Política

El caso Stornelli-D’Alessio hace crujir a la AFI de Macri

Se viene la declaración del abogado Broitman en el juzgado de Dolores, defensor de otra de las víctimas de el espionaje ilegal de Marcelo D’Alessio. “Rolo” Barreiro, el espía caído en desgracia que habría aportado D’Alessio los datos migratorios de Etchebest, desnudó ante el juez Ramos Padilla el mecanismo de tercerización de operaciones desde la …

Se viene la declaración del abogado Broitman en el juzgado de Dolores, defensor de otra de las víctimas de el espionaje ilegal de Marcelo D’Alessio. “Rolo” Barreiro, el espía caído en desgracia que habría aportado D’Alessio los datos migratorios de Etchebest, desnudó ante el juez Ramos Padilla el mecanismo de tercerización de operaciones desde la AFI (Agencia Federal de Investigaciones) en la era Macri y la trama de escuchas ilegales a la que sería afecta la número dos del organismo, Majadalani. El espionaje en la Corte Suprema. Canoso, circunspecto, con la mirada puesta siempre en el aparente vacío, este lunes declara ante el juez federal de Dolores, el abogado Carlos Broitman. El juez Alejo Ramos Padilla quiere saber por qué el presunto agente de la DEA, Marcelo Sebastián D’Alessio, tenía en su mansión del country Saint Thomas de Esteban Echeverría, una carpeta de inteligencia con el nombre de Ibar Perez Corradi, defendido por Broitman. En el fuero federal se sabe que ha representado a una lista que aglutina a personajes de múltiples criminalidades. A saber: los hermanos Eduardo y Gustavo Juliá, por el tráfico de una tonelada de cocaína a España; Henry de Jesús López Londoño, alias “Mi Sangre”, narco colombiano y paramilitar, extraditado a EE. UU. ; Ignacio Álvarez Meyendorff, narco colombiano, empresario bimillonario, extraditado a EE. UU. ; y siguen los actores protagónicos. Entre otros, el ex fiscal de San Isidro caído en desgracia, Julio Novo, con quien trabajaba su esposa, la penalista Mariana Busse. Ambos investigados por la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal, y denunciados previamente por la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, viuda del fiscal Alberto Natalio Nisman. ¿Qué le dirá Broitman al juez Ramos Padilla el mismo día en que está citado a indagatoria el suspendido fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, por su confeso vínculo con Marcelo Sebastián D’Alessio? La diferencia entre el fiscal provincial Bidone y el fiscal federal Stornelli es que Bidone sería parte de la banda, mientras Stornelli le habría dado órdenes a esa banda, que no es menos grave, pero es distinto. Las fuentes deslizaron que Broitman recordaría los momentos previos a la entrega de Pérez Corradi y una “cacería humana”, que se llevó a cabo en Ciudad del Este (Paraguay) y Foz de Uguazú (Brasil), como en una película del Oeste, con balazos, heridos y fugados por los techos. Cuentan que Broitman está seguro que esa operación que incluyó el uso de supuestos paramilitares argentinos, especialmente contratados en dólares, habría sido ideada por D’Alessio con el aval de un sector de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y el Ministerio de Seguridad de la Nación. La sucesión de hechos también involucró un violento allanamiento en la casa de la mujer de Pérez Corradi en Olivos, en la zona Norte del Gran Buenos Aires, con presuntas amenazas y el uso excesivo de la fuerza, helicópteros, mazazos en las paredes y fusiles de asalto. Todo esto habría puesto en estado de furia a Pérez Corradi. Aunque el colmo de la escenificación de la falsa serie “Breaking Bad” llegó al bajar del avión que puso a Pérez Corradi tras las rejas, pero sin ser extraditado a EE.UU. como “Mi Sangre” y Álvarez Meyendorff. Ya en la pista, dicen que Broitman observó la figura de una persona muy parecida a Marcelo Sebastián D’Alessio, a quien vincularía con una organización delictiva integrada por policías bonaerenses y agentes inorgánicos de la AFI. ¿El móvil? La recaudación de millones de dólares y el montaje de escenarios de acuerdo al modelo de turno. Rolando Hugo Barreiro nació el 26 de julio de 1981 y entró a la AFI en 2002 con la gestión del ex militante de la Agrupación de la derecha peronista, Guardia de Hierro, Miguel Ángel Toma. Su primer destino fue la Base 85 de Contrainteligencia al mando del espía profesional, Antonio Horacio “Jaime” Stiuso. Hay una fotografía circulando que lo muestra revisando unas cajas con documentación clasificada, mientras