El Destape pudo reconstruir en detalle la reunión del juez Alejo Ramos Padilla con los integrantes de la Comisión Bicameral de Inteligencia del Congreso, en la cual pidió por su seguridad, la de su personal y la de los testigos, contó que recién analizaron el 25% de la información que obtuvieron de los allanamientos a Marcelo D’Alessio. Además, solicitó recursos, habló de presiones de periodistas, del rol del Gobierno, de las líneas de investigación que apuntan a Estados Unidos y de las conexiones con el vendedor de armas Mario Montoto Durante la conversación, el juez Ramos Padilla insistió varias veces en que la información que podía brindarles era preliminar, que no iba a opinar ni a prejuzgar sobre cuestiones que estuvieran en proceso de investigación y fue muy cauto en definiciones para no afectar el curso de la causa. Los legisladores hicieron numerosas preguntas y le solicitaron que envíe más información y documentos. La cuestión de su seguridad llegó tras la pregunta de uno de los legisladores cuando promediaba la reunión. El juez Ramos Padilla contestó que no estaba garantizada su seguridad. Sobre el final, insistió sobre este punto. Dijo que no tenía garantías para su propia seguridad y los miembros de su equipo de trabajo. A su vez, contó que les ofreció seguridad a todos los testigos de la causa, pero que muchos rechazaron la protección estatal por el miedo que les generan las vinculaciones de D’Alessio con el Gobierno. No se mencionó en la reunión, pero vale recordar que D’Alessio hizo gala de sus relaciones con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich , con la que se conocen al menos dos fotos, una en un operativo y otra en una reunión de altos mandos de Gendarmería. Otro de los puntos que tocaron en la reunión fue que D’Alessio sabía de antemano del primer allanamiento a su domicilio. Ramos Padilla supo que le habían filtrado la información gracias a las escuchas directas que había ordenado al celular del espía. Entre que el juez se enteró y llegaron al domicilio pasaron 4 horas. Los legisladores del oficialismo intentaron desacreditar la investigación con este dato. El argumento, según ellos, fue que no tenía sentido que D’Alessio no sacara todos los materiales comprometedores de su casa antes del allanamiento. Sin embargo, tiene una explicación. D’Alessio sabía que sería allanado pero no por que tema. Por esto, cuando llegó el juez Ramos Padilla lo confundió con su par de Lomas de Zamora Federico Villena, que lo investiga por lavado de dinero desde hace varios años. Por esto, también, D’Alessio vociferó que no podían tocar materiales vinculados a investigaciones sobre narcotráfico y que quería hablar con Mauricio Macri, el jefe de espías Gustavo Arribas y la ministra de Seguridad Bullrich, como quedó grabado en el celular de uno de los secretarios de Ramos Padilla. La explicación de su presencia y la de los materiales que hoy lo comprometen es que pensó que podía resistir el allanamiento. Así lo intentó, pero fracasó. Y la investigación dio, en palabras de Ramos Padilla, un vuelco de 180 grados desde la originaria denuncia del empresario Pedro Etchebest a un caso de espionaje ilegal y operaciones de inteligencia con jueces, fiscales y periodistas involucrados. El juez Ramos Padilla dio un dato fundamental que muestra la magnitud de este caso. Dijo que, pese al enorme volumen de información que ya analizaron, calcula que recién van por el 25% del material. Insistió varias veces en la falta de recursos técnicos para avanzar más rápido. Las vinculaciones de D’Alessio con los servicios de inteligencia fueron otro eje de la charla. Si bien los organismos de inteligencia argentinos y la Embajada de Estados Unidos ya aseguraron que D’Alessio no reportaba oficialmente a ninguno de ellos, lo concreto es que ya hay muchos elementos que prueban que D’Alessio realizaba actividades de inteligencia paralelas en nombre de la DEA. Frente a esto, el juez Ramos Padilla planteó que le resultaba poco verosímil que el servicio de inteligencia más poderoso del mundo, como es el de Estados Unidos, no detectara que D’Alessio operaba en su nombre. Sobre la red de espionaje, por la que hasta ahora están detenidos D’Alessio, Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, Ramos Padilla informó que investigan el rol de dos personas más, sin dar los nombres. Hubo varios momentos de cruces entre los legisladores, incluso de risas y chicanas. En uno de ellos, Ramos Padilla llamaba la atención sobre los peligros del espionaje ilegal que podrían sufrir, hipotéticamente, los propios parlamentarios. “Pregúntenme a mí”, soltó el senador Juan Carlos Marino, presidente de la Bicameral, en clara alusión a la denuncia en su contra por abuso sexual. En la conversación se coló el tema de que el servicio penitenciario no llevó a D’Alessio a declarar por supuesta falta de recursos. El juez Ramos Padilla reveló que el Ministerio de Justicia también puso trabas para que D’Alessio fuera hasta el edificio de la Prefectura a desbloquear sus celulares para que se realizara la pericia. Respecto al periodismo, uno de los momentos más relevantes fue cuando el juez Ramos Padilla contó que un periodista lo apretó con publicar cierta información si no le enviaba un documento, y que la información que publicó Carlos Pagni respecto al espionaje sobre la gobernador Maria Eugenia Vidal no fue filtrada por su Juzgado. El juez aclaró que investiga una organización dedicada al espionaje ilegal, su funcionamiento, y no el contenido de los informes que esa red elaboraba. El juez Ramos Padilla aclaró varias veces que la causa que investiga no tiene relación ni es espejo ni contraria a la causa de la fotocopia de los Cuadernos. En varios pasajes de la reunión, Ramos Padilla insistió en la falta de recursos para llevar adelante una investigación tan compleja, tanto en términos de equipamiento como de personal. Detalló que los dos cargos que solicitó a la Corte piensa ocuparlos con un antropólogo que sepa analizar documentos de inteligencia y un especialista en Letras que tenga manejo de inglés, dados los documentos encontrados en los allanamientos a la casa de D’Alessio. Un capítulo especial se lo llevó el senador Miguel Angel Pichetto. En un actitud habitual, se movió con comodidad dentro de la comisión, preguntó lo que quería y se retiró antes que termine. Cuando surgió el nombre de Mario Montoto, el senador Pichetto buscó restarle importancia, a pesar de los mensajes entre D’Alessio y Montoto que figuran en el informe de la Comisión Provincial por la Memoria y de otros que constan en las cajas que Ramos Padilla remitió a la Bicameral. El senador siempreoficialista se preocupo, sí, por el caso de la cámara oculta al abogado José Manuel Ubeira que planificaban Stornelli y D’Alessio y por las ramificaciones de la investigación vinculadas a Irán. En el caso de Montoto, los legisladores le consultaron a Ramos Padilla si existía una relación jerárquica entre el vendedor de armas y D’Alessio. El juez contestó que varios chats entre ellos dan indicios de esa relación. A Ramos Padilla le preguntaron también por el caso del empresario Mario Cifuentes, y relató que en el expediente consta un legajo con logo de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) pero que aún no pudieron verificar su veracidad ni si ese legajo consta en el expediente que maneja el juez Claudio Bonadio.
Ramos Padilla pidió por su seguridad y dijo que recién vio el 25% del material D’Alessio
El juez habló de presiones de periodistas, del rol del Gobierno, de las líneas de investigación que apuntan a Estados Unidos y de las conexiones con el vendedor de armas Mario Montoto.