Economía

La pobreza fue de 27,3% en el primer semestre y alcanza a 12 millones de personas

La pobreza registró una baja de 1,3 puntos en el primer semestre del año con relación al mismo períod

La pobreza registró una baja de 1,3 puntos en el primer semestre del año con relación al mismo período del año pasado y reflejó en el primer semestre del año una tasa de 27,3%. Sin embargo, evidencia un aumento con respecto al 25,7% que alcanzó durante el segundo semestre de 2017, lo que implica un cambio de tendencia en este indicador social. La indigencia mostró una caída anual al 4,9%, pero subió una décima con relación a los últimos seis meses y se mantiene relativamente estable. Si se proyectan los datos de los 31 aglomerados que mide el Indec a todo el país (incluidas zonas rurales), hay en la Argentina 12,2 millones de pobres y 2,1 millones de indigentes. El primer semestre de 2017 había reflejado una tasa de 28,6% en la pobreza y de 6,2% en la indigencia. En tanto, en el segundo semestre del año esas tasas fueron de 25,7% y 4,8% respectivamente, según los números del organismo que conduce Jorge Todesca. En ese sentido, en comparación con los datos de fin de año, la pobreza es más elevada producto de los impactos de los aumentos de precios, sumado a las volatilidades del tipo de cambio, la baja creación de empleo y la falta de cierre de paritarias. Sin embargo, vale aclarar que los números de pobreza están afectados por estacionalidad, sobre todo por el mercado laboral. Si se toma la medición interanual, salieron de la pobreza más de 400.000 personas entre el primer semestre de este año y el de 2017. En tanto, si se compara con lo que sucedió hace seis meses (con el cierre del segundo semestre) se sumaron a la pobreza 800.000 personas. Otro dato que espanta es que el 41,4% de chicos entre 0 y 14 años son pobres en la Argentina. En el Gran Buenos Aires, en tanto, es donde se encuentra la mayor cantidad de personas pobres en términos nominales: son 3.843.746. Por otro lado, en términos relativos, La Banda (Santiago del Estero) es la ciudad con mayor pobreza del país, con un 44,7%. Lo que se develó hoy oficialmente en los datos que relevó la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec es una foto interanual entre el primer semestre de 2017 -que fue mediocre por el arrastre de la salida de la recesión de 2016-, y la comparación con el primer semestre de 2018, que -al contrario- tuvo un arrastre de la buena actividad con la que cerró 2017. Según los analistas, los números difundidos esta tarde por el Indec no contemplan en su totalidad el impacto de la crisis cambiaria, la significativa devaluación del peso y la fuerte inflación que ya generó licuación salarial y un proceso de reapertura de paritarias cerradas al 15%. Por eso, los expertos consideran que el número de pobreza del segundo semestre será más pesimista que el conocido hoy y anticipan que probablemente registre, cuando se difunda públicamente el año que viene, un crecimiento de este problema en momentos en el que el Gobierno considera que la economía mostraría un rebote tras la recesión prevista para 2018. El cálculo de pobreza por ingresos se calcula entrecruzando los datos de las canastas de pobreza e indigencia que elabora el mismo Indec y que se actualizan con el dato de inflación oficial (IPC Nacional), con los ingresos también registrados por la EPH del organismo. Tanto el Indec, la Universidad Católica Argentina (UCA), como otros centros de estudio comenzaron a ampliar su mirada a metodologías multidimensionales para medir la pobreza. "Como se anticipaba, la estimación puntual de la incidencia de la pobreza del primer semestre de 2018 aumentó con respecto al segundo semestre de 2017, y se mantuvo por debajo de la medición del primer semestre de 2017", indicó Martín Rozada, director de la maestría en Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella. "En términos estadísticos, la tasa de pobreza se mantiene relativamente estable", dijo y cerró: "Hacia adelante espero un aumento de la tasa de pobreza estimada para el segundo semestre de 2018". Agustín Salvia destacó a LA NACION desde México que en la medición interanual la pobreza baja, pero que es claro que hay una tendencia al aumento de este problema. "Se quiebra la tendencia a la caída por lo que empieza a ocurrir en el segundo trimestre de este año. Es claro que los sectores que ya cayeron en la pobreza son los sectores que se habían ido recuperando entre 2016 y 2017. Todavía tenemos valores que subestiman o subregistran el impacto de la crisis", afirmó el coordinador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. "La crisis comenzó a marcar una tendencia en el segundo trimestre de este año y va a marcar una tendencia más profunda en el tercero y el cuarto. Allí vamos a tener una mayor incidencia de la pobreza e indigencia independientemente de la política de compensaciones en materia de asignaciones, pensiones u otras transferencias de ingresos. Además, hay una pérdida de empleo en el sector informal y un fuerte efecto de la inflación sobre los ingresos", aclaró. "La incidencia de la pobreza sigue siendo elevada y afecta al 41,4% de los niños hasta 14 años de edad, frente al 27,3% de la población en general. Luego de haberse producido una mejora en el segundo semestre de 2017, la pobreza vuelve a situarse en niveles similares al primer semestre de 2017", indicó Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef Argentina. Para el experto, según explicó, los tres factores centrales que explican este fenómeno en el primer semestre de 2018 son una fuerte caída del salario real, principalmente de los asalariados no registrados que tienen una fuerte predominancia en los hogares en situación vulnerabilidad, un incremento de la canasta básica total por encima de los niveles de inflación, y una dinámica económica que muestra un relativo estancamiento. "En este escenario, y frente a un segundo semestre de 2018 donde los niveles de incrementos de precios son más elevados, desde Unicef volvemos a instar a que es central blindar los recursos destinados a sostener el sistema de protección social para la población en general y para la niñez en particular", agregó el especialista de la organización. "El que la pobreza no haya aumentado con respecto al año pasado obedece principalmente a que los salarios de los trabajadores no formales del sector privado aumentaron en un 28%, exactamente el mismo valor que el aumento de la canasta básica que se usa para medir pobreza", indicó Jorge Paz, investigador del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde) a este medio. "Por su parte, los ingresos de los trabajadores tradicionalmente no pobres lograron situarse más o menos al 23% de aumento de los precios medidos por el IPC en idéntico período. Además, los beneficios de las AUH se ajustaron al mismo ritmo y su mayor cobertura explica que la indigencia haya caído entre 2017 y 2018", aclaró el especialista. "Este es un juego de suma cero en una macro que no solo no creció, sino que cayó en términos per cápita. El EMAE entre el primer semestre de 2017 y el primero de 2018 arroja un 0% de cambio. El dato de pobreza no está capturando el aumento de precios posterior a junio, producto de la superdevaluación del peso que se registró recientemente. Por eso quizá la sensación de la gente no se sincronice con las cifras de pobreza dadas a conocer", cerró. "Es una suba de un punto y medio", afirmó Daniel Scheintgart, doctor en Sociología de la Universidad de San Martín, que prefiere hacer el análisis semestral, ya que estima no está contaminado por estacionalidad. "Hay un primer trimestre de este año que fue aceptable, pero en el que hay cierto deterioro de los ingresos. Todo se desboca en el segundo trimestre. No es una suba muy alta, pero sí hay altas probabilidades de que los datos del segundo semestre sean bastante peores, con una pobreza llegando al 30%. Ese va a ser el peor momento".

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