"No se me escapa que la obra era un puto desastre… Es una bomba de tiempo que, si estalla, se carga a la compañía a nivel mundial". La frase no la dijo un periodista indignado ni es el comentario de un lector a una nota sobre la corrupción en la central termoeléctrica de Río Turbio, sino un mail interno entre empleados de Isolux, la empresa española que reconoció el año pasado que pagó coimas en Argentina. Ahora la firma quedó en el centro de la polémica, porque figura en los cuadernos en los que el chofer del ex funcionario Roberto Baratta registró durante años el cobro de sobornos a contratistas del Estado. Juan Carlos de Goycoechea, el CEO de Isolux en Argentina, estaba esquiando cuando se enteró de que su nombre aparecía en los cuadernos. El viernes se entregó y pidió declarar como arrepentido. Había trabajado hasta febrero de 2017 en la firma española, cuando lo echaron en medio de acusaciones cruzadas. Quizás, el verdadero origen fue una investigación interna de la compañía a partir de una denuncia de un empleado. Los directivos concluyeron que la firma pagó coimas a funcionarios Ministerio de Planificación en torno a la construcción de la central termoeléctrica de Río Turbio. Los mails internos -publicados por el periódico español El Confidencial– mencionan a un hijo del ex ministro Julio De Vido y el informe identifica como lobistas de dos empresas a los ex funcionarios Axel Kicillof y Sergio Berni. Fuimos corruptos El 8 de julio del año pasado, el periodista Agustín Marco, del diario El Confidencial de España, publicó en un artículo que pasó inadvertido en Argentina un resumen del informe que realizó Isolux a partir del testimonio que prestó un empleado a través del canal de denuncias internas que tenía la compañía, lo que derivó en una investigación que terminó con la empresa reconociendo que se pagaron coimas en Argentina. La denuncia había sido presentada un año antes. El empleado contó con lujo de detalles cómo era el sistema de sobornos e involucró directamente a Juan Carlos de Goycoechea, a quien acusó de crear una empresa llamada GVA, a la que identifica como "una fachada montada" para pagar coimas al Ministerio de Planificación Federal vinculadas a la construcción de la central eléctrica de Río Turbio. De acuerdo con la denuncia, se pagaron sobreprecios a algunos subcontratistas, como las empresas Mi SA y Rafa SA. Según la presentación, la primera entregaba piezas defectuosas y la segunda -que no tenía experiencia- enmendaba con presupuestos adicionales esas fallas. Los nombres de las firmas los habrían aportado desde el propio ministerio. Lo de las piezas defectuosas tiene un link inesquivable en esta historia. Tres días después de que Cristina Kirchner organizara un simulacro de inauguración con olor electoral en la planta de Río Turbio se produjeron dos explosiones en la central. El portal OPI Santa Cruz realizó una investigación en la que demostró que el accidente se produjo por fallas en las soldaduras. ¿Quién da las órdenes? El nivel de participación del gobierno argentino en las decisiones de la empresa española llamó la atención dentro de Isolux. El ejecutivo José Luis Perea estuvo durante casi siete meses de 2013 al frente del proyecto en Río Turbio. En algún momento le preguntó a De Goycoechea por qué había funcionarios nacionales en las reuniones privadas de la empresa. "José, no tengo cómo explicarlo, porque simplemente así funcionan", le respondió el CEO. En julio de 2013 Perea fue trasladado a un proyecto en Cartagena de Indias, Colombia, según su perfil de LinkedIn. Quizás la explicación esté en sus problemas con los funcionarios. Perea estaba en contra del esquema de subcontrataciones, lo que despertó una queja de Juan Marcelo Vargas, uno de los personajes cercanos a Baratta que figura en los cuadernos de Centeno. "Juanca, decile al Perea que no arme reuniones con los subcontratistas a espalda nuestra", le reprochó Vargas a De Goycoechea en un mail. Una chisme: quizás lo más curioso de los cuadernos vinculado a Vargas no tiene que ver con los bolsos, sino con un pedido que le hicieron al chofer Centeno, que en octubre 2005 le llevó dos corderos desde el Ministerio de Planificación a su casa en Libertad 255, en Villa Ballester. El informe interno de Isolux también apunta a Marcelo Delfino, el primero en ser echado de la empresa a raíz del escándalo de corrupción. Era el director financiero del grupo en Argentina, con alcance a Uruguay y Paraguay. Según la denuncia, "atendía a las instrucciones de los funcionarios del Ministerio por encima de las órdenes de los responsables nombrados por el presidente" de la empresa. Hay un mail muy revelador al respecto. Se lo envió el encargado de controlar los gastos de Isolux en Argentina. "Marcelo, el dinero es de la empresa y no del Ministerio, y tengo entendido que ellos no deciden los pagos". La respuesta de Delfino fue particularmente sugestiva: "Si bien ellos no los deciden, hacer pagos sin su consentimiento trae problemas". Lobistas La empresa reconoció en su informe que "se detectaron muchos contratos que corresponden a compromisos