Lidera las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de Colombia y se muestra, con sus 41 años, como una de las nuevas caras del país. Opositor al gobierno de Juan Manuel Santos, Iván Duque buscará el próximo 17 de mayo llevar al uribismo nuevamente al poder, en representación del partido Centro Democrático (CD). En el marco del seminario internacional que celebra esta semana Fundación Libertad, uno de los think tanks más importantes de Argentina, el ex senador y actual aspirante a la presidencia de Colombia dialogó con Infobae en Buenos Aires de todo: su plan de Gobierno, las urgencias del país, los acuerdos de paz, Venezuela, la Unasur y la corrupción en América Latina. "Legalidad, emprendimiento y equidad son los tres elementos en los cuales estamos concentrando nuestro mensaje para alcanzar una reducción sostenible de la pobreza", adelantó el delfín político del ex presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), quien fue uno de los disertantes en el foro desarrollado en la Legislatura porteña. "La lucha contra la corrupción va a ser una de las banderas centrales de mi Gobierno", agregó. -¿Qué análisis hace de la actual campaña presidencial, y cuáles son los temas más urgentes a tratar? -Estoy muy contento de la campaña que hemos hecho. Es una campaña alegre, positiva, recorriendo el país, ganando afecto, entusiasmo… Estamos trabajando intensamente, pasando el mensaje de nuestro programa. Tenemos cuatro semanas adelante, donde queremos intensamente lograr construir el anhelo de ganar en primera vuelta. Los temas grandes de la agenda nacional: el primero es un tema de legalidad. Colombia necesita recuperar la confianza en las autoridades, que el criminal que las hace las pague. Nosotros vamos a enfrentar con mucha determinación la corrupción; que tengamos además la capacidad de evitar que la impunidad sea un factor creciente en lo que tiene que ver con la sanción de los grupos armados. Segundo emprendimiento: Colombia tiene una economía que está muy afectada. Con un crecimiento muy mediocre, una proyección de crecimiento potencial del 3, 5% que es insuficiente para sacar de manera dinámica a mucha gente de la pobreza. Entonces recuperar esa economía, con vigor, diversificarla, estimular la generación de empleo a través del desarrollo empresarial, me parece que es el segundo gran desafío. Y el tercero es un desafío social. Hay una enorme cantidad de ciudadanos en la informalidad. Y esa informalidad repercute negativamente en todo: en la pobreza, en la cobertura pensional, en la sostenibilidad del sistema de salud. -¿Quién es Iván Duque? -Yo soy una persona que ideológicamente me defino en el extremo centro. Soy parte de una generación que quiere superar esos debates anacrónicos de izquierda y derecha, y poner a Colombia a pensar en el futuro. Que los pilares de legalidad, emprendimiento y equidad, sean la base de construir un país que dinámicamente aumente el ingreso per cápita, reduzca la pobreza, diversifique la economía… Y obviamente me siento muy contento de trabajar en equipo, con un partido nuevo, un partido disciplinado que ha hecho historia en su paso por el Congreso. Es un partido que tiene cuatro años, que ha demostrado que se puede hacer política con decencia, que puede derrotar las maquinarias tradicionales de la política a base de principios, argumentación y propuestas. Espero ser el Presidente de Colombia para trabajar con mi bancada en el Congreso para sacar esta agenda de reformas, y quien va a ser el líder de esa bancada en el Congreso será el ex presidente Álvaro Uribe. -Muchos sostienen que uno de los candidatos a la presidencia de Colombia (Gustavo Petro) tiene un discurso similar al del chavismo en Venezuela. ¿Está de acuerdo con esta consideración, y teme que si llega a la presidencia el país pueda seguir un camino similar? -Claramente hay candidatos que han simpatizado con esas políticas equivocadas, erráticas y nefastas del régimen de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Nosotros los vamos a derrotar en