El relato es desgarrador. Tan sólo con escuchar la voz del padre Augusto Gutiérrez se puede percibir la complejidad de la situación en el barrio Monimbó, en la ciudad nicaragüense de Masaya, que fue masacrado en los últimos días por el régimen de Daniel Ortega. "Es un genocidio. No tiene otro nombre", aseguró, desolado y conmovido, durante una entrevista a la radio española COPE. Entrevista que, debido a la fuerte presencia de las fuerzas del régimen y de grupos paramilitares, debió brindar escondido. No pasaron más de dos minutos y medio de reportaje cuando no logró contener las lágrimas. Un gesto que vale más que mil palabras. Su situación, como la de millones de nicaragüenses, es desesperante. Como pudo, con la voz entrecortada, denunció: "El Gobierno está matando (…) Tiene que haber una intervención internacional que detenga esta masacre y que salve a este pueblo". Consultado sobre la ardua labor que está realizando la Iglesia de Nicaragua, pese a ser también blanco de la violencia sandinista, en busca de un diálogo nacional, Gutiérrez aseguró que apoya todo lo que la Conferencia Episcopal propone. Pero aclaró: "Ellos (el Gobierno) no quieren entrar en razón (…) Están empecinados en celebrar el 19 de julio sobre la sangre del pueblo". Gutiérrez es el párroco de Monimbó, el barrio indígena que este martes fue arrasado por las fuerzas de seguridad de Ortega y los grupos de choque del régimen. La represión dejó un saldo de dos muertos. "Monimbó es un barrio indígena, de gente trabajadora, humilde, sencilla, son artesanos, zapateros, trabajadores de la madera, hacen artesanías para el turismo, costuras… De eso vive la gente", relató el cura. Pero eso no es impedimento para el régimen de Ortega, que avanza a mansalva sobre toda la población que se opone a las atrocidades del sandinismo. "Los paramilitares entraron al barrio, uno de los más grandes de la ciudad de Masaya. Han sido cuatro horas de ataque con armamento militar pesado, destruyendo las iglesias. A algunos les han amenazado de muerte, pero hemos dado la cara porque es muy injusto lo que el gobierno está haciendo", narró Gutiérrez, sobre la jornada de violencia que vivió Monimbó este martes. Mientras el gobierno tilda a los manifestantes de "terroristas", éstos apenas "se defienden con lo que pueden, con piedras y artesanía de pólvora". Los paramilitares, en tanto, asesinan a la gente civil con armas de guerra. "Esto no puede ser, no pueden seguir gobernando. Estamos en una situación de completa emergencia", consideró Gutiérrez, quien advirtió que esta situación no sólo ocurre en Masaya, sino "en toda Nicaragua". El lunes, por ejemplo, "mataron diez campesinos en el norte del país". El último fin de semana Masaya, al igual que Dirá y Catarina, ya había sido víctima de la "Operación Limpieza" del régimen, que dejó diez muertos. Seis de ellos en Masaya. Este brutal avance sobre el sur del país provocó la indignación y la reacción de la comunidad internacional. Doce países de América Latina, Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU condenaron la violencia contra la población y exigieron el cese de la represión, que en más de tres meses y medio de protestas dejó más de 300 muertos. Este miércoles, por su parte, la OEA aprobó una resolución en la que se suma a este pedido, y además exige la realización de elecciones anticipadas en marzo de 2019, tal como propone la Iglesia nicaragüense. Sobre el final de la entrevista, Gutiérrez envió un conmovedor mensaje, entre lágrimas, tanto a España como a toda la comunidad internacional: "Por favor al gobierno de España, y a todos los gobiernos del mundo, no nos dejen morir. Por favor, intervengan, hagan algo". MÁS SOBRE ESTE TEMA: Intelectuales de todo el mundo denuncian los graves abusos a los derechos humanos en Nicaragua La OEA exige elecciones anticipadas en Nicaragua para marzo de 2019
El desconsolado llanto de un cura que explica las masacres del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua
Augusto Gutiérrez, párroco del barrio Monimbó, en Masaya, relató la represión de las fuerzas de seguridad y los grupos paramilitares en esa región indígena del sur del país. "Es un genocidio", aseguró