Un serio y orquestado intento de deslegitimar la figura del arrepentido para voltear la causa de los cuadernos, contaminar todos los juicios de corrupción contra Cristina Fernández y evitar que vayan presos, entre otros, dirigentes complicados en la Justicia como el sindicalista Pablo Moyano se está llevando a cabo en lo que Ortega y Gasset denominaba "los sótanos del poder". La causa que tramita el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla con el objetivo, entre otros, de desplazar al fiscal Carlos Stornelli solo constituye la punta del iceberg. La movida es más amplia y abarca no solo los juzgados federales de la provincia y los despachos de Comodoro Py . También es política: la impulsan rutilantes figuras del peronismo, quienes abogan por una suerte de "borrón y cuenta nueva" para las causas de corrupción que involucran a decenas de exfuncionarios y empresarios presos. Son parte del "plan maestro" los abogados de Hugo y Pablo Moyano y el expresidente Eduardo Duhalde , quienes vienen manteniendo encuentros con jueces federales, camaristas y abogados que estarían en la misma sintonía. Duhalde, sin ir más lejos, acaba de tomar dos decisiones muy controvertidas, La primera: asumir la defensa del juez federal Luis Silvio Carzoglio, el mismo que rechazó el pedido de detención del fiscal Sebastián Scalera contra Pablo Moyano y que ahora está suspendido y bajo proceso. La segunda decisión fue más polémica todavía: Duhalde irrumpió, hace apenas dos semanas, en el despacho de la jueza federal de Lomas, Estela del Carmen Mollo, con la excusa formal de presentarse como el nuevo apoderado de Carzoglio. Mollo tiene en sus manos una papa caliente: es subrogante en la causa de asociación ilícita para defraudar a Independiente, en reemplazo de Carzoglio. Mollo debería firmar cuanto antes la homologación de nuevas declaraciones de los barra-bravas Roberto Pablo "Bebote" Álvarez y Damián Lagaronne como imputados colaboradores o arrepentidos. Le pregunté a la jueza por qué había recibido al expresidente con las puertas cerradas. Me respondió que Duhalde fue a verla en su carácter de "codefensor" de Carzoglio. Carzoglio había denunciado formalmente que fue presionado por espías de la AFI para condenar a los Moyano. Mollo debe decidir también en ese juicio. La jueza además reconoció que había recibido a Duhalde por la "investidura que ostenta". ¿Duhalde se está aprovechando de su investidura para garantizar la impunidad de Moyano? El fiscal Sebastián Scalera interpretó que si al final Mollo procede a la homologación de las nuevas declaraciones de Bebote y Lagarrone, la situación de Pablo Moyano, como jefe de la asociación ilícita para defraudar a los socios de Independiente, sería insostenible. Y entonces sí debería ser detenido. A mediados del año pasado, Duhalde fue a ver a un importante ministro del gobierno de Macri y le pidió, entre otras cosas, que hiciera todo lo que estuviera a su alcance para evitar que la Justicia metiera a presos a Hugo Moyano o a su hijo Pablo. Incluso le comentó cómo había logrado reunir a Moyano padre con el juez de la causa Independiente en ese momento. Quizá la reciente visita "protocolar" de Duhalde haya tenido algún efecto en el ánimo de la doctora Mollo. El 28 de febrero pasado, la magistrada rechazó el pedido de cese de prisión preventiva de Bebote Álvarez. También se negó a recibirlo en persona junto a su abogado. Al mismo tiempo, tomó dos decisiones que involucran al fiscal Scalera. Una, a favor del avance de la causa: rechazó el pedido de Daniel Llermanos, abogado de los Moyano, de recusar al fiscal. Y otra en contra: demoró su decisión de homologar a Álvarez y Lagaronne como arrepentidos. La jueza adujo que el expediente es demasiado complejo y voluminoso como para tomar una determinación en un sentido o en otro. Scalera analiza iniciarle una causa por la "ostensible demora" procesal. El comportamiento de Mollo es, por lo menos, contradictorio. Al tiempo que justificó la demora, se tomó una nueva licencia, cuando no se habían cumplido dos meses de la última. Ahora la papa caliente la tiene el juez subrogante que la reemplaza, Gustavo Gaig. El lento avance de la causa en la que podría quedar detenido Pablo Moyano se explica, entre otras cosas, por las presiones de los sindicalistas a los jueces de la provincia. Es que la mayoría de ellos fueron designados por el peronismo mientras Daniel Scioli era gobernador. Ayer se reveló la existencia de un hecho que, de confirmarse, sería gravísimo. Se trata de un posible encuentro presencial entre Hugo y Pablo Moyano y el mismísimo Carzoglio el viernes 9 de noviembre de 2018, entre las 13.30 y las 19, en algún lugar de la zona de Barracas o Parque Patricios. Carzoglio, en ese momento, tenía todavía la causa en sus manos. Ya había rechazado el pedido de detención de Pablo formulado por Scalera veinticinco días antes. Si se confirmara la reunión secreta, podría dar lugar a una denuncia contra Carzoglio por prevaricato y la investigación de un posible cohecho. La existencia del encuentro se desprende de las afirmaciones del propio Moyano hijo, quien tenía intervenido su teléfono de manera legal, para determinar su participación en la presunta asociación ilícita. "El Salvaje", no bien terminó la cita, habló con Héctor "Yoyo" Maldonado, secretario general de Independiente, y le dijo, de manera textual: "Recién salí boludo. Recién salimos con mi viejo. Cinco horas y media. Impresionante. No va a pasar nada. Cinco horas y media de reunión. Y champusardo". El fiscal Scalera también determinó que las celdas de los celulares de Hugo, Pablo Moyano y Carzoglio, estaban en una zona denominada Santa Isabel La Católica, el nombre homónimo de una calle que atraviesa los barrios de Parque Patricios y Barracas. El teléfono del presidente de Independiente se activó en esa zona el viernes 9 de noviembre del año pasado en dos oportunidades: a las 16 con 46 minutos y a las 18 con 52 minutos. El de Pablo fue usado a las 18 horas con 22 minutos. Fue para atender una llamada del secretario general del Suteba, Roberto Baradel, pero el que al final tomó el aparato y lo saludó fue el propio Hugo Moyano. Eso confirmaría el dato de que padre e hijo estaban juntos. El teléfono oficial de Carzoglio se activó en la misma zona, en tres oportunidades: a las 15 horas con 25 minutos, a las 18 horas con 8 minutos y a las 18 con 35 minutos. En otro diálogo de Pablo Moyano con su pareja, "el Salvaje", exultante, volvió a hablar de la importante reunión de cinco horas y media y muy bien regada con champagne, aunque no especificó la marca. La escena remite a una parte de la confesión del contador de Cristina, Víctor Manzanares, quien reveló que mientras ajustaban los detalles para garantizar la impunidad de la familia Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito se habían servido champagne y masas finas. La imagen de dos de los sindicalistas más poderosos de la Argentina intentando zafar de una causa por corrupción para no ser detenidos y tomando un espumante con el propio magistrado que los debía investigar no se corresponde con lo que pregonan en público ni es coherente con los intereses que dicen defender. Semejantes escenas de promiscuidad impactarían no solo en Cristina Fernández y el propio Moyano, sino también en Roberto Lavagna, quien acaba de anunciar que no incluirá en su campaña, como uno de sus temas principales, el de la corrupción de los gobiernos kirchneristas.
El plan para dar impunidad a Cristina y a Pablo Moyano
El peronismo quiere hacer "borrón y cuenta nueva " en los casos de corrupción y busca el apoyo de un sector de la Justicia