A las 22.02 el avión que transportaba a Lula rumbo a la cárcel aterrizó en el aeropuerto Alfonso Peña de Curitiba. Quince minutos después salió rumbo al centro de la ciudad el helicóptero que consumaba el fin de la libertad del ex presidente de Brasil durante ocho años y que es, además, el candidato mejor posicionado en las encuestas para las elecciones del 7 de octubre próximo. Pero Luiz Inácio Lula da Silva no acató de inmediato la orden de presentarse detenido. Antes convirtió en un acto política la misa en honor de su esposa fallecida. “No podrán encarcelar mis sueños”, exclamó en medio de su discurso. Después de la decisión del juez Sergio Moro el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva quedó obligado a acatar la orden judicial. Sin embargo, apareció ayer acompañado de dirigentes sindicales y también de la presidenta electa dos veces y derrocada en 2016 Dilma Rousseff, frente a una multitud que le brindó su apoyo durante la misa de recordación de su mujer María Letizia fallecida en 2017. Visiblemente emocionado, en medio de la ceremonia en honor de doña Marisa, como la llamaban dirigentes sindicales y del Partido de los Trabajadores, Lula recibió el respaldo fervoroso de miles de asistentes. Habían hecho vigilia durante la noche del viernes frente a la sede del sindicato metalúrgico en San Pablo, donde se atrincheró el líder no bien el Supremo Tribunal Federal, la Corte Suprema de Brasil, le denegó el habeas corpus por seis votos a cinco. Allí el fundador del Partido de los Trabajadores saludó cálidamente a la multitud mientras recibía vítores y también cartas de apoyo. “La lucha continúa”, había escrito Lula en Twitter el viernes a la noche. A pesar de que los rumores indicaban que Lula podría entregarse luego de la misa desarrollada ayer, la policía decidió no arrestarlo si esto no ocurría. El numeroso público que formó una suerte cordón en torno del predio impidió el hecho porque la policía quiso evitar incidentes. El comisario Igor Romario de Paula, de la Policía Federal en Curitiba, dijo que ante los “ánimos exaltados”, se optó por buscar una forma de arresto que evitara tensiones. Este fue el segundo episodio en el que periodistas fueron hostilizados por parte del público que participaba de las manifestaciones en defensa de Lula realizadas desde el jueves en el predio gremial. Mientras tanto, el juez Sergio Moro, responsable de la causa Lava Jato, afirmó ayer que era necesario que Lula da Silva, quien no se presentó a la policía, cumpliera de inmediato una sentencia de doce años y un mes de cárcel. Lula fue “condenado por lavado de dinero y corrupción y es necesario ejecutar la pena;así de simple, no veo ninguna razón para postergar más” el arresto, declaró Moro. El juez de primera instancia de Curitiba formuló este comentario durante una entrevista en la que fue indagado sobre una supuesta prisa en determinar el arresto de Lula. “Yo recibo un oficio del Tribunal Regional Federal 4 (de segunda instancia) ordenando la prisión y simplemente la cumplí, no tengo otra alternativa que cumplir las órdenes”, señaló Moro. Por otra parte, la oficina de prensa de Moro precisó que Lula no es un prófugo ya que al no presentarse en Curitiba lo único que hizo fue desechar una propuesta formulada por Moro. Pero luego de que Lula desestimó viajar por las suyas a Curitiba el próximo paso iba a ser entregarse ante la policía de San Pablo. Según trascendidos los emisarios de Lula demandaron a la policía que el imputado fuera arrestado en San Bernardo do Campo. Allí, el ex presidente anunció que se entregar a la policía para cumplir su condena por presunta corrupción en la causa Lava Jato, que la defensa calificó de injusta por “falta de pruebas”. “Voy a atender el mandato” de prisión, afirmó el líder del Partido de los Trabajadores al promediar su discurso de poco menos de una hora en el Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, en San Bernardo do Campo, en la región metropolitana de San Pablo, el sábado al mediodía. Ese es el sindicato del que fuera titular a fines de los 70 y principios de los 80 y en el que estuvo acantonado durante dos días. “Cuando deje la prisión voy salir más grande, más fuerte, más inocente, porque ellos cometieron el crimen político de perseguir un hombre con 50 años de vida