las urnas. Porque ese modelo de pan para hoy y hambre para mañana, ese modelo de sembrar el odio de clases, ese modelo de tratar de destruir el sector privado con un dedo expropiador e inquisidor para estigmatizar sectores claramente es lo que no queremos ni en América Latina ni en Colombia. Y tengo el firme compromiso, de aquí al 27 de mayo, ganarme esa legitimidad en la calle. Porque nosotros no vamos a hacer política con miedo. Queremos mostrarle a la ciudadanía dónde está la esperanza, la viabilidad y la sensatez de las políticas que necesita Colombia, y que los ciudadanos las puedan confrontar con los que fueron promotores del chavismo en su momento, que ahora tratan de despercudirse de ese legado, simplemente porque la sociedad colombiana ya se dio cuenta del fracaso. -¿Considera que en los ocho años de gobierno de Santos hubo muchos retrocesos en Colombia? -No tengo dudas. Uno se da cuenta con lo que ha pasado en materia de crecimiento económico. El país había logrado durante el período 2002-2010 multiplicar aceleradamente las exportaciones, la inversión extranjera directa, el número de turistas, la movilización en las carreteras… Teníamos una senda de crecimiento proyectada muy importante. Me parece que en los últimos años las malas decisiones económicas le han pasado factura al Presidente. Haber expandido los gastos permanentes basado en una bonanza transitoria petrolera; haber hecho dependiente la expansión de gastos sociales, de una renta de un producto para el cual no son autosuficientes, igual que el gobierno tratara de sustituir petróleo por impuestos y esos impuestos han asfixiado la capacidad de inversión. Eso ha hecho que el país dinámicamente no esté aumentando el ingreso per cápita. Un tercer error que se le puede atribuir al Gobierno es el haber dejado que la política social se contaminara a la influencia de caciques políticos de muchas regiones del país; muchos de ellos por intereses de corrupción en la contratación del Estado. Entonces, esas tres cosas muestran el deterioro y el retroceso. Pero yo quiero ser el Presidente de Colombia no para gobernar con espejo retrovisor, sino para mirar hacia adelante y hacia el futuro. Espero poner el país en una senda de crecimiento superior al 5%, que nos permita reducir sustancialmente la pobreza. -¿Y qué cosas positivas del actual Gobierno destaca? -Hay cosas positivas. Se han hecho programas sociales, como el que se llama "De cero a siempre", de atención especial a la pequeña infancia. Me parece un buen programa, susceptible de mejores, desde luego, pero es un buen programa. El programa "Leer mi cuento" para fortalecer la capacidad de lectura de los niños en edad temprana, también lo celebro mucho. Me parece que el haber creado un fondo, como el fondo "Impulso", que es un acelerador de pequeñas y medianas empresas, ha sido importante. Pero el lado negativo de haber premiado a ciertos criminales de lesa humanidad, que llegan al Congreso sin haber reparado, sin haber dicho la verdad, sin haber cumplido las penas, es un gran daño al país. Y me parece también que en el manejo económico, y en la política social, ha habido un gran abandono. -A diferencia de estas elecciones, en la campaña pasada uno de los principales ejes fue el acuerdo de paz con las FARC. ¿El proceso de las negociaciones profundizó la división entre los colombianos que estaban a favor y los que estaban en contra? -Yo creo que generó lo que se llamó "polarización". El propio Presidente de la República en la reelección de 2014, con un propósito electoral, quiso dividir a los colombianos entre amigos y enemigos de la paz. Y resulta que todos queremos la paz. Lo que esperábamos es que se hubiera podido escuchar la voz de quienes queremos una paz sostenible, sobre la base de verdadera justicia. Nosotros fuimos a un plebiscito, convocado por el Presidente de la República en octubre de 2016, y ganamos con el "NO". Nunca dijimos que íbamos a destruir la totalidad de los acuerdos, sino hacer reformas importantes. -¿Cuáles serían esas reformas? -Que