Política

Carlos Menem condenado: una bomba judicial sobre el Senado, que interpela al PJ y el oficialismo

La nube de sospechas había crecido tras el fallo de la semana pasada, cuando la sala I de la Cámara …

La nube de sospechas había crecido tras el fallo de la semana pasada, cuando la sala I de la Cámara de Casación Penal federal lo absolvió por prescripción aunque ya había sido condenado por el tráfico ilegal de armas a Croacia y Ecuador entre 1991 y 1995. Hasta el jueves por la noche las especulaciones apostaban por otra luz verde para el expresidente Carlos Menem, en la otra causa en la que ya había sido condenado pero a la que aún le faltaba el último sello de la Casación a las mil y una apelaciones de sus abogados. Pero pasó lo opuesto: la sala II del tribunal rechazó el recurso de Menem para seguir pedaleando sobre su bicicleta hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y así quedó firme la condena a cuatro años y medio de cárcel por haberle pagado sobresueldos con fondos reservados de la SIDE a varios de sus ex funcionarios. Excepto que el Tribunal Oral 4 -que lo sentenció el 1 de diciembre de 2015- acepte y responda en tiempo récord el seguro pedido de prisión domiciliaria que los abogados del expresidente ya deben estar redactando, el Senado de la Nación tendría que comenzar de inmediato el procedimiento para desaforar al senador Menem y permitir que la condena firme de la justicia se haga efectiva, tal como tantas veces prometió el jefe de bloque justicialista en esa cámara, Miguel Angel Pichetto. Pero aquella promesa era lanzada al aire con la convicción de que no debería ser cumplida nunca. El dispositivo judicial de impunidad venía garantizando la dilación de los procesos aún después de finalizados, la Casación mantuvo tres años en un cajón la última apelación del legislador riojano, a quien el año pasado la Corte le permitió volver a presentarse a elecciones -y renovar así el vergonzoso salvoconducto de los fueros- justamente porque faltaba el "doble conforme" para las dos condenas que ya tenía sobre su lomo. La primera de ellas era la del tráfico de armas, un expediente que acumuló miles de fojas en 23 años y en el que, pese a que se probó el delito y la responsabilidad de Menem quedó evidenciada desde el comienzo, él fue absuelto por un tribunal oral. Ese fallo fue tan flojo que se ordenó a la Casación uno nuevo. Así fue, y el ex presidente terminó condenado por contrabando agravado: un delito casi venal respecto a las graves acusaciones federales que se habían formulado contra él al comienzo, y de las que supo librarse con la habitual calesita de apelaciones, quejas y vericuetos legales. Ante los dos fallos opuestos, el senador buscó un desempate, que con las ya tradicionales demoras tardó un año más. Y en el que ganó por cansancio: los jueces declararon que se había vencido el "plazo razonable" para el proceso. La noticia cayó como un rayo sobre los despachos judiciales, envueltos en el peor descrédito que hayan conocido. Y también sobre la política, tanto en el oficialismo como en la oposición. Horas antes de que saliera el fallo Menem, el ministro de Justicia Germán Garavano pronunció su fallida frase sobre la inconveniencia de tener ex presidentes presos. En su mente está Cristina Kirchner, pero el ministro ya sabía lo que pasaría con su antecesor en la Casa Rosada. Casual o no, la escena era muy evidente para que la vista de lince de Elisa Carrió la dejara pasar: la diputada detonó la bomba denunciando un posible pacto para atenuar -o extinguir- la novedosa inclemencia judicial sobre ambos ex mandatarios. Ya sabemos cómo escaló esa pelea, aunque no cómo terminará. Así llegamos a la sentencia que este viernes firmó la Casación, esta vez en sentido contrario a la de la semana pasada, ratificando la condena a Menem. A los 87 años, la cárcel sigue siendo una posibilidad mínima para él. Pero el fallo en su contra sembró preocupación en el campamento opositor. El improbable equilibrio de alianzas tácticas, traiciones y arreglos impensados que acostumbra coser el peronismo quedó bajo tensión extrema, porque hay que cumplir el compromiso de votar el desafuero de Menem que tanto habían resistido los senadores de esa fuerza. ¿Qué valor le dará Pichetto a su propia palabra? ¿Cuál será la posición de la senadora Cristina Kirchner, protagonista ella misma de un pedido de desafuero pendiente desde diciembre por la causa del pacto con Irán que denunció el fiscal Alberto Nisman y otro inminente cuando la Cámara Federal confirme su procesamiento en la causa de los cuadernos de las coimas? Crucemos otra vez de vereda para seguir con las preguntas al bloque oficialista que conduce Federico Pinedo: ¿Votará el desafuero de Menem rápidamente, o habrá algún remilgo como el que formuló Garavano y denunció Carrió? ¿Repetirá esa votación respecto de Cristina, o se valdrá del manual Pichetto para esgrimir que sólo hay que atender una orden de la justicia cuando se trata de las poquísimas "sentencias firmes" que producen los tribunales? Las respuestas llegarán en las próximas horas. Y otra vez: Menem lo hizo.

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