un compañero suyo teclea una computadora distraído. “Rolo” es el hijo de un espía jubilado y cometió el mismo error que D’Alessio: hablar demasiado. Y el radar de “Jaime”, con su lugarteniente alias “Gordo Miguel”, lo mandó a realizar guardias poco felices por sitios del conurbano profundo. Así pasó del organigrama estable de la ex SIDE al amplio territorio de la nada. Por las zanjas de los arrabales entró en la antena del falso abogado D’Alessio. Y pasó a ser parte de su tropa de élite con fiscales, periodistas, jueces y policías. ¿De qué se ocupaba “Rolo”? En la jerga de los espías, “caminaba” los objetivos del grupo presuntamente paraestatal de espionaje junto a los comisarios de la Bonaerense, Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi. “Rolo” habría sido el espía que le acercó los datos migratorios del denunciante exiliado, Pedro Etchebest al fiscal Bidone, quien a su vez los habría derivado en manos de D’Alessio. Toda esta trama de vínculos sin beatificación es investigada por el juez Ramos Padilla. Al caer la noche del sábado 30 y la tarde del domingo 31, las deposiciones verbales de “Rolo” ante Ramos Padilla formaban una escalera mecánica en el piso quinto de 25 de Mayo 11, sede la AFI. Según las fuentes judiciales, “Rolo” habría desnudado nada menos que el auténtico mecanismo de inteligencia estatal en su etapa de tercerización capitalista. “Rolo” es apenas un instrumento de “la máquina”. D’Alessio se creía por encima del mecanismo, pero no. ¿A quiénes habría mencionado “Rolo”? La Ley de Inteligencia prohíbe revelar nombres de espías en actividad y sus operaciones en curso, aunque “Rolo” habría dejado claro que la segunda en línea de la AFI, Silvia Majdalani, tendría una especial inclinación por las escuchas ilegales dadas en presunta caución a un periodista cuya nombre sería “L.M.”. Este sujeto, se sumaría al staff de vínculos de D’Alessio junto al periodista de Clarín, Daniel Santoro (el entrevistador), Rolando Graña (el presentador) y Eduardo Feinmann (el comunicador), entre otros/as. El falso abogado D’Alessio habría hecho operaciones de inteligencia por pedido de la diputada de la Coalición Cívica Paula Oliveto, quien admitió: “Me reuní con D´Alessio tres o cuatro veces en mi despacho (…) Nunca nos dio ninguna información que pudiera ser aportada a las causas que estábamos trabajando”. La propia diputada aseguró que la casusa de Ramos Padilla muestra “una intencionalidad de correr” al fiscal Carlos Stornelli de la causa por presuntas coimas en obras públicas. Durante su declaración ante Ramos Padilla, “Rolo” habría hablado de Alejandra Zizzias como supuesta intermediaria con el juez de los encuadernados, Claudio Bonadio. Zizzias -que creció y se formó al amparo del ministro privatizador menemista Roberto Dromi- fue contratada por el Correo Argentino para reclamar la plata que el Estado le debe en una causa que lleva el juez Ariel Lijo, mientras es defensora del hermano del propio juez Alfredo “Fredy” Lijo en una investigación sobre fondos suizos. En su declaración, el agente “Rolo” habría asegurado también que le habrían hecho inteligencia, por un supuesto pedido de la AFI (Agencia Federal de Investigaciones), al titular de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkratz y a otro miembro del máximo titular, Horacio Rosatti. La grave situación pone en vilo el carácter inestable de Gustavo Arribas, “el señor 5”, y la señora Majdalani –con irrupciones semanales de ira en el piso 9, donde trabaja su cuñado, Darío Biorci-, quien en estas horas debe dar explicaciones sobre el nexo del comisario Bogoliuk y D’Alessio con Arribas ante la Comisión Bicameral de Fiscalización y Control de los Organismos de Inteligencia. El escándalo institucional protagonizado por D’Alessio tendría ciertas semejanzas con el acuciante episodio aún no revelado del agente “D. D”, estrellado el año pasado tras su paso fugaz por Chile. El sistema de espionaje comenzó a crujir por los bordes y amenaza seriamente la estabilidad de la centralidad del poder. Todo esto es una formidable oportunidad para que los senadores y diputados den por tierra con la concepción de Juan Perón sobre la labor de las comisiones. Arribas y Majdalani podrían explicar qué demonios hicieron los agentes especiales “P” y “D” en la trepidante obra de D’Alessio y si las escuchas ilegales de la Coalición Libertadora, que la semana pasada denunció el ex embajador ante el Vaticano, Eduardo Valdés, salieron o no