Política

El día que Cristina Elisabet Kirchner mandó a investigar a su cirujano porque lo creyó hijo de militar

Era Cristian Fuster, el médico que en 2013 debía operarla por un hematoma subdural. “No sabés la cara de orto (sic) que me puso”, le dijo CFK a Wado de Pedro, y le ordenó revisar sus antecedentes en los archivos de los organismos de derechos humanos

Al cirujano Cristian Fuster, de la Clínica Favaloro, su seriedad le jugó una mala pasada. Formal y circunspecto, concentrado seguramente en la responsabilidad que implicaba la operación que tenía por delante, le expuso a la entonces Presidente de la Nación los detalles de la intervención a la que debían someterla para eliminar el hematoma subdural que se le había formado en el cráneo como consecuencia de un golpe. Pero no le sonrió. Un mes antes, un comunicado era leído por el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro: "La Presidenta concurrió a la Fundación Favaloro para realizarse un estudio cardiovascular por una arritmia de estudio, y debido a que presentó un cuadro de cefaleas se solicitó su evaluación neurológica al instituto de Neurociencias de la mencionada fundación que preside Facundo Manes". Y seguía: "Una vez realizados los estudios de control correspondientes se arribó al diagnóstico de colección subdural crónica, y se indicó reposo de un mes junto al seguimiento evolutivo estricto". Treinta días después, el reposo no había dado el resultado previsto. El hematoma no se había reabsorbido y Cristina Kirchner debía internarse nuevamente en la Favaloro para más estudios. Fue entonces cuando se le informó que sería operada. Era el 8 de octubre de 2013. Un complicado Amado Boudou asumía la presidencia ante la ausencia forzosa de la primera mandataria. La noticia de la intervención a Cristina Kirchner ocupaba la primera plana de los diarios. Así lo recuerda ella en Sinceramente, el libro que acaba de publicar: "…ingresa un médico, muy alto y muy serio, me dice que es el cirujano y me explica que van a tener que operarme: o sea, abrirme la cabeza para sacar el hematoma. El tipo tenía una cara que no se podía creer". "Yo era la Presidenta de la Nación y el tipo no me sonreía en absoluto…", recuerda Cristina Kirchner, inexplicablemente extrañada ante el trato profesional de Fuster. Y sigue : "…es más; se lo veía disgustado, incómodo, y me puse un poco paranoica… comencé a tener miedo de que fuera el hijo de algún militar acusado por delitos de lesa humanidad o algo parecido. ¡Mi Dios!" Fue entonces cuando convocó a quien era uno de sus hombres de confianza, el entonces diputado nacional Wado de Pedro, miembro de H.I.J.O.S. y uno de los referentes más visibles de La Cámpora. "Lo mandé a buscar inmediatamente a Wado de Pedro. Ahora lo recuerdo y me río: 'Wado, andate urgente a Abuelas y a H.I.J.O.S. y averiguá si este tipo es hijo de algún militar acusado de lesa', y ahí nomás salió Wado a buscar los antecedentes del pobre Ricardo Fuster (N. de la R: sic, por Cristian Fuster), que resultó ser un tipazo, un pan de Dios, tímido y de absoluto bajo perfil además de un médico extraordinario… " Diligente, Wado de Pedro alcanzó a cumplir su misión, antes de que Cristina Kirchner sometiera su cráneo al bisturí de Fuster. Volvió y le informó: "No tenemos nada, no hay nada". Los archivos de los organismos de derechos humanos no registraban antecedentes militares entre los parientes del neurocirujano. Cuando operó a CFK, Cristian Fuster era el jefe de Neurocirugía del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Tenía 40 años. Un año después, él mismo explicaba a Infobae en qué había consistido aquella intervención: "El cuadro era una colección subdural crónica, tal como se comunicó desde la Fundación Favaloro. Fue a causa de un traumatismo que tuvo (Cristina Kirchner) y es una de las patologías más frecuentes que nos tocan en neurocirugía. Esta patología no tiene que ver con la edad del paciente, por lo general, tiene que ver con la presencia de un traumatismo". Pese al tiempo transcurrido, el doctor Fuster seguía mostrándose cauto y reservado sobre el tema y se negaba a describir como paciente a la Presidente que, sin que él lo supiese, lo había investigado. "Una vez que le dimos el alta para reintegrarse y ejercer sus funciones terminó nuestra relación profesional", decía el neurocirujano, que acababa de ser promovido al cargo de director médico de la Fundación Favaloro. En abril de 2015, aliviada y agradecida, la Presidente le organizó un homenaje en el Senado de La Nación al cirujano, ya libre de toda sospecha. Pese a todo, hoy, Cristina Kirchner parece no recordar con fidelidad su nombre, ya que lo llama Ricardo y no Cristian. ¿Tal vez una confusión con el nombre de su Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster? Seguí leyendo: Sinceramente, el libro de Cristina Kirchner: las frases más destacadas

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