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No hay mañana: River y Boca definen al campeón de la Copa Libertadores en una final histórica

El Monumental será testigo del partido de clubes más importante del fútbol argentino. El Millonario quiere su cuarto título y el Xeneize va por el séptimo. Los técnicos juegan al misterio con las formaciones.

La espera terminó. Se viene una definición a todo o nada. Por la gloria eterna. Para quedar en la historia. No hay mañana. Este sábado, los hinchas de River y Boca arrancan el día con una de esas frases en la cabeza. O con todas. Otros no pudieron ni pensar, imaginando lo que se viene: la final de la Copa Libertadores, en la que se definirá quién será el campeón en un mano a mano que será recordado por siempre. Dos semanas después del emocionante 2-2 en la Bombonera, ahora es el turno de jugar en el Monumental desde las 17, con arbitraje del uruguayo Andrés Cunha y televisación de Fox Sports, en lo que será un choque que ni el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se quiso perder. Es por eso que el operativo de seguridad contará con dos mil efectivos, seguridad privada y tres anillos de chequeo para evitar entradas falsas. El estadio lucirá completo de hinchas del Millonario y lleno de energía. Las 66 mil almas alentarán (que recaudaron más de 100 millones de pesos, todo un récord) a sus jugadores igual que pasó en la cancha del Xeneize en la ida. Los equipos que dispondrán tanto Marcelo Gallardo como Guillermo Barros Schelotto son un verdadero misterio, ya que poco han dejado ver de sus entrenamientos durante la preparación, haciendo rotaciones de jugadores y esquemas incluso más de una vez por práctica. El local tiene que reemplazar a Rafael Santos Borré (suspendido por acumulación de amarillas). Con Ignacio Scocco lesionado, la primera opción para ese lugar se cayó. Entonces el Muñeco (que sigue suspendido y estará en un palco pero sin comunicación ni contacto con sus jugadores) duda entre Rodrigo Mora y Juan Fernando Quintero, lo que cambiaría el esquema dependiendo de quién juegue. Con Mora se mantendrían los dos puntas (el otro es Lucas Pratto), pero con Juanfer habría dos responsables de armar juego (él y el Pity Martínez) y Pratto como única referencia de área. Otra variante que realizará Gallardo con respecto a la ida es el regreso del capitán Leonardo Ponzio, recuperado de una lesión muscular, quien ingresará por Lucas Martínez Quarta. En la visita el panorama es parecido, pero con más variantes. Con Esteban Andrada casi de seguro de vuelta en el arco por Agustín Rossi tras la fractura de mandíbula, la gran incógnita es cómo suplir la ausencia de Cristian Pavón, desgarrado. Esta vez, Guillermo no apostaría por el doble 9 con Darío Benedetto y Ramón Ábila, sino que analiza tres esquemas distintos, donde aparecen los nombres del atacante Mauro Zárate, del experimentado Carlos Tevez y del juvenil Agustín Almendra, en ese orden de prioridades. En caso de persistir el empate -no corre la regla del gol de visitante- el partido irá al alargue, donde se jugarán dos tiempos de quince minutos cada uno y los técnicos podrán hacer un cuarto cambio, y eventualmente se llegará a la definición por penales, en la que también se aplicará el VAR. Este cruce será el último de la actual modalidad de finales de Libertadores, ya que a partir de la próxima edición habrá un solo partido definitorio, que se jugará en Santiago de Chile. Además de lograr un nuevo título internacional, que para River sería la cuarta Copa de su historia y para Boca la séptima, alcanzando a Independiente como el más ganador, está también en juego todo lo que rodea al folclore del fútbol y las gastadas de por vida al clásico rival. La gran frutilla de esta finalísima es que el campeón -que ya tiene su espacio reservado en el Obelisco para celebrar- jugará el Mundial de Clubes en Emiratos Árabes en diciembre, con la ilusión de disputar la definición ante el Real Madrid. Se acaban las palabras. Ya no hay mañana. ¡ A jugar!

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