María Elena Cisneros vive en San Lorenzo, pequeño pueblo ubicado al sur de Asunción, la capital del Paraguay. Con 67 años sigue enamorada del hombre de su vida, con el que se casó en Las Vegas durante la Nochebuena de 1976 en un rapto de locura. Tenía 25 años. Un par de meses antes ese hombre, que no era otro que el otrora poderosísimo ministro de los últimos gobiernos de Perón e Isabelita, José López Rega, había cumplido 60 años y sabía que no podía volver a su país. Compartían el amor por la música clásica, la poesía y los dilemas cósmicos más complejos. Cisneros lo acompañó hasta el día de su muerte, 13 años después, incluido el último tiempo que "El Brujo" pasó en prisión tras haber sido detenido por el FBI en Estados Unidos y extraditado a la Argentina por, entre otros delitos, los asesinatos cometidos por la Alianza Anticomunista Argentina, la agrupación paramilitar -más conocida como la Triple A- cuya fundación se le atribuye. Algunos historiadores la señalan como la heredera de la millonaria fortuna que amasó López Rega tras pasar por la función pública y convertirse en el poder en las sombras de los años 70. Sin embargo, ella asegura que subsiste con los ingresos que obtiene dando clases en la universidad y que lo único que tiene son deudas. Sola, más allá de habitar rodeada de libros, partituras y cientos de documentos que serían la envidia de cualquier historiador, Cisneros es rescatista de animales abandonados en la calle. Disimula la soledad acompañada de una docena de gatos y otra cantidad similar de perros de toda raza. Tras la muerte de su esposo, le juró a su madre que, mientras ella estuviese viva, jamás hablaría públicamente sobre ese hombre que admiraba y fue el compañero de su vida. Pero ella falleció a mediados del 2017 y Cisneros cree que es hora de que se conozca lo que asegura es "la otra verdad" sobre López Rega, la Triple A y la fascinante historia de su marido con el líder peronista e Isabelita. Lo que sigue es una versión editada y condensada de su charla con Infobae realizada el 28 de diciembre pasado en un hotel de Asunción. —Se mantuvo en silencio durante cuarenta años sin hablar y muchísima gente no debe saber quién es usted. ¿Quiere presentarse? -Yo fui la segunda esposa de José López Rega. Soy la viuda de López Rega, le gusta a quien le guste, le moleste a quien le moleste. Es para mí un blasón de nobleza, porque amé a un hombre siendo una mujer joven y lo sigo amando hasta el día de hoy. Cada día que amanece, lo recuerdo y me siento absolutamente realizada como persona, ser humano y profesional. Pero escucho, leo, apercibo cosas que la gente escribe, me desespero por la cantidad de mentiras que se han dicho. Han creado un personaje desde el famoso "hombrecito" como si fuese el hombrecito de la Luna o el maléfico de una telenovela mexicana. —¿Algo más? -Sí, otra cosa. Han dicho que soy una loca. Acá no hay ninguna loca. Hay una persona con un coeficiente intelectual muy superior al normal, mi obra musical ha sido comparada con la de Beethoven y la pueden escuchar en YouTube. Quiero dejarlo bien en claro, porque saldrán los agoreros de siempre a decir cualquier cosa que no es. Yo contaré la verdad de mi matrimonio de 13 años con José López Rega desde el 24 de diciembre de 1976 hasta el 9 de junio de 1989 que él murió en mis brazos. Yo cerré sus ojos, no había nadie presente. Vinieron unos minutos después gritando, vociferando y llorando algunos pero el ya no estaba, se había ido de este mundo. La gente miente de una manera espantosa, han llegado a decir que él había hecho una iniciación de vudú, que habían suspendido en el aire a un buey, que le abrieron el vientre del buey vivo y que las vísceras del buey cayeron sobre mi esposo que quedó cubierto en sangre