Sociedad

El Himno Nacional cumple 205 años: es la partitura clásica más antigua del país

Compuesto con versos de Vicente López y Planes y música de Blas Parera. La versión completa

La partitura de música clásica más antigua que se escribió en el país y que aún se conserva cumple hoy 205 años: se trata del Himno Nacional, la composición de Blas Parera adoptada como "marcha patriótica" por la Asamblea del año XIII que, según el investigador Patricio Matteri, es "base fundacional de la música académica argentina". "Musicalmente hablando el himno no presenta nada raro para su época pero los investigadores consideramos que esa partitura manuscrita es base fundacional de la música académica argentina", dijo a Télam Matteri, integrante del Instituto de Investigación en Etnomusicología de la Ciudad de Buenos Aires. El director de orquesta aseguró que "hasta el momento no se encontró una partitura más antigua y bajo las influencias europeas de la época". La música del "Oíd mortales. . . " fue creada por el exiliado catalán Parera a pedido del abogado y escritor Vicente López y Planes para acompañar la letra que había elaborado por encargo de la primera asamblea constituyente, según describe Carlos Vega en su libro "El Himno Nacional argentino". Según el texto, "el músico, que desde hacía 13 años sobrevivía en Buenos Aires como profesor, organista en iglesias o director de orquesta en obras teatrales, se asoció con sinceridad a una empresa que él pudo haber supuesto tan precaria como las anteriores, pero que esta vez estaba destinada a inmortalizar su nombre". Finalmente, la asamblea seleccionó la obra entre varias propuestas, y el 11 de mayo de 1813 la instituyó como "la única marcha nacional" que debía cantarse de allí en adelante en los actos públicos. La única partitura original que se conserva de aquella época está en el Museo Histórico Nacional. "Es una versión manuscrita sólo de la parte del piano. Se supone que fue escrita por Blas Parera porque llegó al museo en 1916 donada por las tres hijas del poeta Esteban de Luca, cuyo padre había estudiado con Parera", contó Matteri. Comparando esa partitura con otras de la época y el acta de la Asamblea del año XIII, que enumera los instrumentos y cantantes que intervinieron en la primera versión del himno con orquesta, se realizó "la primera reconstrucción e interpretación orquestal", de la que Matteri participó como investigador. El especialista recordó que "ni la música ni la letra ni la extensión" que se conocen hoy como propias del himno nacional argentino son originales, ya que fueron reformadas en reiteradas oportunidades: en el caso de la partitura, la versión actual corresponde a Juan Pedro Esnaola y fue realizada en 1860. Matteri aseguró que la música del himno tiene "claras influencias de Mozart y Haydn", cuyas obras ya habían llegado al Río de la Plata, y la clave son los "tópicos" intercalados "de marcha militar o de caza" para "trasmitir los sentimientos de una letra que tenía características bélicas y antiimperialistas". "Se estaba buscando la unidad de un pueblo, y la música siempre tuvo ese resultado. La idea era crear una pieza que hablara del espíritu nacional y la letra tiene una finalidad de adoctrinamiento o pedagógica", dijo. Cuatro años después de haber compuesto la música del himno, Parera abandonó misteriosamente el país para no retornar jamás. "Al parecer empezó a ser amenazado por sus opiniones políticas o por su origen catalán y se fue a Brasil, razón que explica por qué no tenemos otro manuscrito suyo", conjeturó Matteri. Asimismo, consideró "inverosímil" que la música del himno haya sido creada en una sola noche "en un rapto de genialidad musical" -como dice la tradición- y también descreyó de que la primera interpretación orquestal haya sucedido en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, como quedó inmortalizado en un famoso cuadro de Pedro Subercasseaux. "Puede haber pasado que Parera le haya mostrado el himno y le haya pedido que cantara algunas estrofas antes de que se estrenara pero no que lo haya tocado con la orquesta. Es sólo una idealización, el problema es que se enseña como cierta en textos y representaciones escolares", argumentó. Respecto a las versiones que músicos populares argentinos como Mercedes Sosa o Charly García realizaron del himno nacional o la que se tararea en las canchas, Matteri afirmó que le parece "perfecto", porque "el himno no es de nadie y es de todos". El 24 de abril de 1944 quedó establecida la letra oficial tal como se la conoce hoy. Esta letra corresponde a la versión original del Himno: oficialmente, se interpreta sólo la primera cuarteta de la primera estrofa, los últimos cuatro versos de la novena y el coro final. I ¡Oíd, mortales!, el grito sagrado: ¡libertad!, ¡libertad!, ¡libertad! Oíd el ruido de rotas cadenas ved en trono a la noble igualdad. Se levanta a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación coronada su sien de laureles y a sus plantas rendido un león. II De los nuevos campeones los rostros Marte mismo parece animar la grandeza se anida en sus pechos a su marcha todo hacen temblar. Se conmueven del Inca las tumbas y en sus huesos revive el ardor lo que ve renovando a sus hijos de la Patria el antiguo esplendor. III Pero sierras y muros se sienten retumbar con horrible fragor todo el país se conturba por gritos de venganza, de guerra y furor. En los fieros tiranos la envidia escupió su pestífera hiel. Su estandarte sangriento levantan provocando a la lid más cruel. IV ¿No los veis sobre Méjico y Quito arrojarse con saña tenaz, y cuál lloran bañados en sangre Potosí, Cochabamba y La Paz? ¿No los veis sobre el triste Caracas luto y llanto y muerte esparcir? ¿No los veis devorando cual fieras todo pueblo que logran rendir? V A vosotros se atreve, argentinos el orgullo del vil invasor. Vuestros campos ya pisa contando tantas glorias hollar vencedor. Mas los bravos que unidos juraron su feliz libertad sostener, a estos tigres sedientos de sangre fuertes pechos sabrán oponer. VI El valiente argentino a las armas corre ardiendo con brío y valor, el clarín de la guerra, cual trueno, en los campos del Sud resonó. Buenos Aires se pone a la frente de los pueblos de la ínclita Unión, y con brazos robustos desgarran al ibérico altivo león. VII San José, San Lorenzo, Suipacha. Ambas Piedras, Salta y Tucumán, la colonia y las mismas murallas del tirano en la Banda Oriental, son letreros eternos que dicen: aquí el brazo argentino triunfó, aquí el fiero opresor de la Patria su cerviz orgullosa dobló. VIII La victoria al guerrero argentino con sus alas brillantes cubrió, y azorado a su vista el tirano con infamia a la fuga se dio; sus banderas, sus armas se rinden por trofeos a la Libertad, y sobre alas de gloria alza el Pueblo trono digno a su gran Majestad. IX Desde un polo hasta el otro resuena de la fama el sonoro clarín, y de América el nombre enseñando les repite: ¡Mortales, oíd! Ya su trono dignísimo abrieron las Provincias Unidas del Sud! Y los libres del mundo responden: ¡Al gran Pueblo Argentino, salud! Coro: Sean eternos los laureles que supimos conseguir: coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir. (originalmente, al final de cada estrofa)

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