En el Senado tomaron la posta que les entregó la Cámara de Diputados y que esta, a su vez, recibió de la Casa Rosada. Se escribirá desde mañana un nuevo capítulo del manual de torpezas argentinas en materia de servicios públicos. Es verdad que no es un título taquillero, pero la trama sí lo es. Los legisladores, alentados por el arco opositor más homogéneo desde que asumió el presidente Mauricio Macri, están a punto de sancionar una ley que beneficiará, entre otros, a ellos mismos. Así son los remedios argentinos. Los voceros del peronismo unido, la izquierda, los partidos provinciales e incluso figuras del oficialismo repitieron hasta el cansancio que ellos sí podían hacer frente al aumento, pero que "la gente" sufría por las tarifas. Ahora bien, la mediocridad legislativa, la ceguera política y el oportunismo demagógico encontraron una manera de solucionar ese problema del colectivo llamado "la gente". ¿De qué se trata? De una ley que nuevamente favorece el vicio que se quiere combatir: se aplica a todos, tengan o no tengan problemas para pagar la suba. La primera pregunta sería simple: ¿por qué acudir otra vez a remedios generales cuando existe una enorme mayoría que no reclama pagar menos IVA en la factura de electricidad? ¿Por qué, en el extremo, un diputado o un senador que dice en el recinto que puede desembolsar el dinero como para saldar la cuenta se tiene que beneficiar de una ley que lo exculpa de pagar un impuesto? ¿No será mejor destinar el esfuerzo fiscal para solucionar los problemas de los que sí tienen dificultades con el nivel de los precios de los servicios, como las pymes y los comercios? Imposible pedirle tanto al imperio del oportunismo político. Claro que el desaguisado que se está por cometer en el Congreso tiene un capítulo anterior que protagonizó la Casa Rosada. El Presidente, en un mensaje grabado y con poco de frescura, alertó sobre el impacto que tendrá la ley. Macri hablaba de las bondades de la iluminación LED por sobre la bombita tradicional, casi una conversación de la pasta del domingo al mediodía. Increíble en un país donde hay un ministro de Energía y una Subsecretaría de Eficiencia Energética. Hay pocas maneras de lograr que los usuarios modifiquen su patrón de consumo, en este caso, de electricidad. Los cortes son una de esas herramientas. No hay, no se consume; si el quiosco está cerrado, no consume golosinas. La otra, las tarifas; si los caramelos están caros, pues comprará menos. Podría entregarse una enorme recompensa a quien encuentre una campaña de concientización de consumo energético masiva; quedaría vacante. La Argentina inició un proceso de aumento de los caramelos mientras los chicos comían sin control, a precio de regalo y con el quiosco abierto 24 horas. ¿No será mejor acompañar ese momento con una campaña sobre los beneficios para la salud que trae aparejado llevarse a la boca tantas golosinas? El peronismo, unido detrás del rumbo marcado por el kirchnerismo, volverá a la vieja fórmula. Congelar tarifas para todos y que ese universo no pague IVA, entre otras cuestiones. Será un parche aplicable solamente a la jurisdicción nacional, ya que el Congreso no tiene facultades para todas las provincias. Se calcula un costo para el fisco de $43.000 millones, de los cuales la gran mayoría beneficiará a usuarios que podrían costear la suba. Con solo direccionar una parte a quienes de verdad están perjudicados se podría haber resuelto. Pero la demagogia golpeó a la puerta y la política argentina, una vez más, la abrió de par en par.
El populismo energético está a punto de regresar
En el Senado tomaron la posta que les entregó la Cámara de Diputados y que esta, a su vez, recibió de