Aníbal Fernández quedó fuera de juego en la campaña electoral de este año. El último candidato a gobernador bonaerense que había tenido el kirchnerismo antes de Axel Kicillof fue obligado a esconderse luego de su criticada declaración en la que comparó a la gobernadora María Eugenia Vidal con el femicida Ricardo Barreda. El ex jefe de Gabinete K dijo la semana pasada que prefería dejar a sus hijos al cuidado del múltiple femicida antes que con la hoy mandataria provincial. Las decenas de reacciones adversas que tuvo esa frase pusieron en alerta al esquema K. El precandidato presidencial del kirchnerismo, Alberto Fernández, lo llamó para frenarlo y Aníbal se convirtió en un paria: fue evitado tanto por el postulante bonaerense, Axel Kicillof, como por Cristina Kirchner. El fin de semana, Alberto Fernández habló con Aníbal para pedirle explicaciones por esa declaración, más parecida a un ancla que a un intento por darle impulso a la boleta K. Recibir newsletter "El candidato no habría quedado del todo convencido con la explicación de Aníbal. Dijo que creía que el hoy primer candidato a concejal por Pinamar había comprendido el error cometido. No posee certezas. Tampoco la tienen otros kirchneristas y peronistas que respaldan el binomio de los Fernández", escribió en Clarín Eduardo Van der Kooy. "La increíble irrupción de Aníbal contra la gobernadora bonaerense pudo haber encerrado la intención de una revancha. Es difícil aceptar que haya caído ingenuamente en una equivocación. Al ex ministro le cargaron la mochila por la derrota del 2015. Como si la ex presidenta y los demás aspirantes hubieran sido sólo muñecos de cera. No le concedieron ninguna participación en el Frente de Todos. Lo mantienen apartado. Casi tanto como a Luis D'Elía, Guillermo Moreno o Julio De Vido. Una afrenta. El ex ministro sabe golpear donde duele", abundó el editorialista. En el Instituto Patria -el búnker de Cristina y Máximo Kirchner-, mostraron distancia con el ex jefe de Gabinete: "No hay diálogo con ese señor", dijeron desde Rodríguez Peña 80 a Clarín. La reaparición de Aníbal paralizó por varios días al kirchnerismo y le dio a la campaña de Vidal una herramienta formidable, ya que puso enfrente de la gobernadora al candidato perdidoso de 2015 y corrió por un tiempo de la disputa al actual pretendiente Kicillof. Vidal asimiló los dichos de Aníbal Fernández en su contra con la provincia que Juntos por el Cambio "quiere dejar atrás", y cuestionó la actitud de "prepotencia, violencia, exabruptos y soberbia" del kirchnerismo. "No es la primera vez que me toca enfrentar el machismo", dijo. Sostuvo que ese exabrupto "tal vez" sea la agresión "más violenta" en su contra, aunque enumeró que también le dijeron "Heidi y hada virginal", en referencia en este último caso a una calificación que Cristina hizo sobre su figura. Kicillof tardó dos días en reaccionar, pero finalmente salió a diferenciarse de su antecesor en la candidatura bonaerense. "La comparación con un femicida me resultó penosa. Desde el primer día mi campaña se trata de proponer y discutir ideas y prioridades. No quiero una campaña sucia ni de agresiones. No es mi forma de hacer política", expresó Kicillof. También criticaron esas declaraciones otros kirchneristas, como la diputada y candidata a su reelección por el Frente de Todos Luana Volnovich, Facundo Moyano y los postulantes porteños Ofelia Fernández y Matias Lammens. Tras el diálogo con Alberto Fernández, Aníbal desapareció de los medios pero no dejó de retuitear notas periodísticas favorables a los K y de postear videos de campaña institucionales. Allí no tiene cómo equivocarse. PDL
Aníbal Fernández, aislado y en penitencia tras comparar a María Eugenia Vidal con Ricardo Barreda
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