durante siete días para tener poder. Ni en África pasa eso. ¿En cabeza de quien pueden decir eso? No pasa eso. Ven películas y las imaginan así. Lo peor es que escriben libros y los venden sin conocimiento de causa, sin haber tomado un café con mi esposo. No puedo soportar eso. Usted me preguntará de todo. Y yo diré la verdad. —Empecemos entonces. Describame a su marido. —Un hombre bueno al que hicieron demasiado daño gratuito. Lo acusaron, lo juzgaron, lo condenaron y lo mataron en prisión por mentiras. Si hubiera habido un ápice de verdad, un atisbo de verdad que hubiera deslumbrado en 13 años de matrimonio… Pero dormía sin problemas, ¡un asesino no puede dormir tranquilo! Una persona que manda a matar no puede dormir tranquila. Lo acusaron de ser templario, masón y de la Orden Rosacruz. No fue nada de eso. Fue un simple buscador de verdades. No perteneció a ninguna logia, era un simple trabajador. Jorge Luis Borges dijo la verdad sobre él: "López Rega es el amanuense de Perón, en el más puro sentido medieval". —¿Practicaba la magia negra? —¡Ni la negra ni la blanca! Salíamos a comprar libros en viejas librerías, por eso tengo toda esta cantidad de material. Eso es lo que nos preocupaba, el conocimiento. Los dos siempre fuimos igual. Tampoco nunca fue masón. Yo sí. Yo soy Maestra Rosacruz. Yo soy una alquimista. Puedo convertirlo en un sapo… pero no lo hago porque (usted) es demasiado amable. Hice mis iniciaciones en Francia. Cantaba en la Logia. Cuando me hice cristiana, en el 2004, dejé todo. Era miembro activo de la Logia. Mi esposo no sabía tirar el tarot. Yo lo hacía sin problemas. —Hay un rumor que dice que usted fue la heredera de la plata malhabida de López Rega… —¡Cómo me gustaría! ¡Cómo quisiera! ¡Cómo desearía tener ese dinero bien o malhabido! Me levanto a las 5 menos cuarto de la madrugada a mis 67 años y trabajo hasta las 11 de la noche. Nunca dejé de hacerlo. Nunca tuve una empleada doméstica, ni casa, ni cosas extraordinarias como joyas o viajes. ¡No sé de dónde sacan eso! Otro invento total y absolutamente creado por una mente perversa. Me acabo de cambiar a una casita que es un caos, en el medio de la campaña de San Lorenzo saliendo de Asunción, a 50 minutos del lugar donde estamos. A mí me echaron de la casa de Asunción porque no podía pagar mi alquiler, porque con mi aguinaldo de la Universidad Nacional de Asunción donde enseño tuve que pagar un montón de cosas para arreglar la casa porque además soy rescatista de animales. Tengo 18 gatos que rescaté de condiciones espantosas y 12 perros en las mismas circunstancias. El dinero que se cobró del aguinaldo se fue en eso. No pude pagar ni siquiera mi mudanza, pague un flete. Solo tengo libros y partituras. ¡Cómo quisiera que fuera verdad lo del dinero! Me gustaría que me muestren esa herencia así me voy a vivir a Cannes. —¿Usted es consciente de que López Rega es una persona odiada en nuestro país? —No lo es. Es un sector que lo odia. Un sector que tiene un cierto poder de influir en la gente. Pero hay miles de personas que lo recuerdan con afecto. Lo vimos en su sepelio 30 años atrás. Quiero que usted pregunte por él en el Chaco, en Formosa, en Santiago del Estero. No se deje llevar por lo que dicen los porteños. Acá sabemos cómo son, todo eso viene de la guerra de la Triple A, o sea, de la Triple Alianza. Para una gente, López Rega era un obstáculo. Pero le puedo asegurar que si hoy estuviese en el gobierno, la gente no estaría pasando por lo que está pasando, no habría maltrato a la mujer, no habría la inseguridad que hay. Yo jamás tuve un solo altercado con él en 13 años. —¿López Rega fue peronista? Se lo pregunto porque para el movimiento justicialista sigue siendo una mala palabra… —Los que lo consideran así son los