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Todavía cantamos

Consideramos valioso un empate en la Bombonera después de levantar dos veces el resultado y con un atajadón de Armani sobre la hora. Más que valioso, casi una hazaña.

Hay una campaña contra el Muñeco. Boca lo detesta, lo persigue, lo tiene cruzado simplemente porque el Muñeco le hace bien a River. Lo tienen absolutamente marcado con el poder que los caracteriza, que excede el ámbito del fútbol. Apenas voy a mencionar un nuevo arbitraje a favor de ellos en las chiquitas que no son para el escándalo pero van inclinando la cancha y perdonando amarillas claves a Nández y a Wanchope, por no mencionar el invento de foul para el segundo gol de Boca. Son detalles, por supuesto, pero si fueran al revés sería un escándalo. ¿Te acordás del “no fue corner”? Ahora les molestó la descarga del Muñeco después de soportar no poder dirigir a su equipo en el partido más importante de su vida. Seguramente estudiarán si le cabe una sanción por asomarse al balcón y prenderse en los cantitos con la multitud que festejaba lo que se consideró un resultado positivo en la cancha de ellos. Molestó porque fue un empate y festejar empates es visto como de equipo chico. Puede ser que lo vean así para autoestimularse pero tal vez sea exactamente al revés y sólo se trate de un gesto de humildad, un valor imprescindible y del que nos sentimos orgullosos. Consideramos valioso un empate en la Bombonera después de levantar dos veces el resultado y con un atajadón de Armani sobre la hora. Más que valioso, casi una hazaña. Eso debería significar un elogio. Perdón si les molesta ver feliz al Muñeco, pero fue un momento, ya pasó. Ahora está pensando qué inventar para ver si podemos hacer otra final más o menos pareja contra el verdadero Dream Team que inventa goles de todos lados. ¿Nosotros? Perfil bajo. Y guardia alta.

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