el narcotráfico no sea un delito político o conexo al delito político, por ende aministiable. Que exigiéramos que la sustitución y la erradicación de cultivos ilícitos fuera obligatorio. Que armas y dineros escondidos implique que los cabecillas pierdan los beneficios. Y cuarto: que no se permita la compatibilidad entre ser miembro del Congreso y estar cumpliendo condenas por crímenes de lesa humanidad. Es un programa sensato, acorde con el Estado de Derecho. Y lo que busca es contener riesgos graves que se están presentando. Ha pasado año y medio desde la firma del acuerdo en el Teatro Colón, y hoy las FARC no han entregado las rutas del narcotráfico, dónde tenía los laboratorios, cómo lavaba los activos, cómo manejaba la cadena de suministro, y adicionalmente cómo ellos tenían vínculos con el cártel de Sinaloa, u otros cárteles en el mundo, como el caso del cártel de los Soles en Venezuela. Producto de no haber exigido que eso se presentara a tiempo, hemos visto que un cabecilla y negociador de las FARC acaba de ser capturado por estar fraguando una exportación de 10 toneladas de cocaína a los Estados Unidos. Entonces me parece que estas enmiendas que estamos planteando, estas reformas que son sensatas, que no son traumáticas, y que lo que garantizan es la protección del Estado, del derecho y de la legalidad, como política de Estado, es lo que yo quiero impulsar como Presidente de la República, y no destruir la integridad de los acuerdos. -Haciendo foco en el cártel de los Soles, hay decenas de denuncias que señalan a Diosdado Cabello como uno de sus líderes ¿El régimen de Nicolás Maduro ha tenido -y tiene- vínculos narcotraficantes con las FARC y el ELN? -No hay dudas de ello. El régimen de Nicolás Maduro y de Hugo Chávez le dieron siempre santuario a las FARC en su territorio. Hoy se lo entregan también a líderes del ELN. Y yo he dicho que esa actitud de Venezuela, de albergar terroristas en su territorio es violatoria a la resolución 1373 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del año 2001, donde se condena que los países alberguen y protejan en su territorio a miembros de grupos terroristas. Como Presidente de la República lo voy a denunciar, iré al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a exponer lo que está ocurriendo allí. Me parece que esa es una razón de más de la comunidad internacional para acorralar diplomáticamente a un régimen dictatorial y deleznable como el de Nicolás Maduro. -Para cerrar el tema del proceso de paz y seguir con Venezuela, ¿cómo ve las actuales negociaciones con el ELN? -Yo veo mal el proceso con el ELN, porque el ELN siempre que se sienta a negociar sigue cometiendo fechorías en el territorio. Por eso he dicho, yo como Presidente de la República, estoy dispuesto a sentarme, o más que yo, que el Gobierno hable con el ELN, pero sobre las siguientes premisas: concentración previa con supervisión internacional; suspensión de todas las actividades criminales; un tiempo perentorio para la desmovilización, desarme y reinserción; puede haber una medida transicional que es la reducción sustancial de penas, pero no la ausencia de penas proporcionales y efectivas. Esos serían los elementos que yo le plantearía al ELN. Y si no los acepta, debemos actuar con toda la capacidad ofensiva de la fuerza pública y toda la capacidad sancionatoria del aparato judicial. -Ahora sí, volviendo a la crisis venezolana, que también impacta regionalmente y, sobre todo a Colombia, ¿cómo planea hacer frente a esta cuestión? -Varias cosas. Primero, urge tener un fondo de asistencia humanitaria en las zonas de frontera de Colombia. Segundo, espero liderar con otros jefes de Estado de América Latina un programa de estatus de protección temporal, de tal manera que los venezolanos migrantes no los absorba solamente Colombia, sino que entre varios países del continente se les pueda dar esa oportunidad de trabajo y de inversión. Tercero, y esto es vital, hay que garantizar la atención en materia de salud y educación de los migrantes