Walking Dead, los dinosaurios… Nunca se imaginaron que tendría la importancia en la historia que tiene, y que él no buscó. Molestaba para los intereses personales. Cuando los veo en televisión, no sé cómo no se dan cuenta, son un espanto. —¿Y entonces cómo cree debería ser recordado López Rega en la Argentina? —Al menos no deberían menospreciar su figura por ser un pobre cabo de policía. Se burlan de su origen, de su nombre, de su forma de trabajo, de su canto, de sus libros. ¡No los leyeron! Se divierten a costa de sus libros. No cruzaron una palabra con él. Hay un fulano que dice que López Rega creó la Triple A. ¡Que me traigan ese papel! ¡Eso es mentira! Nadie le pidió que haga nada. También dijeron que el Ministerio de Bienestar Social era un arsenal. ¿Usted cree que iba a ser tan necio de tener un arsenal ahí? ¿Dónde se entrenaban para salir a matar? Usted no puede salir a matar así nomás. Esos hombres estaban entrenados. Se dijeron muchas ridiculeces. También dicen que tuvo que ver con la masacre de Ezeiza. ¡Si venía en el avión con Perón! —¿López Rega le temía a Perón? —Le respetaba y lo amaba. Era como su padre. Mi esposo tuvo dos defectos: Era demasiado peronista, a muerte. Perón estornudaba y él aplaudía. Segundo: era demasiado argentino, para él en todo éramos los mejores, las carnes, mujeres, paisajes. Pero yo se lo discutía. Somos buenos pero otros países también. Era demasiado patriota. Era un amor desmedido por su país. —¿Qué piensa de los crímenes que cometió? —Dijeron que mandó a matar a Jorge Cafrune desde Paraguay, pero estaba en ese momento conmigo en Suiza. Aparte lo adorábamos. La hija de Cafrune dijo barbaridades de mi esposo. Nosotros éramos admiradores de su padre, conocido como "el cantante del pueblo", porque sus letras hablaban del dolor del pueblo. ¿Para qué matarlo? Jamás. —Cambio de tema. ¿Kirchnerismo no es sinónimo de peronismo? —Claro que no. Kirchnerismo es "lo que puedo agarrar". Perón era "lo que puedo dar". Pero tengo una gran admiración por Cristina, aunque eso me provocará muchos problemas con mi familia. La admiro porque es mujer, les hizo bailar a ustedes al son de su tambor. Chasqueaba los dedos y bailaban a su ritmo. Eso no tiene precio. Ni Evita consiguió eso. Ella es una gran actriz. Perdió su tiempo haciendo político. Presentaba las cosas de una manera que todo el mundo caía rendido a sus pies. Les decía las cosas de frente a todos. Me encanta eso de Cristina. La admiro. También siento eso por Elisa Carrió, es una genia. Solamente que los genios a veces tienen que volverse a la lámpara y quedarse guardaditos y esperar el momento necesario para salir y hacer otro encanto. Me encanta Vidal porque es una magnolia de acero. —Hablando de mujeres, la primera presidenta fue Isabelita, ¿estaba preparada para el cargo? —No. Pero según mi esposo, sí. López Rega le hizo estudiar y leer pero la mujer no tenía preparación para estar donde estaba. Es como que me digan que entre en la política, pero yo soy música. Hay que saber decir que no. —¿Su marido la manejaba a Isabelita como un títere? —No, ella era una mujer de carácter. Primero, él no estaba de acuerdo con que la formula fuese Perón – Perón. Mi esposo había propuesto a Balbín como vice por la salud de Perón. Pero el General le dijo que era un traidor. Perón tenía sus formas: con usted era muy amable, le servía el café, la manteca en la tostadita pero se retiraba usted y había que escucharlo a Perón. Le dijo a mi marido: "La pongo a esta que tengo acá" y mi marido le dijo: "Pero a Evita no le permitió ese cargo…". "Ahora no tengo otra cosa", le respondió Perón. Isabelita accedió. ¿Usted se imagina gobernar la Argentina con los argentinos adentro? Tiene que tener una capacidad y preparación impresionante. —Es