No creó puestos de trabajo y la tasa de desempleo del conurbano es una de las peores del país, con el 12, 7 por ciento en el segundo trimestre de este año. No disminuyó la pobreza. No le alcanzan los recursos para cerrar el presupuesto de este año. Endeudó la provincia como nunca antes lo hizo otra gestión. Deterioró patrimonialmente al banco provincial. No construyó las rutas que publicita que hizo ni amplió la red de cloacas. No utilizó líneas de créditos otorgadas por organismos financieros internacionales para obras de infraestructura. Legitimó un monopolio de la luz en manos del financista Rogelio Pagano, con usuarios soportando tarifas impagables. Se enfrentó a los docentes y no mejoró la infraestructura escolar. La salud pública fue desfinanciada. No bajó el delito ni tampoco puede mostrar resultados concretos en la lucha contra las mafias, más allá de una efectiva estrategia de marketing para engañar que sí lo hizo. Para cuidar sus espaldas en temas judiciales, pretende aprobar 43 pliegos de funcionarios claves del Poder Judicial. El inmenso aparato mediático de cobertura ha ocultado y lo sigue haciendo que María Eugenia Vidal hizo la peor gobernación de la Provincia de Buenos Aires desde la recuperación de la democracia en 1983. Los resultados económicos, sociales y laborales desastrosos de gestión tienen su origen en la política económica implementada y en la impactante deficiencia de la gestión. Pero también en la ignorancia de la realidad bonaerense, limitación que Vidal y su equipo no tuvieron mucha voluntad de superar, teniendo en cuenta que la mayoría de los funcionarios no se trasladaba a La Plata para trabajar y prefería manejar la gestión por control remoto desde la Capital Federal, algunos desde las oficinas del Banco Provincia ubicadas en la city porteña y otros desde despachos del Museo Ferroviario, en avenida Libertador 405. El gobierno de Mauricio Macri dejará una pesadísima herencia de endeudamiento, desindustrialización, el FMI y una pauta distributiva horrible. María Eugenia Vidal no será menos y abandonará la gobernación de la Provincia de Buenos Aires dejando también una herencia terrible. A pesar de la inmensa red de protección mediática que le permitió a Vidal publicitar que hizo un ordenamiento de las cuentas públicas bonaerenses, la realidad fiscal de estos casi cuatro años es que terminará entregando la gobernación con un déficit financiero estimado de 50.000 millones de pesos. Resultado que se conseguirá con un fuerte ajuste en el gasto de Capital, o sea en la obra pública, del 30 por ciento en términos nominales. Es una reducción real brutal con una inflación proyectada arriba del 50 por ciento anual. La provincia pasó de participar de un 18, 8 a un casi 23, 0 por ciento en la renta federal. Con más recursos de coparticipación y la compensación especial (actualización del fondo del conurbano), las cuentas fiscales igual terminarán en rojo. Además de la recesión que afecta la recaudación de impuestos provinciales, Vidal redujo Ingresos Brutos, lo que en este contexto debilitó las cuentas bonaerenses. Un informe de la consultora Analogías sobre la economía de Vidal apunta que la recaudación provincial disminuyó 15 por ciento en términos reales en los primeros siete meses del año. Con el consumo en caída, Ingresos Brutos retrocedió 12, 6 por ciento interanual. Los recursos por el Inmobiliario descendió 16, 2 por ciento y el Impuesto de Sellos fue el de peor desempeño con un derrumbe de 26, 9 por ciento, originado en la parálisis del sector inmobiliario. La Provincia de Buenos Aires, al igual que la Nación, tiene cerrado el acceso al mercado voluntario de deuda. En base a datos de los ministerios de Hacienda y de Interior de la Nación, debido a que la Provincia no ha publicado ningún dato del resultado fiscal en lo que va del año, se proyecta un faltante de caja entre junio y diciembre de 75.000 millones de pesos, originado por fuertes pagos de deuda y por la activación de las cláusulas gatillo para el ajuste paritario. La situación es más complicada con el “reperfilamiento” de deuda de cortísimo plazo presentado por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, ex ministro de Economía de Vidal. La Provincia tenía colocados fondos en Letes y Lecaps para colaborar en el financiamiento del sector público nacional y para participar de la rueda especulativa, y de ese modo devengar intereses que mejoren el cuadro fiscal. Pero esos