Política

El gobierno tantea una nueva reforma previsional

Tijeras. Sin documento formal, el Gobierno comenzó a tantear una fórmula para desindexar las jubilaciones, uno de los mayores rubros del gasto público. Se relanzan las negociaciones por el Presupuesto. El Gobierno puso en la discusión con las provincias del nuevo presupuesto 2019, la propuesta de un nuevo cálculo de

El Gobierno puso en la discusión con las provincias del nuevo presupuesto 2019, la propuesta de un nuevo cálculo del aumento a las jubilaciones. Se trata de la propuesta más audaz que les pudieron sugerir los funcionarios nacionales a las provincias, en las rondas de conversación que ocuparon el centro de la actividad en una semana sin reuniones de coordinación, ni grandes gabinetes. La propuesta avanza en un formato que desindexe las jubilaciones y las desenganche de la inflación, algo que quedó contenido en la última reforma del sistema previsional, la que produjo una fórmula de actualización que sumaba a esa indexación a millones de beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo. En las conversaciones sobre una nueva fórmula, también son desacoplados de la actualización por inflación. Los delegados de las provincias escucharon esa posibilidad como la que más efectos puede tener en la reducción del gasto de la Nación. Los que representan a distritos de la oposición son más que escépticos sobre el trámite que tendría, en el Congreso, una nueva reforma previsional a la baja. La mayoría admite entender que un sistema previsional que se actualiza por inflación es una indexación fatal de buena parte del gasto nacional, pero también reconocen que ningún partido ni dirigente — oficialista u opositor — querrá levantar la mano para una ley que repita el debate de la última reforma, que se logró por un acuerdo entre el oficialismo y el llamado peronismo racional. Esta reforma, además, mueve toda una relojería institucional que compromete fallos de la Justicia. ¿Y si hubiera un DNU? Siempre en el nivel informal de las conversaciones de la última semana, en ese caso el oficialismo pagaría todo el costo, y la oposición racional podría ayudar mirando para otro lado. Para el Gobierno pagar el costo de una reforma así es un detalle menor después de echarse en brazos del FMI. Lo hizo por necesidad extrema de gobernabilidad, la misma que lo movió a ofrecer este camino de manera informal. “Lo estamos discutiendo”, me admitió hace unas horas uno de los ministros que participa de ese concilio. Una negociación en la fase oral y todavía sin papeles La oferta de ese programa máximo del Gobierno para reducir el gasto quedó limitada en las últimas horas a la fase oral de la negociación con las provincias. Se entiende que no hubiera papeles en esos encuentros, de los enviados de los gobernadores con las negociaciones de Interior y de Hacienda: sólo palabras para tantear hasta dónde están dispuestos los gobernadores a ceder posiciones y partidas, para mantener la baja del gasto y cumplir el año que viene el número mágico del déficit fiscal del 1, 3% del PBI. ¿No tienen nada escrito? Nada, fue la respuesta de los ministros provinciales, y también los nacionales, cuando se les preguntaba sobre el resultado de las negociaciones. Los papeles que circularon fueron proyecciones que hicieron algunos medios sobre cómo se distribuirán los recortes dentro del reparto por tercios, formato que Nicolás Dujovne marcó para reducir el gasto global en los $300.000 millones. El tercio de las provincias, dicen esos pergeños provisorios, se repartiría según la tablita de la coparticipación. El cómo de ese reparto está también para negociar, siempre sin papeles para no tomar compromisos riesgosos, y para que nadie le tome la palabra a nadie. Cada sector que se acerca a la negociación pregunta por el destino de las grandes cajas, que van ganando protección. Un ejemplo es el destino del Fondo Federal Solidario o Fondo Sojero, que se alimenta con el 30% de lo recaudado en concepto de derecho de exportación de soja, en todas sus variedades y derivados. En esas charlas el Gobierno nacional ha hablado de quedarse con ese fondo durante la emergencia de la misma manera con la que amenaza otras partidas, como el aporte nacional como incentivo a la actividad docente, que ayuda a las provincias en el pago de los sueldos. Frigerio-Pichetto rehacen su vida Esta semana todas estas conversaciones tienen que salir de la fase oral, que hay que desenganchar del concepto freudiano, para que no pase a otras fases más antipáticas y dolorosas que las provincias quieren evitar. Prefieren que se hable de fase escrita y con la presencia de los gobernadores en persona. Como se trata