"Segurola y Habana 4310, séptimo piso. A ver si me dura 30 segundos...”. Cuando allá por 1995, post Boca-Colón, Diego Armando Maradona se trenzó en modo monólogo con Julio César Toresani, y cámara de por medio, lo invitó a pelear en su casa de Devoto, el Huevo ya tenía una decena de años como jugador en Primera. Sin embargo, esa bravuconada del Pelusa lo llevó a la inmortalidad. Y para demostrarle al mundo aquello de que 'todo queda adentro de la cancha', todavía este lunes, el avatar del Whatsapp del ex volante de Unión, Colón, River y Boca, entre tantos otros, los tenía juntos con la camiseta Xeneize. Aunque ya nadie atenderá ese teléfono. La semana arrancó dura en la capital santafesina. En las primeras horas del lunes, la noticia conmovió al Mundo Fútbol. Julio César Toresani fue encontrado muerto en el predio de la Liga Santafesina de Fútbol, en el 10.000 de la calle Aristóbulo del Valle, donde vivía desde hace dos meses. Si bien los peritos están estudiando las causas del deceso, tras una visita de urgencia al hospital José María Cullen durante la última semana para una desintoxicación, trascendió que el Huevo sufría de un severo cuadro depresivo por problemas familiares y laborales. Su última experiencia había sido en Uruguay, como entrenador del Rampla Juniors montevideano. En noviembre pasado, Toresani apenas pudo dirigir dos partidos: derrota en casa 4-3 frente a Progreso y goleada 0-5 contra Peñarol. Luego, discutió feo como el presidente Picapiedra y fue despedido. Fue su última incursión en el fútbol.
