Política

Presos K: sufren infortunios en la cárcel pero se esperanzan con salir si gana Alberto F.

José López, el hombre de los bolsos con millones de dólares, parece loco. Quienes lo han visto en la…

José López, el hombre de los bolsos con millones de dólares, parece loco. Quienes lo han visto en la celda que ahora no comparte con nadie, caminando enrededor de ese ambiente reducido, hablando solo, gesticulando, suelen pensar que al ex Secretario de Obras Públicas de la gestión de los Kirchner la prisión le hizo perder el cause de su mente en laberintos sinsentido. Sin embargo, varias fuentes que lo trataron a diario en los diferentes lugares en los que pasó y aún pasa sus días como detenido, ahora bajo el programa de protección de testigos, un “privilegio” que logró tras declarar como “arrepentido” en la causa Cuadernos, aseguran que López es un hombre muy lúcido. Si habla solo, es porque así le gusta ejercitar sus ideas. O, incluso, lo hace para prepararse para declarar en los juicios orales por corrupción que lo aquejan. Recibir newsletter Cada cárcel es un mundo. Cada preso es un mundo. Pero hay detenidos de características similares en la Argentina del 2019. Son los ex funcionarios de la gestión de los Kirchner, que pasan infortunios habituales a los que se sufren en los distintos complejos penitenciarios en los que viven hoy. Se mantienen muy comunicados entre sí. Coinciden en una esperanza común: creen que el Gobierno de Macri no logrará ser reelecto. Y que que en las próximas elecciones ganará la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández. Será el momento, entonces, en el que todo mejorará para ellos. Es una tesis que alimenta el nuevo discurso de los Fernández de embestida al poder judicial. “Macri es un desastre”, suele repetir el ex empresario de la construcción y administrador de bienes de los Kirchner, Lázaro Báez. Se entusiasman, y se llaman entre sí cuando una crisis política sacude a la coyuntura y afecta a Cambiemos. Según su visión, el Gobierno comete errores diarios, y hace pagar todos los costos a las clases medias y bajas. Clarín pudo reconstruir en base a fuentes K que pasaron varios días en las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz, y gracias a documentación de expedientes judiciales donde se detalla la vida de los presos, cómo pasan sus noches y sus días la legión de encarcelados kirchneristas. Esa reconstrucción se basa en diferentes formatos, como el de escuchas telefónicas, y por lo narrado también por abogados de estos detenidos singulares; igual que por el relato de personal del Servicio Penitenciario Federal. La suba del dólar, la inflación, o las encuestas suelen ser información que se intercambian muy rápido entre los K que viven encerrados en Ezeiza y Marcos Paz. Y viceversa. “Macri cree que haciendo discursos va a ganar la elección”, cree uno de los presos que trabajó en Planificación Federal. Otro ex funcionarios de esa cartera antes superpoderosa, que tuvo trato con el empresariado nacional, se enoja porque afirman que “es una paradoja que Macri hable de corrupción”, aunque jamás llevó a la Justicia pruebas que comprometan al Presidente en causas de corrupción. La esperanza en una salida de la cárcel si es que triunfa la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández, es paradójica en los calabozos K. Aunque en público o en entrevistas con medios los ex funcionarios presos jamás lo admiten, salvo excepciones, muchos de ellos están muy fastidiados con Cristina, al mismo tiempo, su posible “salvadora” ante una Justicia que desprecian y consideran “comprada”. Como repiten quienes tuvieron la desdicha de pasar una temporada en el infierno de la cárcel, “ningún preso es culpable, adentro, todos decimos que somos inocentes y nadie pregunta más…”. Los presos K mascullan en silencio la bronca porque están convencidos de que Cristina los dejó solos. Le reprochan que jamás los defendió ante la opinión pública como debiera haberlo hecho porque fueron fieles “al proyecto”. El nombre “Néstor Kirchner” es siempre nombrado con más respeto que el de “Cristina”, confirmó Clarín de acuerdo a las fuentes antes citadas, que conocen