ciento anual por colocaciones a 7 días. Se desembolsaron unos 650 mil millones de pesos de intereses de Leliq . * Gustavo Cañonero: vicepresidente del Banco Central durante la gestión Caputo y la siguiente de Sandleris. Fue socio de Templeton, uno de los principales fondos acreedores, con la firma SBS. Trabajó con Caputo en el Deutsche Bank. * Hernán Lacunza: el último ministro de Economía de Macri cerró el ciclo de endeudamiento con la declaración insólita de un default de la deuda en pesos, que denominó "reperfilamiento". El 28 de agosto de 2019 reconoció que no podía cumplir con los vencimientos de capital e intereses en las condiciones pactadas. Fue un default inédito porque tuvo la particularidad de que fue de la deuda emitida por el mismo gobierno. Las anteriores cesaciones de pagos fueron por deudas heredadas de administraciones anteriores. Fue un default excepcional también porque ese incumplimiento fue con deuda nominada en pesos, o sea en la moneda que emite el país. Como se prometió arriba, el capítulo especial de esta historia es Santiago Bausili, porque es representativo del abierto conflicto de intereses y operaciones financieras opacas que significó el desembarco en el Estado de un grupo de ejecutivos del sistema ligado a las finanzas internacionales. Un reciente informe de la Oficina Anticorrupción presentado en el juzgado Federal 7, en el expediente "Singer Paul y otros s/traición con sometimiento y otros", es una ilustrativa guía. Existe una resolución firme que determinó la violación de la Ley de Ética Pública de Bausili porque intervino en actuaciones vinculadas a su ex empleador Deutsche Bank: * Debió abstenerse de mantener reuniones con directivos del Deutsche Bank, que fue una de las entidades designadas como colocadora de deuda. * Se investigó su relación con el Deutsche antes, durante y después de la colocación de bonos. * Fue denunciado por continuar recibiendo "emolumentos" del Deutsche. * Fue denunciado por participar en el canje de deuda donde se contrató al Deutsche para la colocación de bonos. El informe precisa que Bausili gestionó asuntos "sumamente sensibles para los intereses de la Nación, enormemente onerosos para las arcas públicas y significativamente importantes para la confianza en las instituciones". Durante ese tiempo la OA de Laura Alonso no hizo nada para observarlo, y recién lo hizo cuando Bausili estaba en los últimos días de gestión pública. El informe de la OA a cargo de Félix Crous detalla: * El decreto presidencial designa a Bausili cuando todavía seguía siendo ejecutivo del Deutsche. Él alegó que la relación había finalizado informalmente por haber tomado vacaciones antes del decreto que lo nombrara. Este descargo no incluyó el emoticón del rostro guiñando el ojo. * Bausili reconoció que se había reunido en Nueva York con inversores en bonos argentinos, abogados, el representante de la Corte de Nueva York y la Task Force Argentina, agrupación de bonistas italianos (fondos buitres), antes de asumir el cargo, en el marco de un equipo de trabajo convocado por Luis Caputo. * Se debía abstenerse de reunirse con el Deutsche. Pero lo hizo en cinco oportunidades según consta cada una de las fechas de esos encuentros, entre abril de 2016 y agosto de 2017. * En el expediente hay correos electrónicos de Bausili con el Deutsche Bank entregando información (contactos y cuentas bancarios) de diferentes bonistas del acuerdo con los buitres. * Participó como funcionario público en la contratación del Deutsche como agente colocador de la deuda. * Como funcionario siguió cobrando del Deutsche: acciones y dinero que, según Bausili, quedaban pendientes de pago por su trabajo en el banco. * Esos compromisos no fueron formalizados en su acuerdo de desvinculación formal en el SECLO (Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria) del Ministerio de Trabajo. Sólo figura un monto de 6.175.478 pesos como "diferencias indemnización por Antigüedad". * En 2016 adquirió bonos de deuda mientras era funcionario. "Sus decisiones políticas podían influir en la cotización de esos bonos. Estaba en mejor