una oportunidad histórica y debo preguntarle sobre los rumores que existían en aquellos años entre su marido e Isabelita. —¿Si tenían una relación? —¿Es cierto? —Decían que tenían una relación carnal. Pero él adoraba a Perón, jamás hubiese tocado algo que perteneciese al General, y la mujer era como un bien. Además, Isabelita era flaca y no era el tipo de mujer que le gustaba a mi marido, que deseaba chicas con cierto grado de redondeces. —¿Por qué lo echaron a López Rega del gobierno de Isabelita? —Nadie lo echó. López Rega tuvo un altercado muy grande con la viuda. Ella había comenzado a manifestar ciertas debilidades que él no podía aceptar. Él siempre la comparaba con Evita e Isabelita no lo soportaba. Esa paparruchada de que López Rega quería pasarle el espíritu de Evita a la viuda es una ridiculez. Usted no puede pasar nada de una persona muerta a una viva, ni un vivo a otro vivo si no hay material genético para avalarlo. "Esa debilidad no la puede tener porque usted es Perón", le decía. "Estoy harta que usted maneje mi vida" le respondía la viuda. —¿De qué debilidad habla? —Una debilidad femenina hacia un masculino. Hasta ahí nomás quiero decir. Otro día seré más clara. Mi marido no lo podía soportar. Se estaba enlodando el nombre de Perón. Ella le pidió que se fuera y López Rega renunció. Todo el mundo pensó cualquier cosa. La verdadera razón fue la que le conté. —¿Usted la conoció en persona a Isabelita? —No. Cuando le fui a devolver todos los millones, y tengo los documentos que lo acreditan… —¿Qué le fue a devolver? —Los millones que le había devuelto el gobierno argentino a Perón que estaban en una cuenta suiza. Cuando ella sale de prisión, mi esposo me indica que le lleve todo eso a la casa de Isabelita. Me encuentro en Madrid con su esposa Lolita (N. de E. : en realidad, la ama de llaves de Isabelita y esposa del médico personal de Perón) en Madrid para entregarle toda la información en un sobre y una carta en la que le explicaba todo. Pero Isabelita no quiso salir de la casa: "Está del otro lado de la puerta pero no la quiere recibir, no quiere tener contacto con usted", me decía Lolita. Le pedí un recibo para que nadie diga que me quedaba yo con la plata. Lástima que no lo hice. —¿Cuánta plata era? —Cuatro millones y medio de dólares y un millón de francos suizos. Sentí que hablaba Isabelita del otro lado pero no quería firmar el documento. Lola se quedó a tomar un té conmigo. Pero no puedo decir que la haya conocido. No sé si me daría placer conocer a Isabelita. —¿López Rega se enriqueció con la política? —¿Usted ve riqueza? ¿Dónde? ¿Usted cree que estaría sentada acá si fuese rica? ¡Viviría en Cannes o en Montecarlo! No tengo servicio, no tengo televisión porque no puedo pagar. Estoy en un barrio súper pobre pero muy feliz. —Háblenos de cómo se conocieron. —Le escribí una carta pidiendo zapatos para los chicos de mi escuelita Nº28 en San Benito, Entre Ríos. Su secretario me derivó con Bienestar Social de la provincia. Así es que me convocaron a casa de gobierno de la provincia y fui con mis padres. El encargado fue asesinado en esa época, Mario Paldeti, esposo de una compañera mía del Liceo Nacional. Este hombre me dio zapatos para toda la escuela, me contacta con el gobernador y sigo escribiendo cartas agradeciendo a quien sería mi futuro esposo. Me contesta su secretario Carlos Villone en varias oportunidades. En la cuarta carta, López Rega me contesta directamente. Creía que como entrerriana era pulposa, grandota como Dominique de TN (N. de. E. : se refiere a la periodista Dominique Metzger). Siempre que la veo digo, "menos mal que no te vio mi marido…". —¿Y cómo sigue la historia? —Bueno, López Rega me pedía fotos todo el tiempo pero no le quería mandar porque