de las oficinas de la central de espías; o si son producto de la competencia de la Corte donde operaría en las transcripciones un hijo del cuestionado fiscal Stornelli, con salario al alza como el dólar. El viernes 29 a las 13:50, este cronista dio a conocer desde su cuenta de la red social Twitter, jotaalonso, la verdadera profesión del ex marido de la pareja de Stornelli, espiado por la dupla del fiscal y D’Alessio. Se trata de Jorge Christian Castañón, a quien Stornelli habría ordenado espiar. Lo que se supo fue que el señor Castañón sería mucho más que “un bagayero” como lo calificó el presunto agente de EE. UU por Whatapp. Fue instructor de la Fuerza Aérea norteamericana, graduado de la Academia Naval, con una licenciatura en Ciencias y otra en Economía. Un ciudadano peruano nacionalizado estadounidense, que durante su estadía en la Argentina hizo un Máster en Finanzas Corporativas de la Universidad Di Tella. Y como si eso fuese poco, habría sido oficial de enlace en la embajada de Estados Unidos, a cargo del apoyo con fuerzas locales, durante la visita de Barack Obama en marzo de 2016, encargándose de gestionar la llegada de 18 aviones y más de 300 miembros de la comitiva estadounidense. La pareja del fiscal Stornelli, Florencia Antonini Modet, sería la ex esposa de un oficial de enlace de EE.UU. Así las cosas es lógico que ella crea en los héroes de comic donde los buenos son muy buenos, y los malos, malignos; pero en esta historia todos los personajes son malos o peores. El escándalo institucional que reveló el auténtico mecanismo de espionaje y extorsión del grupo de Marcelo Sebastián D’Alessio emergió hace unos 60 días. Pocos recuerdan, insisto, una fotografía publicada al pasar por el semanario Perfil del empresario Jorge Fontevecchia. Sucedió el pasado 27 de enero. Y el título fue: “Jaime Stiuso y Szpolski ya no esconden su vínculo”. La bajada intentó salvar sin éxito el buen nombre del periodismo independiente: “PERFIL los sorprendió a la salida de un lujoso hotel de Recoleta. Cerca del ex dueño del Grupo 23 aseguran que ‘son amigos’ desde hace varios años”. Aquí la nota en cuestión. Lo que sobrevino después fue otra serie de fotografías y personajes, pero ya con el escenario político tallado por el curso del caso DAlessio y el debilitamiento del sistema judicial y de Inteligencia anexado al Poder Ejecutivo. Una profusión de imágenes del embajador de EE.UU. Edward Prado con Patricia Bullrich (en risa para el encuadre de David Lynch) y el juez Claudio Bonadío junto al presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, Mario Montoto, hablando de la ley del arrepentido y otras bellezas de este época de dudosa moralidad. Ver la nota a Bonadío hace 72 horas en el mismo medio que fotografió a Stiuso y a Sergio Bartolomé Szpolski, ¿socio de Montoto?. Creer que el verdadero jefe del presunto agente de EE.UU. Marcelo Sebastián D’Alessio sería un comisario de la Bonaerense, significa una ofensa a la inteligencia. Por lo general, estos escenarios críticos, son promovidos con mucha antelación por ciertos expertos. Y en la secuencia de la lucha de poder entre personas del aparato de Inteligencia, habría que recordar tres hechos nodales de este lustro: el crimen de Pedro “Lauchón” Viale -un hombre de Stiuso-, a manos de la Maldita Policía; la muerte del fiscal Nisman de un balazo en la cabeza en su departamento de Puerto Madero, en el sórdido verano de 2015; y el escabroso accionar del falso abogado y lobbista judicial, Marcelo Sebastián D’Alessio en el final de la era de la alegría. Se sabe que al supuesto grupo sushi de la AFI residual que integrarían Darío Richarte, Juan José Gallea, Javier Fernández, y el mencionado Szpolski, entre otros; no le satisface andar por los Tribunales, con embargos y esas cuestiones que les suceden al común de los mortales. Esa fotografía de Stiuso mirando el horizonte de la lente no es un chiste periodístico ni puede tomarse a la ligera. Debe interpretarse con un mensaje encriptado entre tahúres. El gran escritor sueco, Henning Mankell comenzó uno de sus libros, “La Leona Blanca”, con el hallazgo del cadáver de una joven agente inmobiliaria. Pero la trama de fondo hizo ingresar al inspector Kurt Wallander en el circuito de su abismo personal. El caso D’Alessio debe entenderse de la misma forma. Apenas el primer acto de una novela negra construida por malhechores sin piedad. - Comentarios

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