Veinticinco años atrás, la investigación conocida como Manos Limpias (Mani Pulite) comenzaba a sacudir a Italia hasta sus cimientos. Un fiscal, Antonio Di Pietro, daba entonces los primeros pasos para exponer una red sistémica de corrupción, la "tangentópolis", que concentraba a sus principales políticos y empresarios. Hoy, Italia ya no es la misma -en algunos aspectos, para peor- y Di Pietro ya no es fiscal. Pero su ejemplo se replicó en otros países, a tal punto que el juez más famoso de América latina, el brasileño Sérgio Moro, estudió y publicó un análisis del proceso Manos Limpias en 2004, diez años antes de iniciar Lava Jato, la investigación que sacude al hemisferio. Ahora, Di Pietro y Moro compartirán una charla en Buenos Aires. Será pasado mañana -el brasileño mediante videoconferencia- en el congreso sobre "Seguridad jurídica y lucha contra la pobreza y la corrupción". Lo organizan el Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia y la Universitat de Girona, con el apoyo del Ministerio de Justicia de la Nación. -¿Cuáles fueron las principales lecciones aprendidas de aquella investigación? -Primero tienes que preguntarte por qué no se hizo antes. Es una pregunta que me hice muchas veces. Durante décadas, políticos, funcionarios y grandes empresarios cometieron muchísimos delitos graves, todos con la certeza de la impunidad. La lección, o más bien la moraleja, que dejó aquella investigación es que sólo un Poder Judicial verdaderamente independiente puede tener la fuerza y la capacidad para llevar a cabo investigaciones que afectan a los "grandes poderes". Un país es realmente democrático sólo si basa sus reglas en la independencia total de jueces e investigadores de los otros poderes del Estado. -¿Qué herramientas volvería a utilizar en su investigación? ¿Qué otras sumaría? -Para evitar que un fenómeno criminal de esas proporciones catastróficas se repita es necesario desarrollar un "control preventivo", investigaciones preliminares sobre quienes desempeñan funciones públicas y gestionan fondos públicos. Por ejemplo, cruzando sus ingresos con los que personajes similares declaran ante el organismo tributario, como también comparar sus estilos de vida. -¿Qué errores evitaría si pudiera revivir aquellos días? -Tanto el poder político como el Poder Judicial cometieron errores. A veces los jueces confundieron a las víctimas con cómplices y a los cómplices con las víctimas, falseando los conceptos que subyacen en los delitos de corrupción y de extorsión (que requiere que el empresario dé dinero al funcionario para evitar preocupaciones peores, como el cierre de su empresa o la imposibilidad de acceder a licitaciones públicas). Y en cuanto al sistema político, debe dejar de hacer leyes que sólo sirven para encubrir sus crímenes, como la amnistía, el indulto o la prescripción. -¿Qué rol deben asumir los argentinos para quebrar la impunidad imperante? -Los ciudadanos no deben aceptar la corrupción como un mal necesario, donde el más fuerte, sin escrúpulos y prepotente siempre vence al más honesto y al más débil. En este sentido, un rol fundamental e insustituible es el del sistema de información que puede y debe actuar como centinela para advertirle al público sobre lo que sucede en el poder. El camino es largo e incómodo, sí, pero cuanto antes se inicie, ¡antes se completa! -Pero ¿qué pueden hacer, en concreto, los ciudadanos? -En primer lugar, tienen que cumplir con su obligación de denunciar aquellos hechos de corrupción que lleguen a su conocimiento. No se puede erradicar la corrupción si los ciudadanos no cumplen con sus deberes cívicos. Y, segundo, los ciudadanos deben tener una posición clara para reclamarle al poder político que les dé a los magistrados todos los recursos y elementos necesarios para cumplir con sus funciones. Pero también deben reclamarles a los magistrados que cumplan con sus deberes y completen sus investigaciones y que condenen a quienes deban ser condenados, sin importar quién sea. Si es necesario, los ciudadanos deben salir a las plazas, a las calles a defender sus derechos. -¿Cuál es su consejo para los jueces y fiscales argentinos que deben (o deberían) investigar y castigar la corrupción? -No me permitiría hacer de maestro para darles un consejo a tantos colegas que arriesgan sus vidas para cumplir con sus obligaciones. Sólo les expreso mi solidaridad y mi apoyo. Y les diré que es hermosa la vida cuando se cumple con las propias obligaciones y deberes.
Antonio Di Pietro: "Los ciudadanos deben exigir a los jueces que actúen"
A 25 años del Mani Pulite, el legendario fiscal italiano que expuso una red sistemática de corrupción llegó al país para dar una charla