papeles fueron “reperfilados”, provocando un ahogo financiero aún mayor en las cuentas bonaerenses. Para brindar un poco de alivio a Buenos Aires y a otras provincias atrapadas en “el corralito de las Letes”, Lacunza anunció la recompra de esos papeles de deuda. Con esta última medida, el rojo estimado de la caja bonaerense sería de 47.000 millones de pesos. Especialistas en las cuentas bonaerenses se preguntan de dónde podría obtener recursos adicionales Vidal para llegar a diciembre. La respuesta que brindan es la siguiente: profundizaría el fuerte ajuste en la obra pública; utilizaría los saldos remanentes de caja; y por último el Tesoro provincial podría aspirar fondos de distintos organismos, como el IPS o el IOMA o apropiarse de “liquidez” del Banco Provincia a través de mecanismos establecidos en el estatuto del banco. Para no dejar un cuadro aún más complejo a la próxima administración, señalan que lo más razonable sería que el déficit fuese cubierto con transferencias directas desde Nación. La deuda total de la Provincia de Buenos Aires subió de 9360 millones de dólares en diciembre de 2015 a 11.959 millones de dólares en junio 2019, con un fuerte cambio de composición. La deuda en moneda extranjera se incrementó de 57, 9 al 82, 7 por ciento del total, que arrojó a las finanzas provinciales a un cuadro de extrema vulnerabilidad por el riesgo de devaluación. Escenario negativo que se verifica desde abril del año pasado con fuertes ajustes de la paridad cambiaria. Vidal lideró una estrategia financiera irresponsable, en línea con la del gobierno nacional, colocando bonos en el mercado internacional por 3000 millones de dólares en 2016 y otros 2000 millones de dólares en 2017. En total fueron 5000 millones de deuda en dólares y bajo ley extranjera cuando solo afrontaba vencimientos en moneda extranjera por 500 millones. En esos dos años Vidal colaboró de ese modo con el gobierno de Macri para financiar las cuentas públicas en pesos con dólares, otra política macrista desvariada cuyo desenlace fue la actual crisis y el default. El año pasado, la Provincia enfrentaba vencimientos en dólares por 1000 millones de dólares, pero como el acceso al financiamiento en el mercado internacional estaba cerrado, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses salió al rescate suscribiendo bonos de la Provincia por 760 millones de dólares. Con esta estrategia financiera de Vidal, la Provincia de Buenos Aires se encuentra altamente expuesta a los vaivenes del sistema financiero internacional y al riesgo cambiario. La última vuelta de la megadevaluación macrista, precipitada luego de la paliza electoral al oficialismo en las PASO, implicó un crecimiento de las necesidades presupuestarias para el próximo gobierno provincial del orden de los 110.000 millones de pesos. Este monto es equivalente a aproximadamente cuatro veces el presupuesto para obra pública provincial en 2019. La herencia de la deuda de Vidal para el primer año de la próxima gestión es el pago de intereses estimados en 2600 millones de dólares. El futuro gobernador enfrentará en el primer mes de 2020 vencimientos por 580 millones de dólares (el 45 por ciento corresponde al FGS-Anses). Durante la gestión de Vidal el Bapro perdió importancia en el sistema, redujo su penetración en el sector privado tanto en depósitos como en créditos y diluyó su papel en el financiamiento a los sectores productivos de la provincia. Todo esto en el marco de un notorio deterioro de su balance. Los depósitos del sector público representaban el 16, 5 por ciento del pasivo total en 2015; en junio de 2019 se ubicaron en 27, 8 por ciento. El banco perdió parte de su papel de apoyo productivo, para dedicarse a actividades especulativas: aumentó las tenencias de títulos, entre los cuáles se encuentran las Lebac/Leliq emitidas por el Banco Central, que pasaron de representar el 4, 7 por ciento del activo en 2015 al 22, 4 por ciento en junio de 2019. Como contrapartida, bajó la participación del Bapro en el crédito al sector privado: del 62, 2 por ciento del activo en 2017 a 39, 9 por ciento en junio de 2019. Esta caída equivale a 110.000 millones de pesos menos en préstamos a la producción. Como resultado del freno en el crédito, entre el último trimestre de 2017 y el primero de 2019, el Bapro perdió participación en el financiamiento otorgado a nivel país a todos los sectores de actividad: producción primaria (-5, 6 por ciento del