Cultura

"Los diarios deben construir relaciones de deseo con el público y con sus lectores"

En su austero despacho del séptimo piso de la Universidad de Columbia, en Nueva York, el redactor es…

En su austero despacho del séptimo piso de la Universidad de Columbia, en Nueva York, el redactor estrella de The New Yorker y dos veces ganador del Premio Pulitzer recibe a Clarín. ¿Cómo evalúa el impacto de los nuevos medios y de las redes sociales sobre el periodismo tradicional? -Hay un duopolio conformado por Google y Facebook. Google tiene a YouTube, y Facebook a Instagram. Esto determinó una disrupción enorme. Cambió el modelo de negocios para todos, y las compañías de medios tradicionales perdieron el control de sus propios canales de distribución de noticias. Por ejemplo, una nota seria y creíble de Clarín, aparece en la web junto a un artículo realizado, no sé... en Macedonia, que no tiene el mismo rigor ni calidad. Las compañías tradicionales han perdido el control del entorno periodístico y esto contribuye a la desinformación y a la confusión de los consumidores cuando tratan de evaluar al periodismo. Antes, los diarios controlaban la llegada de sus productos a cada casa. Ahora, este nuevo fenómeno, ha exacerbado la polarización ideológica y política. Lo estamos viviendo en Estados Unidos. Ustedes conocen muy bien este fenómeno. Las redes contribuyen al avance del populismo, amplifican la polarización. -¿De qué modo la amplifican? - Hay una fragmentación del paisaje de los medios. Antes existía, digamos, una barrera económica para crear un medio, había que invertir. Eso ya no existe. Entonces, cualquiera puede crear una publicación digital y está bien. En general, tiene un efecto democratizador. Pero ha hecho pedazos al modelo de negocios del periodismo tradicional. Se produjo una fragmentación del paisaje de los medios en EE.UU. no solo de los medios sociales sin más ampliamente de lo digital, y una de las consecuencias de la fragmentación es que las barreras económicas para entrar a los medios han colapsado. Cualquiera puede empezar una primera publicación digital, y, en general, tiene un efecto democratizador. Pero ha hecho pedazos el modelo de negocio del periodismo más tradicional. La estrategia del Washington Post era la de ser importante en todas las mesas de desayuno de la ciudad en las que pudiera estar. Hoy eso no basta. Entonces, para conservar la influencia y para ganar dinero, las empresas tradicionales de medios tienen que crear una relación intensa con los clientes propios. Hay que tener casi una relación emocional, generar una comunidad. Esto se ve de manera más obvia en la televisión por cable, donde los canales se han convertido en pequeñas tribus. Está Fox a la derecha, MSNBC a la izquierda y CNN como moviéndose de aquí para allá. Pero ya se empieza a percibir este vínculo emocional en los medios tradicionales, como The New York Times, que han tenido que mover el negocio de la publicidad a la suscripción. Yo estoy suscripto al New York Times. Pago 60 dólares por mes para tener acceso ilimitado a sus artículos. Tengo que tener una identificación profunda para pagar por consumir noticias. -¿Cómo pueden construir los medios esa identificación profunda, ese vínculo emocional? -Tomando partido. Asumiendo posiciones definidas. Tienen que ofrecer cosas que le importen mucho al lector. Los lectores quieren que los diarios reflejen las creencias que ellos ya tienen. Los diarios deben construir relaciones de deseo con el público. En Europa siempre ha habido diarios asociados con los partidos locales o, al menos, los movimientos locales. En Estados Unidos recién ahora está empezando a ser así. Realmente es una vuelta al siglo XIX para EE.UU. Steve Coll, decano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia (izq. ) junto a Ernest Sotomayor, decano de Asuntos Estudiantiles y director de Iniciativas para América latina de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. - ¿Está diciendo que si usted toma partido, eso tiene efectos económicos positivos para los medios? -Sí. Como digo, Google y Facebook, han destruido la base publicitaria de los periódicos e incluso de algunos espacios televisivos. Entonces, en Estados Unidos estamos pasando del negocio de la publicidad al de la suscripción. Antes un diario como The Washington Post tenía un 10% de sus ganancias desde las suscripciones. El diario era casi regalado. El 90 % de los ingresos llegaba por la publicidad. El diario casi gratuito, costaba 45 centavos de dólar. Lo importante era que tuvieras el diario en tu casa. Ahora, en The New York Times, el 60% de los ingresos proviene de las suscripciones, y sólo el 40% viene por publicidad. Y las suscripciones van subiendo y los ingresos por publicidad van bajando. De modo que ahora se le pide a la gente que pague por algo que no pueden ser solo los titulares. Eso se consigue gratis en cualquier parte. Entonces, una de las estrategias que ha usado la gente es asociarse con personas apasionadas por las convicciones populistas… -¿Como hay que enseñar periodismo hoy, frente a todos éstos cambios? -Para practicar el periodismo en los próximos 20 ó 30 años, vamos a necesitar más matemática que la que necesitábamos cuando empezamos nosotros en esta actividad. Porque, para informar acerca del poder de Facebook o Google, puede ser necesario lidiar con algoritmos, plantear preguntas complicadas sobre lo que está pasando en sus plataformas. Incluso ya es necesario hoy para hacer periodismo de investigación sobre el gobierno; trabajar con datos, desarrollar grandes estadísticas de datos, saber verificar y comprender esos datos. Aquí en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia inauguramos un Máster en Periodismo de Datos, estudian algoritmos, codificación, matemáticas. Los profesores son periodistas que saben programación y codificación, y también tenemos profesores que son codificadores de datos que saben periodismo. Empezamos hace 4 ó 5 años. Hay un número creciente de expertos en informática interesados en la cuestiones públicas, que entienden de periodismo y que lo practican. Y a la inversa, periodistas que se interesan por la informática. -¿El periodismo tal como lo conocimos se termina entonces? - Muchísimos alumnos de esta escuela de periodismo de la Universidad de Columbia tienen el sueño de escribir en la Revista The New Yorker. Allí los artículos son de fondo, son notas largas, muy bien desarrolladas, de No Ficción, ambiciosas literariamente, es periodismo serio. Sigue surgiendo una generación de escritores de No Ficción, que tienen mucho éxito. Pero las posibilidades se amplían, no se achican. Por ejemplo, hay una resurrección del film documental. Es muy poderoso eso. Para los documentales, los productores buscan a buenos periodistas que investiguen y que redacten los guiones. Existe un nuevo mundo del audio con los podcast. El periodismo de audio requiere de una especialización específica. Tenemos que enseñar en las escuelas los principios básicos del periodismo tradicional y tenemos --a la vez-- que estar muy atentos a los nuevos soportes, que requieren de habilidades diversas. Tenemos que apoyar a todos los innovadores serios. Señas particulares Steve Coll, periodista brillante y reconocido en Estados Unidos, ganó dos veces el premio Pulitzer. Es el decano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. Fue jefe del bureau de Asia menor para The Washington Post, en India, Afganistán y Pakistán. Hoy es redactor estrella de The New Yorker . El último de sus libros, Directorate S, es una investigación profunda, intensa y sorprendente relativa a las acciones secretas de la CIA en las guerras de Afganistán y de Pakistán. Directorate S, de Steve Coll

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