El derrumbe de los mercados financieros trae también malas noticias para la economía real. Los precios de las materias primas no paran de caer. Y dos de ellos son claves para el futuro inmediato y de mediano plazo de la Argentina: la soja y el petróleo. Un conflicto entre Rusia y Arabia Saudita provocó la mayor caída del precio del barril de petróleo desde 1991. El crudo Brent, la referencia para los precios locales, llegó a hundirse 30% el domingo por la noche y sostenía una caída de 20 por ciento este lunes hacia el mediodía. El barril caía a U$S36,85, un precio inédito en al menos dos años. El crudo Brent cayó 42 por ciento desde el 10 de diciembre. Alberto Fernández asumió a la Presidencia con un barril a más de 64 dólares. Su programa económico se basa fuertemente en la posibilidad de desarrollar Vaca Muerta y convertir esos recursos no convencionales en exportaciones y, por lo tanto, en dólares. Así lo escribió y lo expuso en reiteradas oportunidades su ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Según el consenso del mercado, el yacimiento necesita un piso de 50 dólares por barril para ser rentable. Pero si Vaca Muerta es el futuro, la soja es el presente. La oleaginosa y sus derivados son el principal complejo exportador de la Argentina. En 2019, la soja, la harina, el aceite y el resto de los subproductos signficaron el 26% de todas las exportaciones argentinas y totalizaron U$S16.943 millones, según el Indec. La suba de retenciones a la soja, del 30 al 33% (a mediados de diciembre habían subido del 25 al 20%), y el paro del sector agropecuario como respuesta, llega en momentos en que la soja toca mínimos en 10 meses. Este lunes, el precio caía casi 8 por ciento en el Mercado de Chicago. La posición a mayo, mes en que la Argentina liquida su cosecha grusa, caía 7, 8 dólares, a U$S319, 68 por tonelada, hacia las 12:30. En este panorama incierto, la Argentina debería presentar, a fines de la semana, su oferta para reestructurar la deuda por casi U$S70.000 millones. El ministro de Economía, Martín Guzmán, todavía se atiene al calendario, aunque sigue de cerca el derrumbe de los mercados. "El campo y la energía son el presente y el futuro de las divisas que vamos a generar y se supone que con esos dólares vamos a pagar la deuda", explica el economista Matías Carugati, director ejecutivo de la consultora Seido. "Quizás el mercado esté sobrerreaccionando, pero es posible que los precios se estacionen en un nivel más bajo del que traían y eso sería una mala noticia", agrega. "Nunca es conveniente semejante alboroto en semanas tan claves para la renegociación de deuda", coincide Martín Kalos, economista jefe de Elypsis. "Lo ideal sería un panorama global más claro para que los inversores se concentren en tu propuesta. Necesitás menor aversión al riesgo", sostiene. Kalos considera que, en el caso del petróleo, la caída del precio "genera un beneficio inmediato y un problema enorme de largo plazo". Y explica: "Hace una década somos importadores netos de energía, por lo que en lo inmediato la baja de precio reduce los costos de importación y los subsidios que el Estado debe pagar para que no suban las tarifas. Pero la Argentina apuesta a ser un exportador de hidrocarburos a partir de Vaca Muerta y estos precios hacen que varios yacimientos se vuelvan no rentables". La caída de los precios se da en momentos en que ambos complejos productivos tienen que lidiar con sus propios problemas de agenda interna. En el caso de Vaca Muerta, el congelamiento de precios que dispuso en agosto del año pasado el expresidente Mauricio Macri para contener la inflación generó desinsentivos para invertir y las empresas retiraron equipos. YPF, por ejemplo, presentó la semana pasada un balance con pérdidas operativas por $33.000 millones en 2019. "El congelamiento de los hidrocarburos y las condiciones macroeconómicas adversas deterioraron los niveles de rentabilidad", sostuvo la consultora Delphos en un informe. Daniel González, CEO de la petrolera controlada por el Estado, anunció el viernes un recorte de U$S700 millones en inversiones. Su acción caía casi 18% en Wall Street este lunes. El cambio de gobierno no mejoró las cosas. Las empresas esperan expectantes el proyecto de ley de fomento a las inversiones hidrocarburíferas que anunció el presidente Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa, pero también reclaman libre disponibilidad de divisas y señales de precios. Es decir, que el Gobierno no use a YPF como "ancla" que detenga aumentos en los surtidores, como ocurrió a comienzos de año. En el complejo sojero, la suba de impuestos se combina con la caída del precio internacional, el posible impacto de la falta de lluvias en la cosecha y el conflicto político entre el Gobierno y la mesa de enlace, que dispuso un paro por cuatro días como respuesta al aumento de las retenciones. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la falta de lluvias pone en riesgo 777.000 hectáreas de soja y la cosecha estimada caería de 20 a 18 millones de toneladas. La menor cosecha prevista a un precio más bajo licúa la mayor recaudación asociada a la suba de retenciones.
La soja cae casi 8% y el petróleo ya vale 40% menos que al inicio del gobierno de Alberto Fernández
Son dos precios clave para la economía argentina, que necesita generar divisas y mostrar capacidad de pago para reestructurar la deuda.