La crisis es ahora. La necesidad de la gente es ahora. Los resultados económicos de la administración Macri son malos y con este rumbo no van a mejorar, porque el problema es el rumbo. Hay que ir por otro camino. Un programa para volver a crecer y tener futuro es mejorar la distribución del ingreso y fortalecer el sueldo para reactivar la economía, cuidar el empleo argentino, la producción nacional y la capacidad estatal no solo ordenadora del proceso económico, sino también la capacidad de ser un impulsor principal del desarrollo. Son las propias decisiones que viene tomando Macri desde 2015 las que profundizan el desequilibrio macroeconómico argentino. Decisiones humanas con responsables humanos que tienen nombre. Nada de "tormentas" y otros mecanismos ideológicos ocultadores. Cuando hay daño, hay responsabilidad. Macri decidió abrir peligrosamente ciertas importaciones, antesala repetida de la desocupación. Macri decidió tolerar los manejos erráticos ante la suba del dólar, que eso impactara en los precios, redujera los sueldos y las decisiones de inversión. Macri decidió que las tarifas aumentaran en una proporción irrazonable, en la mayoría de los casos impagables, y que eso planchara los horizontes de las pymes y de la economía de las familias trabajadoras. Macri decidió apostar a este nivel exorbitante de tasas y que volviera la especulación financiera a aplastar toda vocación industrialista en la economía real. Como escribí en mi "Carta abierta al presidente y a la ciudadanía argentina", Macri dijo que volvió al Fondo Monetario "para evitar una crisis". Pero sus decisiones crearon una crisis y por eso corrió hacia el Fondo. De acuerdo con datos de UMET, con vencimientos en moneda extranjera por 49.473 millones de dólares para lo que resta de 2018 y de 2019, los 50 mil millones de dólares del stand by del FMI muy probablemente no sean suficientes, además de ser un problema en sí. Grecia fue al FMI y perdió. Portugal le dijo "no" al Fondo y ganó; acordó la subida gradual del salario mínimo, bajó la tasa de desempleo, subió jubilaciones y pensiones, crece, aumentó sus exportaciones y viene recuperando la inversión pública que estaba hundida por el ajuste. Es decir, estas medidas reactivantes y socialmente justas son la contracara del recetario antiguo, repetido y siempre infeliz que se obstina en seguir el presidente Macri. Esta realidad efectiva muestra que los objetivos económicos del proyecto político de Macri no son sustentables, no son financiables y no son moralmente defendibles. Y no son moralmente defendibles porque desde una ética de la solidaridad digo que una política justa es aquella que nos hace más iguales y libres, y una política injusta es la que ahonda asimetrías y subordinaciones que llegan incluso a ponerse en conflicto con el sentido profundo de la democracia. El peronismo en el que creo y por el que milito se sostiene en tres cuestiones. La primera, debe ser clara y contundentemente opositor a esta restauración neoliberal. La segunda, debe estar determinado con espíritu frentista y amplio a ganar en 2019. La tercera, debe ser consciente de que revertir este camino de ajuste para volver al crecimiento exigirá el empuje de una gran coalición político, social y productiva. Solo la potencia emancipadora de un peronismo popular y moderno tendrá la vitalidad necesaria para reinstalar un proyecto nacional independiente, profundamente democrático y superador de este presente injusto. Lo haremos.
Solo un peronismo unido y moderno podrá terminar con la restauración neoliberal
La crisis es ahora. La necesidad de la gente es ahora. Los resultados económicos de la administración