venezolanos que entran a territorio colombiano. Pero quiero ser claro: hasta que no termine esa dictadura, el éxodo de venezolanos no va a parar. Por eso yo espero que entre varios presidentes latinoamericanos pueda haber una actuación muy clara que consiste en que los países que no compartimos nada con esa dictadura nos retiremos de Unasur y fortalezcamos el sistema interamericano. -¿Usted entonces seguirá los pasos del actual gobierno de retirarse de la Unasur? -Sí, es algo que propuse hace un año como Senador. Es que Unasur ha sido el gran cómplice de esa dictadura. Ha sido una institución creada, auspiciada y financiada para proteger la ilegalidad de ese régimen. Me parece que ha llegado el momento de retirarse y fortalecer sí el sistema interamericano. Y me parece que entre varios presidentes de América Latina hay que insistir en la denuncia contra Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional. Basta con que un jefe de Estado de un país miembro del Estatuto de Roma pida una investigación de facto para que ya se abra. Yo denuncié el año pasado a Nicolás Maduro, con 76 senadores de Colombia que les pedí que firmaran, y 50 de Chile, una denuncia contra Maduro que logró la apertura de observancia preliminar. Ahora lo que necesitamos es que se le abra una investigación directamente al dictador y que la comunidad internacional acorrale a ese régimen que tiene Venezuela. -¿En los recientes cambios que hubo en la región, en países como Argentina, Chile y Brasil, encuentra una posibilidad de mayor presión contra la dictadura chavista? -Yo celebro que hoy tengamos en el continente una visión mucho más coherente de la que teníamos hace unos años. Sobre todo frente a cosas que están sucediendo. Yo creo que la defensa de la legalidad, de la seguridad como valor democrático, nos une a muchos. Yo creo que la defensa del emprendimiento, versus la estatización, el dominio, la influencia, el poder extorsionador, o si se quiere expropiador de muchos gobernantes, ha traído consecuencias nefastas. Nosotros somos la alternativa y creo que hay presidentes de América Latina que claramente son alternativa. Uno de ellos es el presidente Macri, que ha denunciado a ese régimen, y que además ha defendido una agenda de reformas económicas importantes en pro de una economía libre que comercia, que tiene interacción con el mundo, y no la estatización que es pan para hoy y hambre para mañana. Celebro también la llegada del presidente Piñera, celebro ahora también la llegada del presidente Abdo. Creo que América Latina se ha ido dando cuenta de lo que fue el desastre del populismo y hoy tenemos que derrotar al populismo en las urnas y darle viabilidad a nuestras sociedades con crecimiento económico y una gran agenda social. –¿Qué relaciones espera tener con Estados Unidos? -Yo soy respetuoso de Estados Unidos y sus instituciones, como una democracia antigua, vibrante, sólida, con independencia institucional. Me parece que América Latina tiene que seguir estrechando lazos con Estados Unidos, y tiene que darse en el marco de la cooperación, del diálogo… Entonces me parece que como aspirante a la Presidencia de la República, lo que me interesa es seguir manteniendo una muy buena relación con Estados Unidos. Sobre todo con la institucionalidad bipartidista que ha sido muy importante para la relación de Estados Unidos con Colombia, y que debe ser la base para un mejor entendimiento con otros países del continente. -El caso Odebrecht salpicó a muchos países de América Latina, y fue un reflejo de los niveles de corrupción que se registraron en la región en la última década. ¿Es la corrupción uno de los grandes desafíos de América Latina?
Iván Duque, candidato a Presidente de Colombia: "La Unasur ha sido la gran cómplice de la dictadura chavista"
El aspirante uribista por el Centro Democrático (CD) adelantó, en diálogo con Infobae, que mantendrá la postura de Juan Manuel Santos de retirarse del bloque regional. Sus objetivos de Gobierno, los acuerdos de paz y cómo afrontará la crisis venezolana