políticos". El dossier incluye un listado de esas compañías. Al menos algunas habrían sido parte del esquema de sobreprecios. Pero lo curioso es que también aparece en el recuadro realizado por la propia Isolux el nombre del supuesto contacto, los lobistas. Y ahí relucen dos nombres hasta hoy insospechados en materia de corrupción: el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, y el secretario de Seguridad, Sergio Berni. Kicillof era el contacto con la empresa "Cookins", que parecería estar a cargo del catering de la obra, aunque con ese nombre exacto no figura ninguna sociedad registrada. Berni, en tanto, figura como "viceministro interior" (fue viceministro de Desarrollo Social) y habría sido el contacto con la firma "Logística integral", que se encargó del transporte de personal y la logística. Baratta, a su vez, sería el lobista de Siemens. Y el técnico del Ministerio de Planificación Osvaldo Ramini habría sido el contacto con la empresa Rafa SA. También aparece un tal "Prades" como el contacto con Mi SA y Ji SA. Esta última compañía, que en la investigación aparece como "Jisa", sería propiedad de un hijo del ex ministro Julio De Vido, según Isolux. Justamente un descendiente de De Vido figura en uno de los emails publicados en el dossier. "Acá me han dicho que alguien ha tenido la imprudencia de decirle a Ivovich que se tiene que ir y que deje el árido, no sé si es así, pero deben enterarse que el socio de Ivovich es el hijo del ministro De Vido, con lo cual hay que tratarlo entre algodones para no tener un rollo inmediato", dice el texto. La otra persona mencionada sería el empresario Jorge "Pato" Ivovich, hermano del contador Ariel Ivovich, ex ministro de Economía de Santa Cruz, a quien la prensa local identifica como un "operador de Julio De Vido". El 22 de octubre de 2015, los trabajadores nucleados en ATE, en el medio de un paro, desalojaron "Pato" y a toda la maquinaria de Ji SA, y exigieron la recesión de los millonarios contratos con la empresa, a la que acusaron de desviar fondos hacia el poder político. Ji SA, en los papeles, aparece como una firma de los dos hermanos Ivovich. La crearon en mayo de 2006 para construir obras de ingeniería civil. Del tren bala a Río Turbio Cuando el nombre de Isolux apareció en los cuadernos de Centeno, todas las miradas apuntaron a la termoeléctrica de Río Turbio, adjudicada en diciembre de 2007 por 665 millones dólares y que fue un nicho de corrupción, con once redeterminaciones de precios. Sin embargo, el vínculo de la empresa con los gobiernos kirchneristas es mucho mayor. En efecto, Isolux había sido designada para hacer el famoso tren bala anunciado por Néstor Kirchner el 26 de abril de 2006. Dos años después, la firma ganó una licitación para realizar la obra en un consorcio que incluía a Iecsa, en ese momento de Ángelo Calcaterra; Emepa, de Gabriel Romero; y la francesa Alstom (a través de tres filiales locales). Isolux, además, participó junto a Iecsa en la construcción de dos centrales termoeléctricas en las que se detectaron varias irregularidades. Se trata de Ensenada de Barragán y Brigadier López. En el famoso informe El estado del Estado, la Sindicatura General de la Nación concluyó que se pagaron sobreprecios de alrededor del 70%, al calcular el costo final de las obras con relación a la energía generada. El nombre de Isolux también volvió a ser noticia hace unos días a raíz de una investigación del diario Perfil, que detectó que la empresa le vendió a Sideco Americana, que encabeza Gianfranco Macri, la concesión de seis parques eólicos, que la empresa de la familia del primer mandatario a su vez revendió a la firma Genneia, en una operación por la que ganó 15 millones de dólares gracias a un simple "pase de manos". En los cuadernos Según el llamado a indagatoria del juez Claudio Bonadio, De Goycoechea ordenó realizar pagos de Isolux a Baratta por primera vez el 19 de junio de 2008. Hubo sobornos de hasta seis millones de dólares con cierta regularidad hasta 2010. Luego, en 2013, se retomaron las operaciones. Ese año hay una revelación que se destaca, porque aparece el nombre de la ex presidente Cristina Kirchner, quien habría ordenado que uno de los bolsos sea entregado en la Jefatura de Gabinete. El nombre del CEO de Isolux vuelve a figurar en los cuadernos en 2015. El último pago de Isolux en el que participó el chofer Centeno habría sido el 6 de octubre, poco antes de las elecciones que ganó Mauricio Macri, cuando se entregaron 250 mil dólares a Nelson Lazarte, el desconocido empleado de mesa de entrada que se convirtió en mano derecha de Baratta. SEGUÍ LEYENDO: Los detalles de los traslados de "bolsos" y "paquetes con dinero" entre el Grupo Techint y el departamento de los Kirchner
"Esta obra es un puto desastre": los mails internos de Isolux, la empresa que admitió que pagó coimas
La empresa reconoció en España que pagó coimas en Argentina. En la investigación interna, publicada por el diario español El Confidencial, aparecen los nombres de un hijo de Julio de Vido, Berni, Kicillof, y se explica cómo era el esquema de sobreprecios