Desde mucho antes de las 15, que era el horario oficial de comienzo del encuentro, grupos de manifestantes fueron llegando al centro porteño. Muchos lo hicieron en colectivos escolares naranjas, que quedaron estacionados a los costados de la Avenida 9 de Julio. Otros se trasladaron en transporte público, pese a que el tránsito de la tradicional avenida porteña, por la que pasan además varias líneas de colectivo que circulan por los carriles del Metrobus, estuvo cortado pasado el mediodía. Con pañuelos celestes anudados en las mochilas, sobre la cabeza, en los hombros o en el cuello, nadie quiso llegar hasta el lugar sin algún tipo de insignia que representara su postura contra el aborto legal bajo el lema "Salvemos las dos vidas". La organización se encargó, además del armado de un imponente escenario, de repartir globos celestes y blancos para los más pequeños. Además, un potente sistema de sonido replicaba los discursos de diversos pastores y los distintos números musicales que se fueron sucediendo con el correr de las horas. "Dicen que no tiene vida, dicen que no tiene voz, acá están los que marchamos por la vida de los dos", cantaba un grupo sosteniendo una una bandera enorme. De pronto, desde el escenario se escuchó la voz de una pastora que dijo "buenas tardes, argentinos y argentinas". Entonces la multitud empezó a saltar y a hacer flamear sus banderas celestes. La primera de las conductoras convocó a los presentes a "conquistar el lugar que el Señor" les otorgó y comenzó a enumerar las distintas localidades desde las que llegaron hasta el Obelisco representantes de distintos templos evangélicos. Aunque no hay una cifra oficial, se estima que son más de 4 millones de personas las que profesan esa fe que, a diferencia de otras religiones, no cuenta con una jerarquía marcada ni una cabeza central que dirija a los demás. La principal organización convocante fue la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) que ya ha dado muestras de su gran capacidad de convocatoria y en las últimas horas afirmó que no apoyará "a ningún candidato que promueva el aborto" de cara a las próximas elecciones. "Hemos decidido ser protagonistas de la historia de nuestro país", prosiguió la primera de las oradoras de la jornada. Luego de pedirle al público que elevara nuevamente sus globos e insignias celestes para realizar una gran selfie colectiva, invitó al primer grupo musical de la jornada, los Tupa Noy, una agrupación folclórica que hace, según ellos mismos explican, "chamamé con mensaje de fe". Luego de interpretar algunos temas, los Tupa Noy le pidieron a la multitud llevar adelante todos juntos un sapucay, el grito característico de ese ritmo musical litoraleño. El público, sonriente y entusiasta, aceptó la propuesta y gritó con gran energía. Después de ese comienzo, el ritmo no se detuvo: distintos grupos fueron subiendo al escenario, como también lo hicieron diversos pastores y pastoras. Sonó todo tipo de música ejecutada en vivo: desde rock, pasando por el himno nacional, hasta canciones con ritmo electropop con mensajes evangélicos, que hicieron saltar y bailar a los presentes. Para muchos todo se vivió como una auténtica fiesta. En los breves intermedios, algunos seguían con sus cantitos. Entre otros se escuchó "borombombón, borombombón, sí a la vida, aborto no" y "sí a la vida, señor presidente; no al aborto le dice la gente". Como no podía ser de otra manera, durante el encuentro, que se prolongó hasta que cayó el sol, se leyó un duro documento contra el proyecto de ley que se está tratando en el Congreso nacional. En otro momento, se escuchó, como si se tratara de un partido de fútbol, un estruendoso "Argentina, Argentina" y fueron varios los que exhibieron con orgullo banderas nacionales. Hacia el cierre no faltaron oraciones, bendiciones de todo tipo, brazos en alto y arengas para invitar a todas las delegaciones a hacer una vigilia el próximo miércoles frente al Congreso. Seguí leyendo:
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