política”, aseveró. Lula dijo que a pesar de tener “este pescuezo bajo, voy a ir de cabeza erguida y (luego) voy a salir con el pecho hinchado” de la prisión. En lo alto de un escenario montado sobre un camión con parlantes Lula anunció su decisión ir a la cárcel ante sus seguidores, que respondieron con un sonoro “noooo”. El discurso del líder petista comenzó luego de una misa en memoria de su esposa, quien cumpliría 68 años este sábado. Lula disparó contra el juez que lo condenó, habló de “golpe de estado” y relacionó su condena a prisión con sus actos de gobierno en favor de los desprotegidos, pero también reveló que se va a entregar. “Aquí aprendí a hacer política”, afirmó Lula da Silva, en referencia Sindicato Metalúrgico en San Pablo, al que definió como “mi escuela”. “El golpe de estado comienza con Dilma (Rousseff) y termina con una acción para evitar que sea presidente”, afirmó ayer Lula da Silva, que se mostró “indignado” y atacó su condena a prisión. “El juez Sergio Moro que me condenó por corrupción en la causa Lava Jato mintió. Mientras más me atacan, más crece mi relación con el pueblo”, disparó el ex presidente. “Si no creyera en la Justicia, no habría formado un partido político; soy un ciudadano indignado y tengo convicciones”, fueron algunas de las frases del ex mandatario mientras clamaba su inocencia. “Soy el único ser humano imputado por un departamento que no es mío”, sostuvo luego. “Si el crimen que cometí fue reducir la mortalidad (. . . ) voy a seguir cometiendo crímenes porque voy a hacer mucho más”, enfatizó tras la misa en homenaje a su esposa. “Soñé que era posible disminuir la mortalidad infantil”, acotó al relacionar los ataques en su contra con las políticas sociales que desarrolló en sus gobiernos (2003-2010). También aclaró que no está “contra el Lava Jato”, la causa que investiga hechos de corrupción en su gobierno y en el de Rousseff, y recalcó que vive “el momento de mayor indignación que pueda vivir un ser humano”. La multitud lo aclamó insistentemente al grito “Lula, guerrero del pueblo brasileño” y “Lula, presidente”. Mientras los lulistas asistían al último discurso en libertad en el gremio del cordón industrial paulistano, en Curitiba todo estaba listo para recibirlo en la Superintendencia de la Policía Federal, donde será alojado en una sala de entre 12 y 15 metros cuadrados. A partir de anoche el tornero mecánico comenzó a purgar una condena de doce años y un mes por corrupción y lavado de dinero por haber recibido un apartamento en concepto de soborno de la constructora OAS, según la sentencia del juez Sergio Moro. “Lula Guerrero del pueblo brasileño”, voceó el público en medio de un sinfín de pancartas con consignas como “Lula Inocente” y “Lula Libre”. Durante su discurso de casi una hora Lula, a cuyo lado estaba Dilma Rousseff, contó haber recibido sugerencias para asilarse. “Tuve chances de irme a Uruguay, me decían que lo hiciera (. . . ), que fuera a la embajada de Bolivia, de Uruguay, de Rusia”, reseñó. Ante esas recomendaciones para evitar ser apresado “dije que no estoy escondido, yo no me escondo”, aseguró. Una vez finalizada su intervención se dirigió al segundo piso del gremio donde almorzó con allegados y familiares. La presidenta del PT Gleisi Hoffmann, que estuvo en la tarima junto a Lula, hizo un llamado a los militantes. “Ahora mismo comenzamos la campaña. Vamos para Curitiba, vamos para Brasilia, vamos acampar allá hasta conseguir la liberación del compañero Lula. ” “No nos vamos a descansar”, anunció Hoffmann, que es senadora por la provincia de Paraná. Finalmente Lula fue detenido en la tarde de ayer. Salió a pie del sindicato escoltado por una caravana de otros dos coches, según mostraron imágenes aéreas de TV Globo, el principal grupo . El líder del Partido de los Trabajadores arribó poco antes de las 20 horas locales a la Superintendencia de la Policía Federal de San Pablo donde fue sometido a un análisis médico y de allí continuó viaje hacia el aeropuerto paulista de Congonhas. Abandonó la sede policial a las 20.15 horas en un helicóptero.
“Cuando deje la prisión, voy a salir más fuerte”
El ex presidente transformó en un verdadero acto popular la misa en recuerdo de su esposa fallecida. Lula recalcó que vive “el momento de mayor indignación que pueda vivir un ser humano”.