El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, no pudo ni quiso disimular el profundo malestar que le generó la decisión de Alberto Fernández de dar marcha atrás con la designación de Diego Gorgal en la estratégica cartera de Seguridad. Fue la gota que rebalsó el vaso: en la configuración del nuevo gabinete, Massa percibió que perdía terreno frente a una Cristina Kirchner cada vez más empoderada en puestos claves. En las últimas horas, empero, el humor de Massa comenzó a mutar del enojo a la expectativa. Se lo vio más relajado, cuentan sus allegados más cercanos. No se reunió con Fernández, pero hablaron por teléfono. Tuvo una larga reunión con Máximo Kirchner, futuro jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, con el que labró una buena relación. También tuvo un encuentro con Axel Kicillof, futuro gobernador de Buenos Aires: el gabinete bonaerense es un enclave donde Massa pretende tener injerencia. "Todavía queda tiempo hasta el 6 de diciembre (fecha en que Fernández anunciará el nuevo gabinete). Hasta entonces tenemos la expectativa de que las cosas se acomoden y de que Sergio haga valer su lugar", deslizan en el círculo más cercano del futuro presidente de la Cámara de Diputados. Lo cierto es que la noticia de que Gorgal no ocuparía la cartera de Seguridad cayó como una bomba en el Frente Renovador, de Massa. "No fue solo la decisión lo que le molestó a Sergio: también fue la forma en que fue comunicada, un golpe muy bajo", califican en las usinas de Massa. En efecto, la novedad trascendió el jueves pasado, luego de que Fernández publicara, por error, un tuit en el que desnudó parte del proceso de armado de su gabinete y sacó de carrera a dos dirigentes que se encaminaban a asumir como ministros: Gorgal y el senador cordobés Carlos Caserio. El tuit, que el presidente electo quiso enviar como un mensaje privado y que borró pocos minutos después de su publicación, respondió a un posteo del portal El Disenso titulado "Los negocios del nuevo ministro de Seguridad", que cuestionaba en duros términos la actividad privada de Gorgal. "Fue una operación mentirosa que salpicó la buena trayectoria de un dirigente que es experto en la materia", despotricaban en el massismo. Según supo LA NACION, Gorgal mantuvo una reunión con Santiago Cafiero, mencionado como futuro jefe de Gabinete de Fernández; en aquel encuentro, Cafiero intentó apaciguar el enojo de Gorgal, quien ya había comenzado a articular su equipo de gestión. "Cafiero le dijo a Diego que su perfil no encajaba para esta primera etapa del gobierno de Fernández", comentaron fuentes del massismo. Cabe recordar que para Massa y el Frente Renovador la política de seguridad es una cuestión medular y se caracteriza por postular políticas más rigurosas en materia de combate contra el delito que el kirchnerismo. Si bien en las últimas horas las aguas se aquietaron en el Frente Renovador, sus distintos referentes siguen con inquietud y expectativa los pasos de Fernández. No solo Gorgal quedó fuera de juego; otros referentes cercanos a Massa, como el economista Guillermo Nielsen, Martín Redrado y Mirta Tundis, también serían relegados de los puestos más relevantes del futuro gabinete. Asimismo, miran con cierta preocupación la avanzada kirchnerista en distintos puestos claves del futuro gabinete. "Lo de Carlos Zannini en la Procuración General es una cachetada", se lamentan, aunque confían en que la designación finalmente no se cristalice. Tampoco cayó muy bien en la tropa massista la decisión de que se conforme en la Cámara de Diputados una única bancada del Frente de Todos; ellos habían imaginado la conformación de un interbloque, en el que cada espacio pudiera preservar su identidad. "Vamos a convivir con el kirchnerismo, y esa no era la idea original del armado", se lamentan.
Tensión con Massa por la marcha atrás en Seguridad
Golpeado por el caso Gorgal, el líder del Frente Renovador habló con Máximo y Kicillof