El sobreseimiento de Néstor y Cristina Kirchner dictado en el año 2009 se gestó entre copas de champagne y masas finas. Los detalles de esas maniobras fueron aportados por el excontador de los Kirchner Víctor Manzanares, en su declaración ante el juzgado de Claudio Bonadio para ser aceptado como imputado colaborador en la causa de los cuadernos de las coimas . Manzanares relató los tiempos, las reuniones y los personajes involucrados, según logró reconstruir LA NACION de fuentes judiciales. Los detalles brindados por Manzanares aluden indirectamente al vínculo entre los servicios de inteligencia y los jueces federales, que se profundizó durante el gobierno de los Kirchner. A Néstor y a Cristina Kirchner se los debía investigar por enriquecimiento ilícito. Su patrimonio, según una denuncia elaborada por el abogado Enrique Piragini, se había multiplicado 158 veces entre 2007 y 2008, y la investigación estaba a cargo del exjuez federal Norberto Oyarbide . El mismo juez que debía investigarlos, según confesó Manzanares, fue parte de la gestión para que los Kirchner quedaran a salvo de las consecuencias judiciales. De esa gestión participaron también el operador judicial Javier Fernández, el exdecano del Cuerpo de Contadores de la Corte Alfredo Peralta y la perito Carmen Penedo. Néstor Kirchner seguía con minuciosidad los movimientos y daba indicaciones. Manzanares ofició como perito de parte del matrimonio y elaboró, según indicaciones del juez y los peritos de la Corte Suprema, el informe que fue tomado como prueba para el sobreseimiento. La primera reunión fue entre Javier Fernández, Oyarbide y Manzanares, dos semanas después de que se formulara la denuncia, según relató el contador a la Justicia. Néstor Kirchner le pidió a Manzanares que se encontrara con Fernández en la sede de la ex-SIDE, en la calle 25 de Mayo. Según relató, el contador fue convocado en 2009 por Néstor Kirchner con motivo de la denuncia por enriquecimiento ilícito y le pidió que manejara la pericia contable. Allí fue que Kirchner le indicó que se reunieran en el edificio de la ex-SIDE. Manzanares contó que debió esperar en una sala donde estaba otra persona, que resultó ser el operador judicial Javier Fernández. En la ex-SIDE se subieron a un automóvil con vidrios polarizados y atravesaron la ciudad, llegaron a un edificio y subieron a un departamento, donde 10 minutos después apareció el exjuez Norberto Oyarbide. Según revelaron fuentes judiciales, el contador reconstruyó la escena con detalles: contó que había en la sala una mesa con dos bandejas de masas finas y que Javier Fernández le preguntó qué quería tomar. El contador pidió té, pero Oyarbide rechazó la elección y abrió una botella de champagne. Oyarbide y Javier Fernández están nombrados en los cuadernos del chofer de Roberto Baratta, Oscar Centeno. A Fernández se lo mencionó como "Javier de inteligencia". Por eso ambos habían sido citados a declarar en agosto pasado, cuando se conocieron las primeras medidas ordenadas por Bonadio en la causa de los cuadernos de las coimas. En ese entonces, Oyarbide reconoció en declaraciones a los medios que Fernández y el espía Jaime Stiuso lo apretaban para "sacar las causas de los Kirchner". Sin embargo, Manzanares describió a un Oyarbide complaciente al momento de encaminar la causa hacia un sobreseimiento de Kirchner. Ante el juez que debía investigar al expresidente que se había enriquecido ilegalmente, Manzanares describió la situación patrimonial de Kirchner hasta que el juez lo interrumpió y le ordenó seguir las directivas de Fernández e ir a ver a un perito de la Corte Suprema. Después de la primera reunión, Manzanares recibió una llamada de Kirchner: quería saber cómo había resultado la reunión. El contador le puso un puntaje en una escala de uno a 10: 9. El entonces presidente insistió con que debía seguir las indicaciones de Javier Fernández. El operador judicial, según relató Manzanares en su declaración, lo citó junto al entonces titular de los peritos de la Corte Suprema, Alfredo Peralta. Ya estaban en marcha las maniobras que llevarían al sobreseimiento de Kirchner. Peralta le presentó a la contadora Carmen Penedo. Era la vía para enviar información, según declaró ante la Justicia. Manzanares relató once viajes a Buenos Aires con motivo de las pericias por los bienes del expresidente. El contador relató que Kirchner vendió más de una decena de propiedades a personajes de su círculo íntimo, como Rudy Ulloa. Dos días antes del fallo de Oyarbide, Kirchner lo llamó a Manzanares y le anticipó que había sido sobreseído. La operación para lograr el resultado había llevado cuatro meses.
El sobreseimiento de Kirchner se gestó entre champagne y masas
El sobreseimiento de Néstor y Cristina Kirchner dictado en el año 2009 se gestó entre copas de champa