total), industria manufacturera (-4, 2) y electricidad, gas y agua (-11, 1). La cartera en situación irregular subió hasta 5, 6 por ciento del total de las financiaciones en abril de 2019, ubicándose por encima de los promedios del sistema (4, 0 por ciento) y de los bancos públicos (3, 8 por ciento). La gestión de Vidal tomó dos decisiones controvertidas para el modelo de negocios del Bapro: a) el uso recurrente de promociones del tipo “Súper 50” con un costo estimado de 4000 millones de pesos en 2019; y b) luego de la reforma que impulsó Vidal (Ley 15.008), se transfirió al banco el déficit de la caja de jubilados con un costo de 9000 millones de pesos en 2019. Con una cartera de préstamos de Organismos Multilaterales de más de 1200 millones de dólares, en su mayoría dedicados a Infraestructura, la Provincia de Buenos Aires no ha ejecutado prácticamente nada de los proyectos previstos. Entre los de baja o nula ejecución se encuentran los siguientes: * La rectificación y canalización del cauce en el Río Areco, la presa de regulación en Pergamino, la rectificación del canal Mercante-Jauretche, tramo laguna La Cautiva-RP N° 65 (Río V). * Las obras de recuperación, alcantarillado y tratamiento en el Río Reconquista. * Las obras de la cuenca del Río Salado (etapa IV tramo 1b). * Las obras del Río Luján. * La Planta Potabilizadora en los partidos de La Plata, Berisso y Ensenada. Esta obra fue postergada. * El acueducto del Río Colorado para abastecer de agua potable a Bahía Blanca. Esta obra fue directamente cancelada. También presentan nula ejecución proyectos nacionales con fuerte impacto en la Provincia, como el Proyecto de Agua y Saneamiento para el Segundo y Tercer Cordón del Conurbano Bonaerense (Aysa) del BID o el Proyecto de Conectividad del Conurbano en la Provincia de Buenos Aires del Fonplata. La ejecución de estos proyectos, que representan una porción importante de la obra pública, es en promedio de apenas el 6 por ciento. Muchos de ellos fueron anunciados innumerables veces por Vidal, incluso cuando un porcentaje importante fue negociado y aprobado durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. Los motivos de la nula ejecución, según evalúan en los propios organismos internacionales, fueron la falta de capacidad y experiencia en la tarea de llevarlos a la práctica, sumando a partir del 2018 la fuerte restricción presupuestaria producto de la crisis y el acuerdo con el FMI. La Provincia de Buenos Aires al mando de Vidal no ha utilizado la fuente de financiamiento más conveniente, que es a tasas bajas y a plazos más largo, generando costos por comisiones de compromiso que debe pagar por no ejecutar los proyectos con financiamiento aprobado. La obra pública es una de las banderas de gestión de Vidal. Con una efectiva estrategia de propaganda ha instalado en el espacio público que hizo mucho. Pero no es así. No tiene mucho para mostrar. El gasto en obra pública fue una de las principales variables de ajuste de Vidal; la otra fue el salario de los trabajadores estatales bonaerenses. En 2018 destinó la misma cantidad de dinero para obra pública que en 2017, pese a que los costos de la construcción aumentaron 32 por ciento promedio. La caída en términos reales fue de 23 por ciento en ese año; y en el siguiente se estima una nueva caída del 7 por ciento. Los abanderados de la transparencia distribuyeron las obras viales con un elevado grado de discrecionalidad y oportunismo político, privilegiando a los distritos conducidos por intendentes de Cambiemos. Estos recibieron el 86 por ciento del total de los 25 mil millones de pesos destinados para obras viales de estos cuatro años. No hubo grandes obras de infraestructura, ni de ferrocarriles de la provincia, ni en puertos ni en ampliación de la red de cloacas. Sólo hubo un poco de caminos y concentrados en intendencia de Cambiemos. Los bonaerenses no sólo castigaron en las urnas a Vidal por Macri, sino también por una gestión que fue puro marketing y que hizo poco y nada para mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población de la Provincia de Buenos Aires. (email protected)
María Eugenia Vidal, la peor de Buenos Aires
El gobierno de Vidal termina cuatro años de administración de la Provincia de Buenos Aires con pésimos indicadores económicos, laborales y sociales. Sin más cloacas y sólo un poco de obras viales concentradas en intendencias de Cambiemos. Pesada herencia para la próxima gestión.