sabía que no me aceptaría. Entonces él renuncia. Se va a Brasil y después se va a Puerta de Hierro con autorización de su anterior esposa. Yo tengo esos papeles. Seguimos intercambiando cartas. Me manda a decir dónde estaba y yo respondía inflamada de amor. No le había contado esa historia a nadie hasta que le cuenta a su hija sobre una chica de Paraná que quería estar con él. "Hacela venir, usala un poco y después la tiras" le respondió la hija, Norma López Rega, acerca de mí. Entonces me mandó a buscar con Ana María Gil, azafata de Aerolíneas Argentinas, esposa del comisario Rodolfo Almirón. Me llevó un pasaje de ida y vuelta a Madrid sumado a 10 mil pesetas para gastos. Al otro día renuncié a mis trabajos en las escuelas y subí al avión a Madrid. Me recibió la esposa de Almirón y Miguel Báñez con su esposa. Ahí aparece mi primera foto. Me indican la dirección dónde estaba en Suiza. El 17 de octubre de 1976 le cantamos todos por teléfono, desde una cabina, el feliz cumpleaños. Me dio la dirección en Ginebra, jamás me olvidaré de ese momento. —Cuéntenos detalles de cómo fue ese primer encuentro. —Él me esperaba en la puerta. Había empezado a nevar. No pude reaccionar cuando lo vi. En mi vida jamás había visto un hombre tan hermoso. Tenía luz en su rostro. Caía la nieve y cuando me miró, casi le da un ataque. Yo formaba parte de un ballet en Paraná de danza moderna y contemporánea y estaba muy flaca. —Él sabía que usted era varios años más joven… —Eso sí, pero yo pesaba entonces 45 kilos, tenía el pelo cortito y usaba anteojos. Era lo contrario de lo que pensaba que yo era. La desilusión que tuvo ese pobre señor fue terrible. Lo miraba embobada. "M'hija, no me esté mirando tanto que no soy un payaso de circo", me dijo. Comimos juntos y después se dio este diálogo. "¿Tuviste novio alguna vez? ¡No! ¿Tenés hijos? ¡No! ¿Me vas a decir que vos sos virgen? Sí. "Lo último que me faltaba". Al otro día, al despertarme, me dijo que me vaya a España a llevar una carta. "Llevá la carta, andá con todas tus cosas, quedate unos días en España y regresá a Argentina". "Pero yo vine para quedarme" "!No! –me dijo- M'hija, vos sos demasiado joven". No quería decir que yo no iba con la idea física que él tenía. "Sos joven y no quiero tener problemas, encima no tenés experiencia con hombres, ni siquiera sabés besar". Tenía 25 años. Me fui al avión a España. Esto fue el 18 de octubre de 1976. —¿Y qué hizo? —Fui a una iglesia en España, me senté, fui a rezar, me confesé porque era católica y le pregunté al sacerdote qué hacer: "¿Debo ayudar a una persona o dejarla sola?". El sacerdote me respondió: "Ayude". Solo una persona sabía esta historia. Cambié mi pasaje y volví a los dos días a Suiza. Espere allí hasta que alguien abrió la puerta y subí. Se encontró conmigo y le dije "Vine para quedarme y me quedará". Me quedé hasta el final de sus días. —¿Cuáles fueron las últimas palabras que le dijo? — Fueron en la prisión Unidad 22, agarró los barrotes con sus manos y me dijo: "Yo me voy. Solo te pido que me sigas queriendo". Lo sigo queriendo, lo amo, honro su nombre cada día que amanece, pero no siempre se puede estar contenta. Hago lo mejor que puedo. Escucho nuestras músicas, lo veo en YouTube. Cada día interpreto su música en el piano. Le sigo hablando, siempre está conmigo, nunca me dejó, está ahora presente con nosotros en este momento. La Argentina no supo ver lo que tuvo, creyeron las invenciones y mentiras sobre López Rega de gente con intereses creados, bajos. Él cumplió un ciclo y estaba contento. ¡Qué lástima que no supieron ver lo que hizo por el país! SEGUÍ LEYENDO: El encuentro de López Rega con Galimberti y un pedido increíble: "Perdoname, Lopecito"
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