de una ley, es esperable que se reanuden las consultas con los dirigentes de quienes se puede tener un compromiso, para avanzar en la de presupuesto, y eso reconduce a los conocidos de siempre. Rogelio Frigerio se cruzó con Miguel Pichetto en un canal de TV en las últimas horas —estaban invitados a participar en sketches separados— y se comprometieron a hablar esta semana. Mañana se conocerá algo más de este canal que se interrumpió por efecto de la publicidad del pacto de San Isidro —el encuentro de Marcos Peña, Frigerio, Pichetto, Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Sergio Massa— porque está citado el Gabinete nacional. Todo el colectivo político se reencuentra después de una semana de alto proselitismo, con la actuación de Mauricio Macri en las pantallas, y la dialéctica FMI-oposición en las calles, que acompañó a la reunión de los ministros de Finanzas del G-20. Cuando hay más proselitismo de superficie es cuando hay que esperar más acciones encubiertas de los plomeros de la política. El proselitismo explota los recursos del enfrentamiento despiadado, para marcar posiciones. Pero la política en serio busca, muchas veces de manera solapada, entendimientos para que algo funcione alguna vez. Los participantes de aquel encuentro de San Isidro fueron a acordar, no a pelearse. Y no ha pasado nada para que no insistan en lo mismo. Peronismo racional del Senado conspira para sacarle la mayoría a Cambiemos Se entiende la refriega de superficie porque la campaña electoral ya está lanzada, y cada cual toma posiciones para llegar a ese momento con la mayor fuerza. El Gobierno se adelanta sobre el peronismo del Congreso, porque sabe que sin turno electoral este año, la composición de las fuerzas depende de los movimientos internos de los bloques. Lo más notable es el esfuerzo que hace Pichetto para sacar al bloque que preside, del lugar de segunda minoría que tiene hoy frente a Cambiemos y sus aliados. Se tiene confianza en la captura de un senador peronista por Santiago del Estero, para que se sume al interbloque Argentina Federal. Con eso intenta empatar con Cambiemos como primer paso para la captura de otro senador, cuya extracción oculta, que le permitirá superar al oficialismo en la Cámara. Se mueve con la seguridad de que lo hará, pero no se la hace fácil Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero, que estuvo con Macri hablando de plata, pero también de esto. Su bloque legislativo es una bisagra que aumenta el valor en un momento como éste. Primer test electoral: el Consejo de la Magistratura La intención del peronismo del Senado es hacer músculo para un momento clave, aunque poco perceptible aún, que es la renovación de la integración del Consejo de la Magistratura, que se hará en noviembre próximo. Todos los partidos juegan fichas para ese test, que es la elección de representantes de los estamentos de jueces y abogados, en los últimos años un adelanto del humor, aunque sectorial, de ese segmento de influencers en la burguesía, que son los letrados. Ocurrirán entre setiembre y octubre. El oficialismo ya logró que el representante de los académicos universitarios sea un hombre permeable a Cambiemos —lo eligió el Consejo de Rectores en marzo pasado, es el peronista racional Diego Molea, de la universidad de Lomas de Zamora. Es una señal. En el nuevo formato los jueces pueden repetir elecciones anteriores con la participación de las listas Bordó (Ricardo Recondo), Celeste (Luis Lugones), Compromiso Judicial (Juan Manuel Culotta), con amigos del Gobierno. Entre los abogados, Cambiemos se reparte: la UCR se encarga de la elección de los representantes del interior, y alza una nueva figura, la de la marplatense (neé rosarina) Marcela Sánchez Herrero, que encabezará la lista acompañada del cordobés Luis Quassolo. Sánchez Herrero es la mujer de Maximiliano Abad, diputado provincial por Buenos Aires y referente de Ernesto Sanz. Quassolo viene de Córdoba, distrito de Mario Negri, que repetirá mandato por el bloque de Diputados, como el macrista Pablo Tonelli y el kirchnerista Rodolfo Tailhade. El Pro se encarga del representante de la Capital, faena que es un capítulo de sus negociaciones con la UCR de este distrito, para crear Cambiemos en la única plaza en donde no existe. Todo un tema, porque en la Capital gravita Daniel Angelici, lunga manu del macrismo en la Justicia. Por el Senado, le vence el mandato a Ángel Rozas y la movida de Pichetto pretende que se mantengan los dos peronistas, Rodolfo Urtubey y Mario Pais. Lo logrará si el peronismo consigue la mayoría que no tiene. Si no le sale, el peronismo quedará con un solo representante y Cambiemos pasará a tener dos.

To Top