El circuito es chico. Pero la gloria es gigante. A Shingo Kunieda, el japonés, por algo le dicen el Federer sobre silla de ruedas. Por algo, en el historia, estaba 22-7 arriba sobre el cordobés. Pero... Gustavo Fernández estaba enfocado. En el césped de Wimbledon. En llevarse el tercer Grand Slam de la temporada. Lo hizo en Australia. Lo hizo en Francia. Y este domingo de julio, lo volvió a hacer en Inglaterra. ¿Se animará a hacerlo en el cuarto del año, en Estados Unidos? La respuesta sería un sí más grande que el All England, que a metros de su consagración disfrutaba en un mundo aparte la final entre Roger Federer y Novak Djokovic. Fue en el court 3 donde el oriundo de Río Tercero, de 25 años, hijo del basquetbolista Gustavo Ismael Fernández (del que adoptó el apodo de Lobito), escribió otra página de historia. La mano había arrancado igualmente complicada. Kunieda, el mismo que le había ganado las finales en Wimbledon del 2017 y del 2018, se quedó con el primer set por 6-4. Sin embargo, el buen recuerdo de Roland Garros lo levantó (ahí le ganó en sets corridos al asiático). Y el Lobito dio vuelta la taba con un 6-3 y un 6-2 para completar dos horas y dos minutos del más fantástico de los juegos. Así las cosas, y después de haberse quedado con el título de Wimbledon en dobles en 2015 (junto al francés Nicolas Peifer), Fernández se quedó con el título de singles y un bonus track esperadísimo: por tercera vez en su carrera, el #1 del ranking volvió a quedar en su poder...
¡Sos el número 1, Gusti!
En Wimbledon, Gustavo Fernández derrotó por 4-6, 6-3 y 6-2 al japonés Shingo Kunieda, se quedó con su tercer Grand Slam de la temporada y, como bonus track, volvió a lo más alto del ranking. Mirá el video.