el detalle de lo que pasa entre los encarcelados K. El ex titular del Ministerio de Planificación Federal, el antes superpoderoso Julio De Vido, es uno de los más distanciados de la ex presidenta. La responsabiliza de modo total por su encierro. La esposa del ex ministro, Alessandra Minnicelli, se sinceró la semana pasada en un reportaje con Luis Novaresio: “Néstor no le hubiera soltado la mano a De Vido”, dijo, y apuntó a Cristina: “Si no bancaban el desafuero de De Vido, hubieran ido por Cristina pidiendo prisión preventiva”, afirmó, dando a entender que ella prefirió ver preso a su ex hombre de confianza para descomprimir su situación procesal, muy compleja. Ese mismo concepto repiten otros ex colegas de ministerio o de Gabinete. De Vido no abandona la política. Desde el penal de Marcos Paz, lanzó su candidatura a diputado por Buenos Aires por el Frente Patriótico de Liberación Nacional. El candidato a gobernador es el dirigente Santiago Cúneo. “Por obvias razones no voy a poder estar en el acto…”, dijo en un mensaje grabado que escuchó Clarín: “Nuestra querida provincia (por Buenos Aires), fue la gran derrotada por la Batalla de Caseros”, siguió su discurso De Vido, basándose en la historia y en el que cita varias veces a Kirchner (Néstor). El ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, es otro de los presos más desahuciados: “Nadie es considerado un símbolo del kirchnerismo como yo. Eso me estigmatiza”, se queja, palabras más, palabras menos. Y suele agregar, siempre según las fuentes consultadas por Clarín: “Estoy cansado. No sé qué piensa Cristina de mí. Ni ella ni su ‘banda’. Seguro que muchos de los otros presos van a salir antes que yo”. Uno de los presos más activos para intentar desactivar las causas de corrupción contra el kirchnerismo, y sobre todo, el expediente “Cuadernos” es el ex Coordinador General de Planificación Federal, Roberto Baratta. Tal como demostró el programa PPT, de Jorge Lanata, y luego una serie de notas publicadas en Clarín y otros medios, fue él quien más conocimiento tenía, con mucho tiempo de antelación, de la denuncia que se radicaría en el juzgado de Dolores al mando de Alejo Ramos Padilla. Para Baratta, igual que para otros presos del kirchnerismo, ese expediente era la esperanza para sacar del caso Cuadernos al fiscal Carlos Stornelli, y al juez Claudio Bonadio. La difusión de la escuchas legales de las comunicaciones de Baratta y otros detenidos K en el programa de Jorge Lanata, el domingo pasado, hizo bajar la exaltación y la esperanza con la que este ex funcionario se jugaba a todo o nada con esa otra causa que, estaba seguro, terminaría con la remoción de Stornelli y la nulidad de toda su actuación. No pasó. Este ex funcionario no es el único que sabía semanas antes lo que pasaría en Dolores. De acuerdo a documentación judicial, también habrían estado enterados de esa novedad esperanzadora dos empresarios K detenidos en Ezeiza los accionistas del quebrado Grupo Indalo, Cristóbal López y Fabián De Sousa. Baratta habla seguido por teléfono con su ex jefe, De Vido, preso en Marcos Paz. Como cuando estaban en el poder, dialogan sobre detalles de la política energética, su área de influencia en el Gobierno. El encierro generó nuevos amistades entre ex funcionarios y empresarios K. El ex vicepresidente Amado Boudou, por ejemplo, y el empresario Cristóbal López, se hicieron muy amigos de otros ejecutivo preso vinculado a negociados con la era Kirchner. Uno de los hermanos Cirigliano, ex titular de la concesión de la línea ferroviaria Sarmiento. Éste último ahora fue removido hacia otra dependencia penitenciaria. El escritor ruso Fedor Dostoievski pasó años en un prisión en Siberia solamente por militar políticamente en contra del régimen del zar Nicolas I: fue un preso político. Transformó sus memorias infernales de la cárcel en una novela llamada “Recuerdo de la Casa de los Muertos”. Allí describe con su prosa única las vivencias de un recluso. Una de ellas, entre miles: “Solamente en un presidio se puede oír contar con una sonrisa infantil mal contenida los hechos más horripilantes”.

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