posición de contar con información privilegiada para decidir sobre su cartera y mejorar el beneficio económico personal", apunta el informe. Según su declaración jurada, compró 9.979.902 pesos de Bonar 24. En síntesis, "Santiago Bausili infringió la Ley de Ética Pública, pero además mantuvo una relación económica con la entidad bancaria", concluye el informe de la OA. El gobierno de Macri fue hegemonizado por la fracción del poder económico de las finanzas globales. Una legión de por lo menos 27 financistas ocuparon diferentes cargos estratégicos en la estructura del Estado, y la mayoría había trabajado en Wall Street. Financistas del JP Moran, Goldman Sachs, Morgan Stanley, HSBC, Citi, Deutsche, Chase, Barclays, Merrill Lynch se instalaron en dependencias públicas. Estuvieron en el Ministerio de Hacienda y Finanzas, Banco Central, Comisión Nacional de Valores, Anses, Unidad de Información Financiera, YPF, Banco Nación y hasta en el Ministerio de Desarrollo Social. La administración Macri entregó de ese modo el manejo de varios organismos estatales al mundo de las finanzas internacionales. Wall Street se instaló de ese modo en la Casa Rosada como no lo había hecho en ningún otro gobierno. Fue tan impactante este desembarco que sorprendió a los propios protagonistas del mercado financiero internacional, que lo festejaron pero también les generaba intriga el experimento. Pasado esos cuatro años esas dudas tienen certezas. Fue un desastre en términos de bienestar general y, a la vez, una fuente de negocios fabulosos para el mundo de las finanzas. Tan impresionante fueron las ganancias iniciales que el frenesí especulativo culminó como toda burbuja especulativa, en este caso con la deuda argentina: explotó, generó fuertes quebrantos y, finalmente, el default. El vicepresidente segundo del Banco Central, Jorge Carrera, fue contundente en su cuenta de Twitter: "Los que incendiaron el bosque nos explican cómo apagar un incendio". Guzmán fue el bombero del desquicio que dejaron los financistas de Macri. Impuso las condiciones conceptuales para una reestructuración de deuda soberana. Y lo hizo teniendo enfrente a Larry Fink, quien hoy es el hombre de las finanzas más poderoso del mundo, uno de los dueños de BlackRock, el principal fondo de administración de carteras del mercado global con más de 7 billones de activos. En la historia económica argentina los endeudadores seriales han sido gobiernos autoritarios, de facto, neoliberales, mientras que los que resolvieron crisis de deuda con default y además han cumplido con los compromisos fueron los gobiernos democráticos populares. En esta oportunidad le tocó esa tarea a la administración liderada por Alberto Fernández y ya comenzó a reparar el desastre financiero que dejó el fiasco del tercer ciclo neoliberal de las últimas cuatro décadas. Fernández no tiene vocación política de apuntar a la herencia recibida pero resultaría útil abrir un espacio de debate sobre cuál debería ser la sanción social a la impunidad y desvergüenza de quienes lideraron ese endeudamiento. Se trata de definir qué grado de responsabilidad y cuál el costo que deberían asumir los protagonistas de este brutal ciclo de endeudamiento. La traumática historia argentina con la deuda permite abrir la posibilidad de avanzar con leyes o incluso una disposición constitucional para precisar responsabilidades políticas y personales y límites en la emisión de deuda. Sería el camino para cumplir con el mensaje que Alberto Fernández ofreció en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso , el primero de marzo pasado: "Nunca más a un endeudamiento insostenible. Nunca más a decisiones que se toman con ínfulas tecnocráticas y de espaldas al pueblo. Nunca más a la puerta giratoria de dólares que se fugan dejando tierra arrasada a su paso". 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Deuda: El éxito de Guzmán descolocó a los economistas de la City y sus medios amigos y alivió a la gente
El gobierno de Alberto Fernández empieza a reparar el desquicio financiero heredado. Uno por uno los responsables del endeudamiento macrista